Como todo un caballero esperé el momento perfecto para tocar a la puerta, la excusa perfecta la tenía gravada en mi mente… Escuche sus pasos cuando llegó
sigilosamente a la puerta,
la abrió y me saludó
con un beso en la mejilla y recibí sus miradas que me tazaban mi cuerpo… Me sonrojé de inmediato Haciéndome el tonto y disimulando cambie la mirada… Me invitaste a pasar a tu hogar, sentí…