Publicaciones de TERESA DELVALLE DRUBE LAUMANN - SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL2024-03-29T02:28:41ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANNhttp://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2196839266?profile=RESIZE_48X48&width=48&height=48&crop=1%3A1http://sociedadvenezolana.ning.com/profiles/blog/feed?user=2d70778ownf9a&xn_auth=noLA CITAtag:sociedadvenezolana.ning.com,2010-01-06:2575830:BlogPost:348022010-01-06T23:03:51.000ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANN
Bar La Esmeralda Perdida, ¿conocés donde queda?<br />
--- Sí, lo conozco. Te espero allí a las veinte ¿te viene bien el horario?<br />
--- ¡De diez! ¿cómo vas a ir vestida, así te reconozco?<br />
--- Mirá: yo soy medio lenta para decidir qué ponerme, así que todavía no lo sé. Pero voy a llevar un bouquet de gardenias blancas frescas prendidas en el vestido o blaser, o en lo que me ponga.<br />
--- ¿Y si venís desnudita? ¿Dónde te pondrías las gardenias?<br />
--- ¡Mirá si serás loco? Todavía no nos conocemos y ya empezás…
Bar La Esmeralda Perdida, ¿conocés donde queda?<br />
--- Sí, lo conozco. Te espero allí a las veinte ¿te viene bien el horario?<br />
--- ¡De diez! ¿cómo vas a ir vestida, así te reconozco?<br />
--- Mirá: yo soy medio lenta para decidir qué ponerme, así que todavía no lo sé. Pero voy a llevar un bouquet de gardenias blancas frescas prendidas en el vestido o blaser, o en lo que me ponga.<br />
--- ¿Y si venís desnudita? ¿Dónde te pondrías las gardenias?<br />
--- ¡Mirá si serás loco? Todavía no nos conocemos y ya empezás con esas cosillas… no te preocupes, si decido ir en bolas, me las pongo en el pelo… de abajito.<br />
--- ¿Así que el loco soy yo! ¿No serás una maníatica sexual vos, decime?<br />
--- Y bueno. Alguito de eso hay: no se puede llegar a tener treinta abriles en almanaques gastados y no sentir el peso de la conciencia entre las piernas.<br />
--- ¡Sos divina! ¡Genial! Me muero de impaciencia por conocerte.<br />
--- Yo también me muero por conocerte. Esto de chatear está bueno, pero mejor estaría un face to face, ¿no te parece? Me dijiste que sos rubio y usás anteojos para ver de lejos.<br />
--- Sí: tengo ojos azules y pelo abundante. Voy a ir vestido con camisa negra y pantalón gris perla. Te espero. No vayas a fallarme, Gardenia Solitaria. Tu Gato en el Tejado Caliente.<br />
--- No te fallaré, mi Gato en el Tejado Caliente. Tu Gardenia Solitaria.<br />
<br />
<br />
--- “Dios mío! Ya son las seis de la tarde y esta paspada no ha terminado de depilarme, todavía falta que me arreglen el pelo y me hagan las manos y los pies. Los callos me están matando. Me tendré que colocar uñas postizas, porque las mías están imposibles. Me muero de ganas de conocerlo. Me dijo que su nariz es un poco grande, al estilo Tom Cruise. Bueno, dicen que los hombres de apéndice nasal grande, suelen tener un apéndice sexual también grande. ¡Hiuuuuuujuuuuuuuu! ¡Y tiene los ojos azules! ¡Como Paul Newman, Frank Sinatra! Tengo que estar impactante esta tarde: sensual, inteligente, bellísima. Creo que aprovecharé para salir vestida desde el Spa; me compraré ropa apropiada al look que me aconseje el asesor de belleza. Menos mal que los ojitos de colores los tengo de antes, sino con todo lo que me sale esta clínica de belleza que me hice, no me quedaba ni para el micro. Pasaré por casa sólo un segundito para recoger unas gardenias. Suerte que el árbol está cubierto de flores. De tonta nomás no las corté antes de venir al Spa. Bueno, también desde las siete de la mañana hasta las ocho de la noche, ya no iban a estar tan frescas.”<br />
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<br />
