EROTISMO

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EL MAR SUSURRA LOS SECRETOS

Era viernes con estrellas, música de hadas,

cuando la luna surgía y a los hombres enamoraba,

mientras la lluvia bailaba entre cuerpos desnudos al amor,

tú estabas sentada en la playa,

con tu piel al viento, libre y sin pudor.

El mar susurraba secretos a la arena dorada,

mientras tú, como una diosa, brillabas iluminada,

tu dorso descubierto invitaba a la pasión,

a un encuentro íntimo en esa mágica ocasión.

 

La brisa acariciaba tu figura esbelta y fina,

y yo, extasiado, me perdía en la luz divina,

tus pechos, dos joyas que incitaban a la comunión,

de almas que se entrelazan en la noche de pasión.

La sinfonía del universo, en armonía perfecta,

como un canto a los sentidos, una danza repleta,

mientras el deseo crecía, avivado por la luna,

me acerqué a ti, rendido ante tu aura oportuna.

 

Tus ojos, dos luceros que me llevaban al cielo,

me perdí en su reflejo, en un amor sin anhelo,

la noche nos envolvió en su abrazo tibio,

dos almas fundiéndose en un éxtasis cautivo.

Era viernes, con estrellas y música de hadas,

y tú, mi musa, en la playa, deslumbrabas,

fuiste el sueño más profundo hecho realidad,

y en esa noche mágica, nuestro amor florecía en libertad.

 

Era viernes, con estrellas y música de hadas,

cuando la luna salía y a los hombres coqueteaba,

mientras la lluvia danzaba entre cuerpos desnudos al amor,

tú estabas sentada en la playa, una diosa que enamoraba.

Tus ojos, luceros brillantes en la noche,

reflejaban el hechizo que en mi corazón brotaba,

cada destello era un verso, un suspiro,

que en mi alma se perdía mientras el viento acariciaba.

 

El mar, cómplice fiel de nuestros secretos,

susurraba melodías que en nuestros oídos murmuraban,

las olas eran testigos de aquel momento,

un instante eterno donde el tiempo se detenía, se pausaba.

Tus cabellos danzaban al compás del viento,

como las alas de un ángel que al cielo ascendía,

y yo, un simple mortal cautivado en tu encanto,

soñaba con ser el verso que a tu alma rendía.

 

El aroma salado se mezclaba con la esencia de la noche,

mientras la luna envidiaba la belleza de tu ser,

y entre risas y miradas cómplices, nos entregábamos,

al embrujo mágico del amor y su poder.

Era viernes, con estrellas y música de hadas,

cuando la luna brillaba y a los hombres hechizaba

y en esa playa, en ese instante sublime,

dos almas se encontraban y en un poema se enlazaban.

 

 

 

  • arriba

    ESCRITORA DISTINGUIDA

    Norma Cecilia Acosta Manzanares

    Este poema describes una noche mágica en la playa donde te encuentra extasiado por la belleza. Se destaca la conexión íntima y el éxtasis que experimentan juntos, mientras el entorno natural y celestial añade un toque de magia a su encuentro.