PRÓLOGO
CARMEN SÁNCHEZ CINTAS, UN CAMINO VIVIENTE DE SENTIMIENTOS, UN PERIPLO INSOMNE, PULIDO POR VENTISCAS Y GLACIARES
Por Milagros Hernández Chiliberti
CARMEN SÁNCHEZ CINTAS, constituye, por el fragor e intensidad de sus palabras, y por esa voz estentórea que gime y se enternece en la soledad del tiempo, una revelación de la poesía existencialista del Siglo XXI. No sólo por su capacidad de hacer literatura sobre el concierto de lo cotidiano, -como lo hace con el recuerdo de sus padres y otros seres amados, que consigue elevarlos a la categoría de la unción creativa- sino por esa fuerza motriz que conjuga la ternura con la razón para forjar esa locura patronímica que gesta herramientas líricas, contentivas de una didáctica indispensable, para saciar con sus luces al lector.
Habiendo nacido un 16 de enero en Tijola, Almería-España, desde temprana edad se va a Barcelona y se hace catalana de corazón. Su vocación por la docencia, su indiscutible habilidad en la expresión artística y su amor por la tierra y la sociedad que la vio crecer, la convierten en una poeta de singular valor. Y es en esa influencia que crece su poesía tan presta a la inmolación, y más que eso al rompimiento con las s0mbras, que se aquieta en su vértigo haciéndose semilla en su coexistencia con todo el universo que genera, que en el blanco y negro y hasta en el colorido de todo lo existente, se hace un nuevo color aun no inventado, para decir lo que siente. Como esas flores inmarcesibles, que al amanecer se abren ante la inquietud del sol que les propina vida, para expresarle su agradecimiento. Al final, la poesía de SENDA termina siendo un rito grato que se pronuncia a favor de la vida, y que es en ese contexto que nacen sus mejores palabras, para echarle agua viva a sus sembríos coloquiales, a sus subjetividades que cavilan. Porque en ese encuentro y desencuentro, la poeta habla. Y cuando habla ilumina incluso lo vivido.
Realizar un prólogo para el presente poemario, es entrar a la razón y sin razón de una mujer que nació poeta para su propio divertimiento, para crecer por dentro y ser feliz a su manera; pero fundamentalmente para congraciarse con una humanidad que palpita en su fe y en su acrecencia por la vida. Es en ese hallazgo imprescindible, en esa especie de encontrarse con la fuente de su inspiración gloriosa, que resulta importante, descubrir una “SENDA que abre sus pasos” mostrando sin mezquindad, el mundo que en ella habita, la fuerza fértil que mueve sus falencias y victorias, indicándonos a que sigamos los nuestros, a fin de conocer la interioridad egregia de una aeda de sublime sensibilidad. ¿Quién es ella?... es un camino viviente de sentimientos, un periplo insomne, errante de espacios, pulido por ventiscas y glaciares como dice en su autodescripción:
“ ¡¡¡Soy!!!.../ Camino de sentimientos/ Vagabundo de espacios/ insomne, fatigado, velando/ …mis sueños de trovador/ pulido por ventiscas , glaciares/ y sigo!!!, sigo!!!.../ mi SENDA”
Artista de la palabra, recorre su propia vida, a fin de reciclar la eternidad, que pareciera repasar como un enigma de luces, su formación y crecimiento inacabable, sus dos mitades que se juntan para decir que existe, que no puede morir, que es parte de un Dios Omnipotente que todo lo puede.
La admiración, la indagación y el hallazgo, perfilan en gran medida su conducta cotidiana y su relación con cada tiempo y cada ambiente que le tocó abrazar. Tales aspectos terminan por ser ingredientes para una literatura que se deja ver sin ambages ni falsas reticencias, porque es como su autora: parte de un tiempo que no es tiempo en simplicidad diacrónica o sincrónica, sino una puerta abierta al insondable capricho de la espiritualidad que todo lo merece.
Este proceso dinámico - que colma su obra permisiva al permitir el amor que surge dubitante en la quietud de madreselva de la austera ternura- es sustentado de modo permanente por todos los aspectos que la envuelven, que pasan a conformar su tópicos de abstracción lírica y el resumen de una vasta tarea existencialista para convencernos desde los altoparlantes de su propia dignidad, que es necesario vivir pegado a la consecuencia y a la cabalidad para ganarle batalla a la tristeza.
“Si algún día me alejo/ no tejas con algodón angustia,/ hila pacientemente/ las fotografías grabadas/ en el lado izquierdo de tu pecho/ Que nada altere tu fisonomía/ sigue tu vereda amor/ nada habrás de justificar…/ come tranquilo el pan de cada día/ con bocados de tu alma sin dolor/ No te sientas vencido o desvalido,/ aunque no veas mi presencia/ sabrás que siempre te sigo/ ¡que no me he ido!.../ seguiré velando espesas letras/ para preservarte de la soledad/ No me busques en recónditos espacios/ mira al cielo con tu luz…/ sin que nubes empañen tus pupilas/ recuerda nuestra vida , maravilla/ a la luz de la luna protectora/ y verás mil estrellas, testimonio/ de la dicha que vivimos a diario/ Y si el viento, que es feroz,/borra las huellas/ del camino del pasado, no presente,/seguiré con júbilo tus pasos/por saberte que de nuevo eres feliz/y no por ello sentiré/que en tu alma anidó el desamor/Que la suerte regalada será doble/ sin niebla que entorpezca/ el nacer a tu nueva alborada,/ azules reflejos de noche intensa/ sofocarán mis estivales rayos…/ reposaré en mi almohada la cabeza/ dando gracias a Dios con gran aplomo/ al recordar que siempre fui amada”/
CAMINO DEL ALBA transmite a los lectores el asombro y la fascinación por la naturaleza que contiene la esencia de su autora, tomando como referencia su humanidad, sus vivencias y sus sentimientos transmutados en originales metáforas que se abren para mostrarnos que en su interior, muy adentro, en el núcleo de su poder creador, vive la vida.