--- “¡Qué lentas pasan las horas! Me carcome la impaciencia por conocer a semejante minón como parece ser Gardenia Solitaria. Me dice que es morena, pulposa, y que tiene los ojos verdes. ¡Y se ve que es ardiente! ¡Un volcán! Bueno, menos mal que el patrón accedió a adelantarme unos mangos –parece que el viejo estaba de buen humor hoy, sino ¡hijo de puta! No vale ni mierda -- me pude comprar el pantalón gris y la camisa negra que le dije que iba a llevar puestos. Ya el Ricardo me ha dicho que no me prestaba más la ropa, que a él también le cuesta comprarla. ¡Como si no supiera que se la compra a los chorros, casi regalada! Ni loco les compro a esos infelices que andan asaltando y matando por ahí. Me queda bien la cara así afeitadita. Hacía mucho que no me veía la jeta con esa barba abandonada que tenía. Pero como ella me adelantó que le gustaban los tipos impecables… cuando pasé por el taller para hacer pinta, la negrada me empezó a cargar: ¡Eh, payo, ¿qué pasa? ¿Se te ha dado por la pinta ahora? ¿No te estarás volviendo gigoló por Internet, ahora?! ¡¡Dale, flaco, si no pinchás ahora, no pinchás más!! ¡¡Qué manga de hijos de puta!! Pero son buena gente… ¡Qué manera de joderme por el tema del perfume! Ese infeliz del negro Aráoz me las va a pagar: venir a darme un beso en la boca con esa trucha asquerosa que tiene, porque dice que lo he´i calentao con el olorcito que despedía, y me perseguía por todo el taller para tocarme el culo con las manos llenas de grasa. ¡Y los silbidos, y los besos que me tiraban! Toda la gente en la parada del ómnibus me miraba raro, porque parece que se creía que era trolo. Sólo la pendeja de guardapolvo se daba cuenta que era una joda y se mataba de risa. ¡Pero qué manga de hijos de puta! Bueno: ya son las siete y media. Por cualquier cosa, me voy acercando despacito hasta el bar. No vaya a ser que no consiga mesa, uno nunca sabe. Me dijo también que era alta, espero que no mucho, porque sino me va a pasar. Y, después de todo… si no le importa a ella, a mí qué me puede importar. ¡Ahí sí qué se muere la perrada cuando me vea pasar con la morocha grandota de ojos verdes, y pulposa! ¡Mierda con la hora! ¡parece que no pasa nunca! Acá, junto a la ventana está bien. Pensé que estaría más lleno el barcito, debe ser por la hora.<br />
Por fin son las ocho: ya debe estar por llegar…”<br />
<br />
--- Todavía no, mozo, espero a una señorita y en cuanto ella llegue ordenamos ¿OK?<br />
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--- “¡La mierda cómo vuela el tiempo! ¡Pero valió la pena! Todos se dan vuelta a mirarme. Hasta algún desesperado me perdió una mano en el colectivo. Voy a llegar un poco tarde. Espero que me espere. No. Espero que me aguarde, queda mejor. ¡Ay, Lucinda Bamba! ¡Si no te casás en ésta, no te casás más! A los cuarenta y cinco, ya es medio difícil conseguir dorima, y más con unos quilitos de yapa. Así que, aprovechando que todo el mundo me dice que no los represento, le dije que tenía treinta. Total, si llegamos a algo, después lo arreglamos. ¡Ya son las ocho y diez y me debe estar esperando mi Tom Frank Paul! Voy a tomarme un taxi por las tres cuadras que me faltan: no quiero llegar sudada y agitada, después de pasarme todo el día en el Spá y gastarme el sueldo del mes de operaria del Servicio de Limpieza para estar de diez. Por suerte ya estoy efectivada, sino…”<br />
<br />
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--- “¡Dios mío, no! ¡No puede ser esa negra de dos metros de alto y tres de ancho, teñida de rubio y pintada como propaganda de pinturería! Además, si eso que está entrando en el bar tiene treinta años, ¡Yo todavía no he nacido! ¿Y qué se ha echado encima? Me parece que esta mascarita se equivocó de corso… ¿y esas flores blancas que se ha puesto en medio de las tetas, serán las famosas gardenias blancas? No les envidio el lugar: las pobres están a punto de marchitarse por asfixia. ¡Calas negras se debiera haber puesto! ¡Madre de Dios, yo me rajo de aquí, aunque sea por debajo de las mesas, a cuatro patas, antes de que pueda ver bien, aprovechando que el bar está a oscuritas y la gorda llega encandilada de la calle!”<br />
