Publicaciones de Axel Blanco Castillo - SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL2024-03-28T22:30:09ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillohttp://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2196834329?profile=RESIZE_48X48&width=48&height=48&crop=1%3A1http://sociedadvenezolana.ning.com/profiles/blog/feed?user=0i4v2l353rq8p&xn_auth=noINFERNOtag:sociedadvenezolana.ning.com,2015-09-12:2575830:BlogPost:10017772015-09-12T01:00:00.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
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<p style="text-align: center;"><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/9664083890?profile=original" rel="noopener" target="_blank"><img height="351" src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/9664083890?profile=RESIZE_710x" width="624"></img></a></p>
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<p><span>¡Oh no por favor, no transpongan mi piel lombrices infernales! Cuánto se sufre aquí abajo, y pensar que lo creí la brillante imaginación de un escriba. Me entristeció que lo prefiriera a él, a…</span></p>
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<p><span>¡Oh no por favor, no transpongan mi piel lombrices infernales! Cuánto se sufre aquí abajo, y pensar que lo creí la brillante imaginación de un escriba. Me entristeció que lo prefiriera a él, a pesar de las cosas que teníamos en común, lo que pasaba cuando leíamos a los grandes maestros sobre ese mueble. Nuestros besos furtivos. El efecto narcotizante de nuestras salivas. Por supuesto, las caricias. Caricias impensables. Él no se daba cuenta y se levantaba del sillón hacia la cama. Cansado de escuchar las historias que leíamos en voz alta. Lecturas que se fueron convirtiendo en nuestra treta para quedarnos solos. Sí, antes del alba Raizel era mía. Se entregaba a mis caricias sin reservas. Y luego, volvía con él, pero sólo después de consumar... nuestro... ¡Oh Dios, quítame este dolor! ¡Perdona mi estupidez! Seres extraños tiran a otros por los cabellos. Supongo que los llevan a lugares donde la flama es más densa. Desde aquí los veo. Sí, son como niveles que van descendiendo hacia un lago color naranja o algo parecido... Un día le pedi a Raizel que se divorciara y me odió. Comprendí que nunca lo dejaría. Él tuvo mejor suerte que yo en el amor, y creo que en todo. Y sé que no era sólo suerte, sino que siempre fue un tipo honesto y de buen corazón, y Dios premia esas cosas. Lástima que yo no lo comprendí en su momento. La envidia. La falta de amor por alguien que ocupó el mismo saco amniótico que yo, me trajo a este lugar. Cuando se casó, pensé hasta matarlo. Ella había sido mi novia en el liceo, y cuando mi hermano la trajo a casa, con el cuento de que era su novia, pues, no lo acepté. Me quedé callado y la miré fijamente a los ojos y ella bajó la cabeza. Eso me hizo ver que aún sentía algo por mí. Y que yo seguía loco por ella. A pesar de años sin vernos. ¡Oh! ¡Dios mío, si me escuchas, sácame de aquí te lo ruego! Algo me arrastra y siento que todo gira, esta tierra roja y maligna, este torbellino de dolor. Mi madre lo dijo tantas veces: "los malos se irán al tormento eterno y los buenos serán recompensados." Y entonces, con lo que pienso puede ser mi último aliento, lanzo ese grito de dolor espantoso. El aullido de un condenado. La repetición de muchos destinos atrapados allí. Un sitio donde la yerba no crece y los gusanos nunca mueren. No sé donde escuché eso... Ah, sí, tambien fue mi madre. Ella debe estar en el cielo, sabía tanto de Dios... Los demonios me inmovilizan y arrojan por una superficie irregular que presiento infinita, hasta que por fin caigo al piso de mi habitación, lleno de almohadas y sábanas. Lo primero que hice al despertar, fue ponerme de rodillas y agradecer al cielo por una segunda oportunidad. Le dije todo a mi hermano, por supuesto, tomé alguna de mis cosas y salí de casa. Nunca volvería atrás. Ahora, sobre ella, lo único que tengo que decir es un rotundo adiós. Mejor que esté con mi hermano, él la merece más que yo.</span></p>PRÓDIGOtag:sociedadvenezolana.ning.com,2015-08-16:2575830:BlogPost:9892332015-08-16T06:00:00.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
<p style="text-align: center;"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;"><a href="https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=&url=http%3A%2F%2Fwww.taringa.net%2Fposts%2Fimagenes%2F17820540%2FRetratos-de-los-Desamparados-de-Lee-Jeff.html&ei=QCfQVYGrHMG3eJ7NqNgD&psig=AFQjCNFP25d6LKPn0Ey7hyYbPBtFPo4Nnw&ust=1439791296827482" target="_blank"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230823746?profile=RESIZE_320x320" width="260"></img></a></span></p>
<p style="text-align: center;"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;"><a target="_blank" href="https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=&url=http%3A%2F%2Fwww.taringa.net%2Fposts%2Fimagenes%2F17820540%2FRetratos-de-los-Desamparados-de-Lee-Jeff.html&ei=QCfQVYGrHMG3eJ7NqNgD&psig=AFQjCNFP25d6LKPn0Ey7hyYbPBtFPo4Nnw&ust=1439791296827482"><img width="260" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230823746?profile=RESIZE_320x320" width="260"/></a></span></p>
