Duerme el hijo de la libertad.
Cuando yo muera,
¿Acaso será muerte la mía?
Cuando yo duerma,
en el inevitable sueño infinito.
Cuando mi espíritu
rompa cual ave ansiosa de libertad,
estas rejas del cuerpo mió;
Entonces, no quiero lágrimas,
No quiero llanto,
Ni lamentaciones.
Quiero que digan:
Duerme el hijo de la libertad,
aquel que sabe como el ave
remontar el vuelo.
Duerme el hijo de la libertad,
el hijo de patria grande,
jamás de patria chica.
Duerme aquel,
que corre como el río,
y no hay redes,
ni manos,
ni cercados
que puedan detenerlo.
Duerme aquel que es,
como la luz que lo llena todo.
Duerme el hijo de la libertad,
el hijo de patria grande,
nunca de patria chica.
Duerme el hombre:
el que siente el dolor del pueblo,
que ríe en la alegría de la gente.
Duerme el hombre.
Duerme el poeta:
Que canta a Dios, a la vida,
al amor,
a la mujer siempre niña que amo,
dueña de mi corazón.
Duerme el cristiano:
que ama a Dios,
que cree en Dios.
El que predica al Dios
de la vida.
El que ve en la muerte,
La más grande victoria.
Duerme el hijo de la libertad:
el hombre,
el poeta,
el cristiano.
¡Duerme aquel que sabe como el ave,
remontar el más hermoso vuelo!
Obed Juan Vizcaíno Najera.
17-10-1977.