“Amor, ternura,/ generosidad ,entrega…/ ¡¡¡Se conjuntaron!!!/ El aire de todo el universo/ quiso ser alisios de paz/ con la ráfaga de amor/ que agitaban tus pasos/ algo parecido a la esperanza/ ¡¡¡Creando Oasis!!!...”
SENDA presenta su capacidad de integrar sus logros reales con sus sueños, agradeciendo cada pequeña muestra que ha sido significativa en su existencia. Su palabra lírica es una entrega conciliadora con lo que ha sido, es y podría ser su vida. Su arte poética reivindica definitivamente cada paso dado por su gente o cada señal dada por el viento en el camino. Al reconocerla bajo esta premisa, podría afirmarse que su composición metaretórica pretende iluminar hasta las sombras, ante las cuales reacciona con la resiliencia de su luz interior.
“¡Nadie la ve pero está!/ despertando los recuerdos,/ con corazón de purpurina/ privado de las estrellas…/ ¡ausencias, simiente que me lastima!/ ¡Nadie la ve pero está!/ Ausencias, que jamás se olvidan,/ Ausencias ,de dicha y amor,/ Ausencias, que no son dolor,/ Ausencias de camino andado./ ¡Nadie la ve pero está!/ ausencia de vidas terrenas…/ que sembraron sin reparo/ los campos de dulces sueños/ brisa de felicidad, y el alma/ de los que amaron/ ¡jamás podrán olvidar!”
En los trazos de esta inacabable aeda, el antes y al ahora, lo vivido y lo soñado, los extintos y los vivos, palpitan de igual manera en la belleza enérgica de su expresión lírica, haciendo de su poesía, un universo que se expande para poder habitar la eternidad.
“En bellos sueños/ Con la serenidad/De haber vivido en ti/ Templada carne, que me diste vida/ Para amarte despacio/ En estas horas de invierno/ No hay capítulos cerrados/En nuestro libro, madre/El recuerdo es un dogma/ Que me llama a estar/Recogiendo tus huellas/ Después del largo viaje/A la ciudad sin calles/ Sobre la luna blanca/ Que dejó una estela”
Aspecto digno de destacar de este hermoso poemario, es la dualidad que se produce entre la pulcritud iluminada de sus tropos armónicos y la sencillez de su lenguaje, expresado con claridad, capturando la valoración y la emoción del lector, permitiéndole gozar el aire de su fulguración, su doble aliento y esa voz que echa luces como relámpago en el horizonte de sus vicisitudes más gloriosas.
“¡Allí estaba emitiendo ecos!/ Crecía con el aire,/ absorto en sí …/cada corteza de su tronco/ eran gemidos, quebrantos/ las copas de sus ramas/ derramaban llanto…/¡Allí estaba emitiendo ecos!/ Suplicaba/ que necesitaba del olor,/ que su madera cansada/ aguardaba con calma la llegada/ del labriego agotado protegiéndose/ a su sombra…/ ¡Allí estaba emitiendo ecos!/ Sintiéndose abandonado, / ¡ABRUMA!.. su soledad, su miedo,/ masticando sufrimiento, condena/ …¡el tiempo calló la voz!/ mordido, roto… protege el espacio…/ Cobijo del hombre/que de semilla hizo árbol/… ¡su fiel compañero!/ áspero mundo… sin sus manos/ hojas que brotan/ …¡lágrimas en el cielo!
Yo no sé qué expresarán posteriormente los filólogos, los lingüistas o los historiadores, pero cuando se estudie la buena poesía producida en España a través de los siglos, han de adicionar la de esta conmovedora poeta almeriense, cuyo aporte es tan grato como reconstituyente y nadie podría desconocer.
De manera tal que CARMEN SÁNCHEZ CINTAS-SENDA nos agasaja hoy con un convite poético, al cual es imposible resistirse.
Milagros Hernández Chiliberti
Docente, Lingüista y Poeta venezolana
Presidente Ejecutivo Colegiado de UHE
Presidente General de SVAI
PRESIDENTE-SVAI
MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI
GRACIAS, AMIGOS, POR LOS BELLOS COMENTARIOS
Dic 21, 2019
Nancy Coromoto Echeverria Acosta
Wow, que prólogo más lucido, enaltece las letras, el espíritu y el alma de la poetisa Senda, en esa descripción mágica y poética. Me fascinó. quisiera ser prologada en un idem con ese colorido de palabras y sentimientos en un poemario mío. Felicitaciones mi admirada Milagros
Ene 31
Nancy Coromoto Echeverria Acosta
Wow, que prólogo tan lucido, enaltece el alma, el espíritu y la poesía de la poetisa Senda, felicitaciones a
ambas: Milagros por ese esmerado prólogo y Senda, por la magia de sus poemas. Me fascinó el poético escenario que
desliza en todo el recorrido. Bravo!.
Ene 31