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<p><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">Lo encontró en el lugar menos esperado. La gente tapaba sus narices acostumbradas a la pureza del jabón y los champúses. Ella sacó su pañuelo con colonia de la cartera. Un recurso infaltable para los desmayos que acercó a su fina nariz. El indigente pasó extendiendo su mano pidiendo lo que todos piden. Su olor era una mezcla densa de excremento y cocuy, como si estuviera envuelto en una repulsiva burbuja de gas. Nadie correspondió a su requerimiento excepto ella, que creyó ver algo en sus ojos. Esos ojos rojo sangre que le enviaron un mensaje que no entendió, sino hasta que salió del vagón, y entonces logró leer en sus labios esa frase que le dolió en el alma: <em>-Madre...soy yo...<br/></em></span></p>ESCRUTINIOtag:sociedadvenezolana.ning.com,2015-08-13:2575830:BlogPost:9883422015-08-13T11:30:00.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
<p>Desde sus casas los candidatos presidenciales no dejan de visitar el baño y beber pailas enteras de tilo con manzanilla. Sólo uno lo pasa con whisky etiqueta negra en el Palacio Presidencial. Mientras su esposa, la primera dama, le muestra un catálogo de resorts en Miami Beach. Si lo reeligen seguro que cumplirá su sueño de vacacionar con estilo propio, o terruño propio. Pero la mente de él está en otras vainas. Por ejemplo, lo que dicen algunos sondeos sobre su incapacidad para gobernar o…</p>
<p>Desde sus casas los candidatos presidenciales no dejan de visitar el baño y beber pailas enteras de tilo con manzanilla. Sólo uno lo pasa con whisky etiqueta negra en el Palacio Presidencial. Mientras su esposa, la primera dama, le muestra un catálogo de resorts en Miami Beach. Si lo reeligen seguro que cumplirá su sueño de vacacionar con estilo propio, o terruño propio. Pero la mente de él está en otras vainas. Por ejemplo, lo que dicen algunos sondeos sobre su incapacidad para gobernar o administrar el presupuesto de la Nación. Puras guarradas, dice él en su mente, mientras desciende otra cascada de whisky por su garganta. Ejercita un poco de voluntad propia: ¡voy a ganar, voy a arrasar en estas elecciones!, ¡soy el elegido para gobernar este país! Alza la cabeza y se ve recibiendo la banda de nuevo. Casi que puede escuchar los aplausos de los diputados de la Asamblea. Las aclamaciones de sus compañeros de partido. Imagina la rueda de prensa que dará y hasta puede ver el rostro de desconcierto del candidato perdedor. Es que la oposición está aniquilada, claro que sí, yo mismo la destruí. Alarga el brazo y engulle otro trago hasta el fondo, produciéndole una etílica sensación de bienestar. Piensa: “Y qué quiere la derecha de este país, que le entregue lo que el comandante me dio, estos sí son arrechos de verdad”. En eso le avisan que están a punto de dar el primer boletín y entra a un gran salón a ver la tele. Su esposa le aprieta el brazo, “Quédate quieta, chica, que yo voy a ganar. Maracucho, que le traigan un té a esta mujer. ¡Tranquilízate, vale!”. Luego ve su reloj y mira el lugar donde supuestamente aparecería la presidenta del Poder Electoral. “Dame el teléfono, voy a llamarla, le dije que a las ocho tenía que dar los resultados”. Pero nadie responde el celular. Toma la radio y llama al oficial de guardia en la institución electoral: “Dile que la estoy llamando, ¿copiado?, que atienda el bendito celular, y por lo que más quiera, que termine de dar los resultados para que se acabe esta vaina”. “Todos estamos angustiados por aquí, comandante-presidente, esa señora ha desaparecido, algunos dicen que se fue del país, otros que la secuestraron, los más optimistas que está tomándose un trago en el bar de la esquina, ya sabe, para relajar los nervios, pero la estamos buscando, comandante-presidente, no se preocupe. Ya verá que en cualquier momento la encontraremos”.</p>
<p style="text-align: center;"><img src="http://www.venexuela.com/wp-content/uploads/2013/01/presidencialis127.jpg" class="irc_mi izTusx0NUYME-pQOPx8XEepE" alt="" style="margin-top: 77px;" height="328" width="293"/></p>
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<p style="text-align: left;" align="center"><span class="font-size-4"> </span></p>
<p style="text-align: left;"></p>ANAQUELEStag:sociedadvenezolana.ning.com,2015-02-05:2575830:BlogPost:9274872015-02-05T01:09:24.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
<p style="text-align: center;"><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230811864?profile=original" target="_self"><img class="align-full" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230811864?profile=original" width="670"></img></a></p>
<p style="text-align: center;">Anaqueles de remotos mercados<br></br> Anaqueles de mercales y mercalitos<br></br> Anaqueles de pedevales y pedevalitos<br></br> Anaqueles de plazas<br></br> Anaqueles populistas<br></br> Anaqueles clandestinos<br></br> Anaqueles que corren y saltan<br></br> Anaqueles prófugos<br></br> Anaqueles perspicaces<br></br> Anaqueles corruptos…<br></br></p>
<p style="text-align: center;"><a target="_self" href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230811864?profile=original"><img class="align-full" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230811864?profile=original" width="670"/></a></p>
<p style="text-align: center;">Anaqueles de remotos mercados<br/> Anaqueles de mercales y mercalitos<br/> Anaqueles de pedevales y pedevalitos<br/> Anaqueles de plazas<br/> Anaqueles populistas<br/> Anaqueles clandestinos<br/> Anaqueles que corren y saltan<br/> Anaqueles prófugos<br/> Anaqueles perspicaces<br/> Anaqueles corruptos<br/> Anaqueles mágicos<br/> Anaqueles belicosos<br/> Anaqueles mudos<br/> Anaqueles enfermos<br/> Anaqueles cobardes<br/> Anaqueles que traicionan<br/> Anaqueles que matan<br/> Hasta cuándo Anaqueles<br/> Hasta cuándo<br/> Hasta cuándo serán así</p>LA MALA INSTRUCCIÓNtag:sociedadvenezolana.ning.com,2014-07-05:2575830:BlogPost:8573012014-07-05T18:30:00.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
