Fue entonces que Manolo lo comprendió todo: ¡Su Amelia misma encarnaba Colombia!
Colombia era Amelia, esa mujer a quien él amaba desde lo más profundo de su ser.
Colombia era Amelia, esa mujer convertida en madre, esposa, hermana, hija, amiga, amante, ahora dispersada por el mundo entero, víctima de la injusticia, de la ignominia, de la voracidad sin límite de mentes retrógradas y perversas.
Colo…