LA CASCABEL (Cuento)
Porfirio se preparaba para ir al campo a su labor, buscaba bajo de la cama la Cuma, el corvo y el tecomate, después de comerse una tortilla y un trago de café ralo, teniendo todos los implementos,E buscaba afanosamente algo, la Ña. Chus, compañera de vida al verlo tan afanado buscando y buscando, le pregunta ¿Que buscás Fio? No ves que ya es tarde y vas tan lejos a sembrar el tunamil, se me han perdido los caites, le dijo. Vos si sos cabezón ahí los dejaste bajo la hamaca, es cierto dijo Fio, me los pongo y me voy…ya me preparaste el almuerzo, acordate que después de chapodar me da una gran hambre. Que me pusiste, para el almuerzo: te puse dos huevos duros, un poco de frijoles amelcochados y dos chenguitas, un poco de sal y unos chilitos del palo que está allá afuera dijo la Ña. Chus, no te vayas a ir sin llenar el tecomate de agua…fíjate que ya se me había olvidado, para eso te tengo a vos para que me recordés, dijo Fío. LLevate un palo, ya ves que las culebras abundan en este lugar…tienes razón dijo Fio, ahí tengo uno largo por si me encuentro con una Cascabel en esta época salen bastante. Se despidió de ella con un abrazo y al chucho le dio una palmadita. Caminaba despacio porque la vereda estaba liza al igual que las piedras, iba con un gran cuidado por cualquier sorpresa que pudiera tener con alguna culebra. No había caminado mucho cuando un pajarillo voló a un matorral, no le despegó la vista, de repente donde se posó el pajarillo, le llamó la atención un color brillante…sorpresa era una Cascabel que enrollada le sonaba los cascabeles, ahí estás infeliz, piensas que te tengo miedo pensó fío, creo que estoy a unos dos metros murmuró. Había que detenerse, lo cual hizo, sin soltar el palo que llevaba, la serpiente había formado la “S” movía los cascabeles con insistencia, Fio se había quedado quieto sin despegar la vista de la serpiente y pensando que enfrente de él estaba la muerte, pero a la vez pensaba que al no hacer algún movimiento de amenaza no podía atacarlo, en ese momento también reflexionaba en su familia e hijos, le prevención de mi mujer me está salvando se dijo, sin embargo, no podía irse porque si se movía, lo atacaría la serpiente, aunque la distancia era más del alcance de la víbora, pero no tenía miedo, solamente la observaba que iba hacer, el tiempo parecía una eternidad, de repente el animal dejó la posición amenazante y bajo con una velocidad increíble, si lo hubiera querido morder lo hubiera hecho ya que se movía con mucha rapidez, se perdió entre unos matorrales, sentía que la suerte le daba otra vez una oportunidad de vida, ya que la muerte estuvo frente a él, por eso le daba gracias al Creador del milagro hecho y que lo protegiera de los demás peligros si hubieran, pasado el peligro siguió su camino pensando lo que acaba de pasar…
FIN
LARA
17/11/24
ADMINISTRADOR
Elias Antonio Almada
el martes