<p align="right"><i><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230795147?profile=original" target="_self"><img class="align-center" height="263" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230795147?profile=original" style="width: 547px; height: 505px;" width="320"></img></a> <a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230811054?profile=original" target="_self"></a></i></p>
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<p align="right"><i>Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas.</i></p>
<p align="right"><i>Si te dicen: “Ven con nosotros;</i></p>
<p align="right"><i>estemos al acecho para derramar…</i></p>
<p align="right"><i><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230795147?profile=original" target="_self"><img class="align-center" style="width: 547px; height: 505px;" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230795147?profile=original" height="263" width="320"/></a><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230811054?profile=original" target="_self"></a></i></p>
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<p align="right"><i>Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas.</i></p>
<p align="right"><i>Si te dicen: “Ven con nosotros;</i></p>
<p align="right"><i>estemos al acecho para derramar sangre</i></p>
<p align="right"><i>y embosquemos sin motivo a los inocentes;</i></p>
<p align="right"><i>los tragaremos vivos, como el Seol,</i></p>
<p align="right"><i>enteros, como los que descienden a la fosa;</i></p>
<p align="right"><i>hallaremos riquezas de toda clase;</i></p>
<p align="right"><i>llenaremos nuestras casas de ganancias;</i></p>
<p align="right"><i>echa tu suerte con nosotros;</i></p>
<p align="right"><i>tengamos todos una sola bolsa . . .”</i></p>
<p align="right"><i>Hijo mío, no andes en el camino de ellos;</i></p>
<p align="right"><i>aparta tu pie de sus senderos,</i></p>
<p align="right"><i>porque sus pies corren al mal</i></p>
<p align="right"><i>y se apresuran a derramar sangre. </i></p>
<p align="right"><i>Los tesoros de maldad no serán de provecho;</i></p>
<p align="right"><i>Mas la justicia libra de muerte.</i><i> </i></p>
<p align="right"><b><i>Proverbios de Salomón</i></b></p>
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<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;"><i>“RCR NOTICIAS, PORQUE LO BUENO UNE: Señores, a continuación el resumen de noticias de las últimas horas: Los índices de criminalidad han aumentado según datos del Instituto Nacional de Estadísticas. 70 homicidios por cada 1000 habitantes, repuntan los fines de semanas. Distintos sectores de la sociedad hacen protestas porque la delincuencia mancha de luto a la familia venezolana. Algunos funcionarios aseguran que la delincuencia es uno de los males que heredamos de la 4ta República, mientras otros, denuncian la pasividad que en esta materia ha tenido el gobierno en los últimos catorce años. En materia económica…”</i> -Ay manita apaga eso que me aturde. Todo es negativo, la verdad, cómo se puede vivir en esa zozobra. –A mí me gusta Imandra, se escuchan unas vainas… La peluquera apaga el secador, y con el cepillo en la mano, camina hasta el aparato moviendo el dial hacia la derecha. –Ay sí, me encanta esa, ¿cómo es que se llama? –<i>Circuito Éxitos,</i> creo. Sobre la silla Imandra mueve los hombros como si bailara y explaya una sonrisa frente al espejo. Está feliz porque su hijo le compró una quinta en la Trinidad. Nunca se imaginó que algún día saldría de la Morán, y mucho menos por obra y gracia de Atencio, que ni estudió ni le gusta trabajar. Pero así son las cosas de la vida, de pronto le llegó un día con unas llaves y la sacó del rancho. Fue como si se hubiesen ganado la lotería y el billete les hubiera caído de sopetón: Casa, carro, y todo lo que pidiera por esa boca. – ¿Y cómo está tu hijo?, ¿sigue dándote dolores de cabeza? –Ay no chica, mi gordo se afirmó. Consiguió un trabajo no sé dónde y me tiene como una reina. Si lo vieras cómo se viste ahora, todo de marca. Hasta me sacó del rancho, ya no vivo en la Morán, ¿sabes?, para darte un dato de cómo se las juega ahora mi gordito. –Ajá, y se puede saber a dónde te mudaste vieja pichirre. Imandra lanza una carcajada y le dice la dirección exacta en la Trinidad. –Quiero que vayas este fin y me hagas las mechas, porfa. La peluquera detuvo el cepillo arriba,</span> <span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">por unos segundos,</span> <span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">estirando una cabellera de casi metro y medio de largo. Por un momento abrigó esperanzas de una visita de ocio, sin tener que llevarse el bolso ese, tan pesado e incómodo. -Si tienes secador y cepillo no te cobro, mana, en verdad no quería trabajar este fin, pero por ser tú, haré una excepción...</span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">Imandra tenía de todo. Atencio equipó su casa con tecnología de punta: TV Táctil, nevera inteligente, microondas, una colección de ayudantes de cocina, mini-componente que se prende con sólo escuchar la voz, aire acondicionado 60.000btu, muebles, tapetes persas…, y todo lo que la imaginación de una humilde peluquera pueda concebir.