Sentir la angustia
cósmica de la nada telúrica,
del yo perdido
en la angostura de los caminos
de aristas duras.
Sentir vacío
el giro de tu órbita ventral,
el huracán
atorbellinado de tus besos,
tus besos húmedos.
Sentir tu mano
en la lejanía de la ausencia,
en palpitar
de dedos que se desunen rotos
y quebradizos.
Sentir el ansia
de acunarme en tus brazos redondos,
junto a tu cuerpo
que respira…