Una tarde me conecté y una sorpresa grata me llevé, una amplia sonrisa esbocé y mi día en ése instante me alegró.

Un chico guapísimo se conectó al otro extremo del ordenador, fue todo muy sublime, hablamos y conforme iban pasando las horas nos compenetramos y nos enamoramos. ¡Nos reíamos de todo!, ¡Era hermoso!, todo un galán, pero me transmitía mucha seguridad y mucha confianza. No se le veía una mala persona.

Su sonrisa afable y ésa boquita tan dulce y tan sensual hacía que me temblara todo el cuerpo.

Al día siguiente, quedé con mi mejor amiga, recuerdo que estaba eufórica y le conté que conocí a un muchacho guapísimo por el chat de internet, que congeniamos al instante y que nos llevábamos genial. ¡Yo estaba en las nubes!. Ella como siempre se alegró por mí, pero me aconsejó que lo tomara con más tranquilidad, yo le agradecí el consejo más no podía con éste tobogán con un vaiven de sentimientos, tenía un remolino en mi cabeza que me daba vueltas y más vueltas. Y no lo podía controlar.

¡Que tenía ése hombre, que me hacía perder el aliento! ¿Serán sus encantos que me atrapaban en las mieles el embrujo?, éso sería, porque en ése preciso instante era cómo si volara en un viaje de ensueños y me daba miedo aterrizar y que todo ésto solo fuera un precioso sueño y que pronto despertaría de bruces con la realidad.

Hablamos de quedar en persona, ya basta de mensajes, es hora de vernos las caras, de abrazarnos fuerte y besarnos apasionadamente. Pues nos abrazamos y nos besamos con tanta pasión que desde ése momento no nos separamos nunca más. ¡Me tenía totalmente fascinada y me volvía loca con sus lindos detalles.

Fue la historia de un Ciber-Amor más hermosa que me ha pasado en toda mi vida

Autora: Sofi Piris

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