</span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">–Siéntate chica, pareces una gafa parada allí. La peluquera estaba hechizada con tanto lujo. También sorprendida del giro que había tomado la vida de su amiga, tan pobrecita que era. Recordaba que siempre le quedaba debiendo los peinados, y a veces, simplemente, se los dispensaba. A Imandra le gustaba ir a su casa en el Cuartel, porque a su concepto era la casa más bella que había visto en su vida. Ahora las cosas se habían revertido. Ahora era ella la que pensaba, francamente, que la casa de Imandra era la más bella que había visto. También el concepto que tenía de Atencio había cambiado rotundamente. Que lo conocía a través de los relatos de Imandra. –¿Esa es la foto de Atencio? –Sí, verdad que es bello mi gordo. No entiendo por qué Yayita lo dejó. Si él se desvivía por ella. Un día le prometió matrimonio pero ella se empeñaba en ponerle trabas al asunto. Que disque era mejor que se conocieran bien. Que además, tenía que comprobar unos rumores que corrían por allí sobre él. Dime tú, pararle a lo que dice la gente. Chica, es que lo puedo jurar con este puño de cruces, mi hijo no es ningún malandro, él lo que hace es aprovechar las oportunidades que le brinda la vida. La peluquera le ha colocado un gorro de goma a Imandra. Es un gorro con orificios, para seleccionar los mechones sin tocar el resto del cabello. A través de la goma saca los mechones, los decolora, y los pinta de una vez con un <i>Koleston</i> especial. Tras esperar media hora, retira el gorro, lava y seca el cabello. Las mechas color champagne acentúan los rasgos de Imandra. Sus pómulos emergen, la nariz se ve un poco más respingada, y los ojos más grandes. La peluquera mira su trabajo satisfecha, y se lo muestra a Imandra. –Uy, cómo cambian esas mechas, mana. La verdad es que me hacía falta, porque a veces mi cabello se pone como una tomuza. Una vez, sin mentirte, se quedó mi plancha atascada allí. – ¿Pero la plancha no es muy grande?, Imandra, digo, para quedar tan atrapadita en tu cabello, je je. –Es mi plancha gafa, éstos... (se saca los postizos dentales de la boca y los vuelve a introducir). –Ah, creí que era la de planchar. La peluquera se queda mirando la foto de Atencio. La verdad es que no es feo, piensa. Bien vestido y con una corbata, puede pasar por licenciado o un empresario de esos poderosos. Aunque en realidad ella nunca se ha impuesto esas metas. Siendo honesta consigo misma, tiene tiempo que no sabe lo que es un hombre. Y Atencio es soltero. Quizás su amiga Imandra consienta la relación de una humilde peluquera con su gordito. Imandra capta los chispazos que salen de la pupila de su amiga sobre la foto y sonríe. Tal vez ella sea la última oportunidad de Atencio para casarse, para que le dé un nietecito. ¿Será algo tan difícil tener un nieto? En realidad, desde que Atencio le trae tanto dinero y tantas cosas, siente que algo le puede suceder en cualquier momento. Por eso es que quiere un nietecito, para no quedarse sola. –Chica te voy a preguntar algo, pero quiero que seas sincera… ¿te gusta Atencio? La peluquera se queda muda por unos segundos y luego afirma con la cabeza. –Pero no quiero que le digas nada, Imandra. Deja que las cosas surjan por sí solas. –Tranquila, déjamelo a mí chica, mi gordo caerá rendido a tus pies. En ese momento el cerrojo suena y la puerta principal se abre. Atencio aparece con el rostro blanco de miedo, un sudor frío lo recorre de pies a cabeza. Lanza con esfuerzo un bolso, que al caer al piso, se abre lleno de billetes. Su franela está roja de sangre porque le han dado un tiro bajo el pectoral izquierdo. Casi se cae, pero su madre y la peluquera lo sostienen rápido, lo llevan al mueble. Imandra sale histérica a buscar el maletín de primeros auxilios, mientras su amiga trata de evitar que la sangre siga saliendo, presionando con un trapo. Fue justo en ese instante cuando ella se presentó. Le dijo que además de peluquera, también era amiga de su madre, y que la podía llamar Lourdes.<br/></span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;"> </span></p>VECINOS INDISCRETOStag:sociedadvenezolana.ning.com,2014-05-26:2575830:BlogPost:8410142014-05-26T23:30:00.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
<p style="text-align: right;"><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791727?profile=original" target="_self"><strong><em><img class="align-full" height="169" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791727?profile=original" style="width: 585px; height: 378px;" width="300"></img></em></strong></a> <a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791902?profile=original" target="_self"><img height="173" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791902?profile=original" style="width: 576px; height: 326px;" width="291"></img></a></p>
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<p style="text-align: right;"><strong><em>Inspirada en la película “La Ventana Indiscreta” (1954) de Alfred Joseph…</em></strong></p>
<p style="text-align: right;"><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791727?profile=original" target="_self"><strong><em><img class="align-full" style="width: 585px; height: 378px;" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791727?profile=original" width="300" height="169"/></em></strong></a><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791902?profile=original" target="_self"><img style="width: 576px; height: 326px;" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230791902?profile=original" width="291" height="173"/></a></p>
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<p style="text-align: right;"><strong><em>Inspirada en la película “La Ventana Indiscreta” (1954) de Alfred Joseph Hitchcock</em></strong></p>
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<p>Querido, cierra la ventana que está mirando otra vez.</p>
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<p>-Ese tipo no puede ver que entras al baño. Parece que te estuviera cazando las veinticuatro horas.</p>
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<p>-No sé… no tengo la culpa papi…</p>
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<p>-Claro, las mujeres siempre le vienen con eso a uno, por qué no dicen la verdad.</p>
