En el laberinto del camino incierto
buscando el instante de besar tus labios
por dentro me embargan muy grandes resabios
esparcen migajas ya que estaba muerto.
Viajaba en un barco que toco aquel puerto
quedando prendado de un amor sublime
dejando en su gran vientre el fruto que gime
dando por sentado lo que no fue cierto.
No tiene la culpa quien ama y se entrega
como el inocente que no…