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<p>-¿Cuál verdad?</p>
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<p>-Cuál va a ser… que le gustan que se la devoren con los ojos.</p>
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<p>-Yo no tengo la culpa de que los tipos tengan testículos por cerebro. Además, ese hombre me parece que está enfermo. Puede que sea un retardado mental.</p>
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<p>-Sí, está enfermo de tanto verte por la ventana.</p>
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<p>-De verdad amor, hay hombres con síndrome de Down, que luego de morir sus padres, viven solos en un departamento.</p>
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<p>-Yo creo que ese tipo es más inteligente que tú y yo. No te das cuenta cómo maneja sus prismáticos, cómo lo gradúa con su dedo. Lo hace como si estuviera investigándonos, con una frialdad que intriga. Si no captara desde aquí sus pupilas libidinosas, pensaría que es un investigador privado. Date cuenta, el desgraciado ni siquiera disimula cuando lo vemos.</p>
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<p>-Cierra esa ventana chico… cómo te gusta abrumarte con la gente.</p>
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<p>-Sí, se la voy a cerrar en toda la cara al sádico ese.</p>
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<p>Al día siguiente Cosme abrió la ventana, y no vio a nadie al frente. Se sintió cómodo. Se metió al baño, abrió la ducha fría y comenzó a cantar <em>La Donna Inmóvile</em>. Marilú se sentó en la mesa de la cocina y se metía pedacitos de pan en la boca mientras veía la ventana del vecino indiscreto.</p>
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<p>-Por fin el vecino nos dejó en paz, dijo en voz alta.</p>
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<p>-Sí, temprano me di cuenta… Fue una fortuna abrir la ventana y no encontrarlo chupando el cristal, como esos peces limpia peceras.</p>
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<p>Marilú colocó el desayuno sobre la mesa. -Aquí están tus arepas querido.</p>
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<p>-Okey, tápalas, quiero quedarme un rato más bajo esta agua rica.</p>
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<p>-No sé cómo la aguantas tan temprano, parece hielo.</p>
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<p>-Me despierta Marilú.</p>
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<p>-A mí me mata. La prefiero tibia.</p>
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<p>Marilú tomó otro sorbo de café, y miró por la ventana. Se quedó con la taza detenida en su boca cuando apareció una mujer con unos prismáticos.</p>
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<p>-No vas a creer esto querido, pero ahora es la esposa la que nos mira.</p>
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<p>-Bueno, si es mujer no hay tanto problema…</p>
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<p>-¿Por qué?, dijo ella frunciendo el entrecejo.</p>
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<p>-Bueno, las mujeres no son tan morbosas. Dime, ¿qué puede estar viendo?, ¿el color de nuestros muebles?, ¿el diseño de la cocina?, ¿las baldosas?…</p>
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<p>-Yo creo que debemos poner la puerta del baño cuanto antes, dijo ella, tragándose pedazos de arepa sin masticar.</p>
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<p>Cosme salió del baño sin la toalla. Se paró justo en el umbral, haciendo una especie de estiramiento físico.</p>
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<p>-Pero...qué haces...¿por qué te paras allí desnudo?</p>
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<p>-Se va a asustar, vas a ver…</p>
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<p>Cosme comenzó a balancear su cadera y su miembro largo y flácido se movía como péndulo.</p>
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<p>-Vamos a ver si le da algo de verguenza a la zorra esa…Se puso la toalla sobre el cuello e inició una especie de show stripers amateurs.</p>
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<p>-No creo que se asuste Cosme.</p>
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<p>-Espera un minuto…Cosme comenzó a moverse como si follara a alguien. Como si estuviera partiendo en dos a la vecina indiscreta.</p>
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<p>-Esa lo que te está es buceando. Mira cómo gradúa el binocular, cómo se ríe y se lame los labios, es una desgraciada, una perra, una…</p>
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<p>-Ah, ¿ves cómo se siente uno?…¿experimentas ese sentimiento de traición frustrante?</p>
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<p>-Eres de lo último Cosme, querías descobrártela ¿verdad?</p>
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<p>-Siempre te vas por el lado de la venganza amorcito. Lo que quiero es enseñarte cómo son las cosas, te llevo algunos años.</p>
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<p>-Sí, en éstos casos parece que me llevas todos los años del mundo.</p>
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<p>-Pero no te molestes amorcito. Ya me pongo la toalla, ves, ya me la puse…</p>
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<p>-Lo que quiero es que me respetes. Que te portes como el hombre que una vez conocí.</p>
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<p>-Fue una manera de alejarla Marilú, a esos fisgones es mejor confrontarlos. Mi primo el psicólogo, dice que a los sádicos no hay que mostrarles miedo. A veces me cuenta que durante las crisis, ha tenido que mostrarles hasta su miembro para que sepan quién es el jefe.</p>
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<p>-Por Dios, qué vergüenza. No te creo.</p>
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<p>– Él lo dice muy en serio. Si supieras las historias que tiene sobre las ninfómanas…</p>
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<p>-No no, no me cuentes esas cochinadas… Mira, por fin soltó los prismáticos.</p>
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<p>-Sí, y observa quién llegó…,el fisgón.</p>
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<p>-Ay qué tierno, parece que compró una cena muy especial, mira las botellas querido, el Champagne, umm, desde cuando no me haces algo así…</p>
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<p>-Bueno, seguro comienzan su relación.</p>
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<p>-Mira cómo cenan… qué lindo, ¿viste? hasta la gente rara es romántica cuando se trata de amor.</p>
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<p>-Tú me conoces Marilú, nunca he sido un poeta.</p>
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<p>-Pero es que ni siquiera haces el esfuerzo. Ah, qué preciosa escena... cómo le besa las manos…todo tan acogedor…tan mágico…tan…no sé…</p>
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<p>-Se me aguan los ojos Marilú. Casi lloro.</p>
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<p>-Tienes que aprender querido. Pásame los otros binóculos, porfa…</p>
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<p>-Aprender de un par de sádicos, estás loca…, toma…</p>
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<p>-Entonces estoy loca por un verdadero poeta…</p>
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<p>-Mira lo que dices Marilú... luego soy yo el grosero, el de las traiciones.</p>
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<p>Ella sonríe mientras observa cada detalle por los binóculos.</p>
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<p>-Ahora se levantan. Creo que ya cenaron. Él tan caballeroso le retira la silla con suavidad…ay Cosme, si así lo hicieras me enamorarías otra vez.</p>
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<p>-Ya basta Marilú, ¿no te das cuenta en lo que nos hemos convertido?</p>
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<p>-Sí, nos hemos corvertido en un matrimonio aburrido.</p>
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<p>-En verdad…, ¿no entiendes lo que somos Marilú?</p>
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<p>-Sí que lo entiendo papi. Entiendo que ya estás demasiado viejo para el romance…mira cómo la lleva al cuarto cargada…cómo se besan…</p>
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<p>-¡Ya basta Marilú!, no puedo hacer más este papelito.</p>
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<p>-¿Cuál papelito?</p>
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<p>Cosme no respondió, solo la tomó en peso y ella sonrió sorprendida. Avanzaron al cuarto mirándose con ese brillo en los ojos que creyeron olvidar. A los diez minutos de fogosa actividad, Cosme se levantó de la cama para cerrar las cortinas de la ventana. La pareja vecina no dejaba de pasarse los prismáticos.</p>
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<p><span class="font-size-1"><i>Relato del libro “Al Borde del Caos”. Editorial El Perro y La Rana. En Proceso de impresión. Autor Axel Blanco Castillo.</i></span></p>
<p><span style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;" class="font-size-3"> </span></p>AMOR DOMÉSTICOtag:sociedadvenezolana.ning.com,2014-05-17:2575830:BlogPost:8359412014-05-17T01:26:35.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
<p style="text-align: right;"><span class="font-size-2"><em><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230792530?profile=original" target="_self"><img class="align-center" height="224" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230792530?profile=original" style="width: 406px; height: 327px;" width="300"></img></a> "¡Oh amor poderoso¡</em></span></p>
<p style="text-align: right;"><span class="font-size-2"><em>Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras,</em></span></p>
<p style="text-align: right;"><span class="font-size-2"><em>de un hombre una bestia."…</em></span></p>
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<p style="text-align: right;"><span class="font-size-2"><em><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230792530?profile=original" target="_self"><img width="300" height="224" class="align-center" style="width: 406px; height: 327px;" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230792530?profile=original"/></a>"¡Oh amor poderoso¡</em></span></p>
<p style="text-align: right;"><span class="font-size-2"><em>Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras,</em></span></p>
<p style="text-align: right;"><span class="font-size-2"><em>de un hombre una bestia."</em></span></p>
<p style="text-align: right;"><strong><span class="font-size-2"><em>William Shakespeare</em></span></strong></p>
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<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3">Cuántos quisieran estar en mi lugar dentro de esta casa y con la mujer más guapa de la ciudad. Embriagado con sus mimos y atenciones todo el día, oliendo su perfume, retozando sobre su cama aterciopelada. Pero esta no es la vida que quiero camarada, esta no es la vida que desean mis ancestros. Quisiera ser libre y poder salir de noche a reunirme con mis amigos, echar una cana al aire, o quizás retozar en el tejado con una gata que me maúlle al oído. A veces vienen mis amigos a contarme, que todas las noches hacen fiesta en las casas vecinas. Dicen que se hace fácil porque los dueños tienen el sueño muy pesado. Entonces se meten a bailar y retozan, y comen caviar, y beben un agua extraña que atonta, pero que pone el cuerpo sabroso y te hace reír hasta que pierdes la consciencia. Al final, la casa queda hecha un guiñapo, pero siempre los dueños la acomodan como si sufrieran de masoquismo o amnesia.</span></p>
<p style="text-align: justify;"></p>
<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3">Otras veces visitan a las gatas del vecindario y les cantan serenatas al ritmo de un saxo que nunca para de expeler su aliento metálico. Algunas se hacen de rogar por su posición social, tal vez se creen muy finas, como la mujer que vive a mi lado, respingada, llena de alhajas, hundida en una piel de leopardo, cuya mano huesuda nunca deja de acariciarme. Otras se hechizan con la bola nocturna incrustada en el medio del cielo como una gema. Saltan de sus nichos con sus cuerpos elásticos que arden como caramelos derretidos, que se estiran haciendo formas sugestivas y maúllan, hasta que ya no hay otro remedio que acoplarse, y fundirse… Cuando logran quedarse con ellas, miran las estrellas con toda libertad, echados sobre cualquier parte sin temor a mancharse del polvo de la tierra, del sucio de los techos, o el smog… El saxo sigue imponiendo el ritmo de las zancadas sobre el tejado, la gema hipnótica filtra mensajes en franjas lumínicas, y el aire pútrido, por la cercanía del basurero, añade un ingrediente peculiar y encantador…</span></p>
<p style="text-align: justify;"></p>
<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3">Los envidio cuando hacen el amor así, sin reservas, entre el placer y el dolor de un rasguño y una mordida. Entre el apremio de las envestidas y el maullido cacofónico de las gatas. Es la música fantástica que percibo desde mi ventana, lástima que termine tan mal. Porque de pronto ellas se enfurecen, y empieza una persecución terrible. ¿Será que el amor duele tanto así que ellas terminan odiándonos? ¿Será que no existe el amor sin dolor? ¿Será que el dolor es una forma de amor?</span></p>
<p style="text-align: justify;"></p>
<p style="text-align: justify;"><span class="font-size-3">Por lo menos la mujer que vive conmigo, aunque nunca me deja salir de la casa, me atiende como si fuera un rey. Cuida mi alimentación, mi salud, mi colcha de dormir, mi bola de estambre, la tierrita del pupú que cambia constantemente… Algunas veces, hasta deja la ventana abierta para que salga. Pero aunque me asomo, no salgo, porque no quiero verla triste por mi ausencia. A veces me gustaría que fuera gata, quizás así sería plenamente feliz aquí dentro, y aplicara todo lo que hacen mis amigos sobre los tejados…</span></p>LA LÓGICA CRIMINAL Y SUS POSIBLES MÓVILEStag:sociedadvenezolana.ning.com,2013-06-03:2575830:BlogPost:6286132013-06-03T19:30:00.000ZAxel Blanco Castillohttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/AxelRobertBlancoCastillo
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<p><em><span><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230761359?profile=original" target="_self"><img class="align-full" height="277" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230761359?profile=original" width="656"></img></a></span></em></p>
<p></p>
<p><strong><span class="font-size-2"><em>Cosas que pasan hoy con bastante frecuencia</em></span></strong></p>
<p><strong><span class="font-size-2"><em>Anónimo</em></span></strong></p>
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<p><em><span> …</span></em></p>
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<p><em><span><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230761359?profile=original" target="_self"><img width="656" height="277" class="align-full" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2230761359?profile=original"/></a></span></em></p>
<p></p>
<p><strong><span class="font-size-2"><em>Cosas que pasan hoy con bastante frecuencia</em></span></strong></p>
<p><strong><span class="font-size-2"><em>Anónimo</em></span></strong></p>
<p><em><span> </span></em></p>
<p><em><span> </span></em></p>
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<p><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">INOCENCIO LÓPEZ, CARAQUEÑO, CURSANTE DEL ÚLTIMO AÑO DE CRIMINOLOGÍA, se dirige a recibir su título. No pudo dormir la noche anterior de tanto pensar en la toga, el birrete, su desplazamiento lento y pausado hasta la plataforma donde las autoridades le darían el valioso pergamino. Imagina el texto central del título: “… por lo cual, en nombre de la República y por autoridad de la Ley, le confiero el título de…CRI-MI-NÓ-LO-GO… “El corazón se le detiene por unos segundos, un hormigueo aguijonea la parte baja de su estómago y le dan ganas de defecar. Su novia Salma, que camina a su lado, sonríe al verle. Sabe que Inocencio no se aguanta la emoción. Su rostro parece formar parte de una comedia de tenores clásicos. Inocencio le saca la mano al autobús de Magallanes-Carmelitas, toma la mano de su novia y se monta en la unidad. Al entrar, es el punto de mira de todos, no sólo porque se acaba de montar, sino por su atuendo de graduado (su espléndida toga negra y birrete, que porta con esmerada elegancia). Un niño le ve y le señala con el dedo: -Mami mami, mira… ¡el zorro, el zorro! -No papi no, dice la madre, no es el zorro, es un graduado. –Aaah, dice el chico, es verdad mamita, no lleva el antifaz. Inocencio modela como los actores de la tele. Las miradas hacen que se sienta más importante de lo que ya cree que es. Salma lo hala bruscamente para ocupar los últimos dos puestos que quedan, e Inocencio se pone rojo de la pena, su chica le ha quitado el estilo.</span></p>
<p style="text-align: left;"></p>
<p align="center"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;"><strong>* </strong></span></p>
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<p><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">La camioneta se mete en un embotellamiento y el chofer toma un atajo por San Martín. Avanza con lentitud, pero avanza. La cola es persistente. No es el único que se le ocurrió la brillante idea del atajo por San Martín. Inocencio comienza su largo parloteo. Es su legado ancestral, su padre profesor, su abuelo político, su bisabuelo vendedor de frutas en el mercado de San Jacinto. También piensa que el momento lo amerita. Así que le habla a su chica sobre diversos temas, pero se queda anclado en la lógica criminal. De eso sabe mucho y se extiende. Deshuesa los posibles móviles del psicópata, el violador, el ladrón. Establece las graduaciones de la mentalidad criminal. Habla de los delitos más comunes en las urbes y cómo hacer para erradicarlos. Plantea la posibilidad de bajar los índices delictivos en Caracas como ha sucedido en varias entidades de Colombia. Afirma que él mismo ha desarrollado un plan infalible. Un plan que no necesita de mucha inversión sino sólo la voluntad para ejecutarlo, y hacerle seguimiento. Porque una de las grandes fallas de los gobiernos es que no le hacen seguimiento a las obras que ejecutan. Inocencio nota que varios pasajeros le escuchan. Lo sabe por las miradas indiscretas y los oídos que se acercan con disimulo. Entonces aumenta el volumen de su documentada exposición, aunque su novia ya ha dejado de escucharle. Le parece más divertida la ventanilla.</span></p>
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<p align="center"><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;"><strong>*</strong></span></p>
<p style="text-align: left;"></p>
<p><span class="font-size-3" style="font-family: arial,helvetica,sans-serif;">Dos buhoneros se meten en la unidad con una caja de caramelos. Se separan al entrar, uno se queda junto al chofer, y el otro se viene adelante, hablando en voz alta. Ya van once vendedores, por eso la gente pone cara de fastidio y prefiere ver por la ventanilla. Inocencio termina su charla y chatea por el BlackBerry: -Mamá, voy en camino con Salma. -¡Apúrate hijo que ya se están preparando las autoridades! Debiste salir más temprano cónchale. –No hay problema mamá, el bus avanza, con pausa, pero avanza. -¿Por qué no te viniste en el metro? –Porque de la estación son como cuatro cuadras hasta el auditorio. –Okey okey, apúrate hijo. En ese momento el buhonero golpea el pasamano con un tubo. El sonido es agudo que hiere los oídos. Está molesto porque los pasajeros no le ven, no le hacen caso, no le agarran los caramelos, no le creen su historieta biográfica del sufrimiento. Algo así como que viene de un centro de rehabilitación, que antes atracaba a la gente para gastarse la plata en Marihuana, piedra o latitas de pega. Pero que ahora no, ahora sólo quiere vender caramelitos de menta y hierbabuena. Pero la gente ni siquiera le respondió el buenas tardes. Por eso el otro buhonero, el que se había quedado cerca del conductor, saca una nueve milímetros cañón corto y decide hacerlo como en los viejos tiempos. Nadie sabe de dónde sacó esa bicha. Tan nueva y con un aceitico que la hace brillar. Su indignación lo lleva hacer las cosas por las malas. Se la pone en la cabeza al chofer. El chofer casi choca de la impresión con un carro en el extremo derecho de la calle, pero al punto lo esquiva. –Dame todo chofe, todo. Regístrate los bolsillos, dame la cartera, métete la mano en las bolondronas…El conductor no sabe qué hacer, si suelta el volante para sacarse los billetes del pantalón, choca, si no suelta el volante, no puede sacarse los billetes y lo matan, así que está muerto de todas formas. Por eso trata de hacerlo al mismo tiempo y, por una destreza que no concibe, logra hacer las dos cosas. Maneja y saca los billetes. El malandro sonríe y mira a su compañero delictivo que ahora ha dejado de repartir caramelitos y recoge las pertenencias de los pasajeros. Inocencio no puede creer que le pase esto, pero el robo ya está hecho. No le sirvió conocer la lógica criminal y sus posibles móviles para preverlo. Pero ahora no servía de nada lamentarse. Los malandros se habían bajado de la unidad con el botín. Inocencio había perdido todo al igual que todos. Salma lloraba por su dije de oro y el anillo de compromiso. En el fondo, Inocencio no le importaba haber perdido sus pertenencias: cartera, <em>BlackBerry</em>, toga, birrete… Podía recuperar todo de nuevo. Lo que le molestaba era el grado de impunidad del crimen. La forma en que se iban sin que nadie pudiera detenerlos. Caminando tranquilamente como otros transeúntes sobre la acera, prendiendo un cigarro y parloteando como si nada. Ajenos a las voces de auxilios de las víctimas y de una, ¿posible persecución policial?… Inocencio se lamentaba por su novia que todavía lloraba y por la gente desesperada. Por eso fue que decidió bajarse del autobús y seguirlos de cerca. Deteniéndose unas veces y avanzando otras. A la espera de que algo pasara, de que alguno cometiera un error imperdonable, y pudiera atraparlos al fin, sin contratiempos. Tal vez aplicaría sus conocimientos, ya saben, la lógica criminal y sus posibles móviles. Aunque a veces, los principios no se cumplían, y todo pasaba de la forma menos predecible.</span></p>
<p style="text-align: left;"></p>