<br />
--- “No lo veo. Aprovecharé para que pueda admirarme, mientras los ojos se me acostumbran a la oscuridad. ¡Sonreí, Lucinda Bamba! ¡Capaz que te está observando embelesado desde las sombras! Sacá pecho y caminá sinuosa entre las mesas! ¡Eso los enloquece a los hombres!”<br />
<br />
--- “¡Dios mío! ¡Se mueve como una ballena en celo! ¡Y apunta hacia aquí! ¿Por dónde salgo? Justo ahora se vino a llenar el bar… y el mozo me está mirando raro… claro, no debe estar acostumbrado a ver tipos sentados en el piso. Yo me la juego y me escapo gateando del bar. ¡Cualquier día me agarra el tanque birmano éste! Diosito Santo: si me ayudás, te prometo que nunca más voy a hacer citas por Internet… ayudame, por favor”<br />
<br />
--- “¿Qué pasa que todos miran al piso?” ¡Mozo! Por favor: ¿había un joven rubio, de anteojos, con camisa negra, esperando a una dama?<br />
--- Sí, señora: es ése chiquitito que está llegando a la puerta a cuatro patas.<br />
--- ¡Gato en el Tejado Caliente!<br />
--- ¡No! ¡me ha visto! ¿Y ahora qué?<br />
--- ¡Gatito! ¡Soy yo, tu Gardenia Solitaria! Al fin he llegado; el taxi, los embotellamientos y todo eso, me demoraron un poquito… ¡pero, aquí estamos por fin!<br />
--- Gardenia… estoy buscando algo que se me cayó al suelo… (la ilusión) Ya voy a tu lado, esperame que me paro y estoy contigo.<br />
.--- “¿¡Dios mío, eso es todo!? ¡Pero si es un pedacito de hombre! ¡¿Para qué lo habré llamado?! ¿Y para esto me produje tanto? Creo que voy a morder a alguien de bronca…”<br />
--- Gardenia Solitaria… en… en… encantado de… de conocerte. Sí: encantado de conocerte.<br />
--- Yo también estoy en… encantada de conocerte. ¿Qué contás?<br />
--- No te imaginaba tan así… digamos… ¡qué sé yo! Así, todo eso… digo, tanta mujer… tan… tan… tan… llamativa digamos.<br />
--- Gracias. Yo tampoco te imaginaba así… tan… hum… tan… tan simpático digamos… creí que eras… un poco más, nosé.<br />
--- ¿Querés tomar algo? ¿Nos sentamos? ¡Pensar que no conocemos nuestros nombres: cómo te llamás? Yo soy Carlos Fernando… ¿y vos?<br />
--- Lucinda… “¿y ahora cómo hago para despegarme del pegajoso este? Se ve que está reimpactado y yo no quiero compromisos con una migaja de hombre. No me alcanza ni para el agujerito de la muela.”<br />
--- “Lucinda… parece de chiste el nombrecito: Lucinda para una bien oscurita, oscurita. Bueno, veo cómo me la rajo de aquí. La convido con un trago y “si te he visto, no me acuerdo” la cosa esta me incineraría ante los grones del taller: me parece verlos y oírlos cagándose de risa. Bueno, no puedo irme así nomás, así que tomamos un cafecito y nunca más, mi querida hembra superdesarrollada. Morocha pulposa de ojos verdes ¡ja! A un kilómetro se ve que son ojitos postizos, de esos que les venden a las minas y a los trolos para que cacen giles” ¿Un cafecito, Lucinda?<br />
<br />
<br />
<br />
--- Sí, Panchito… sí… el sábado a las ocho de la noche. La Lucinda quiere hacer una Misa de Acción de Gracias por que cumplimos siete años de casados. ¡Sí! Siete años ya… ¿te acordás…? ¡Qué bárbaro, che! Y... el tiempo corre… ¡Y sí, qué se le va´cer! La verdad, qué querés que te diga: después de todo, no es tan malo el león como lo pintan, y cuando miro los tres hijitos hermosos que tenemos, le doy gracias a Dios y a Internet… ¡en serio, hermano! ¡en serio! Además, ella es tan… tan… ¿cómo te digo…? Tan mujer, tan entera, que ¿la verdad? me hizo el más feliz de los hombres estos años. ¿Cómo no le voy a dar gracias a Dios, decime? ¡Ah, otra cosita! Después de la Misa vamos a ir hasta el Bar La Esmeralda Perdida a tomar un cafecito. Ahí tuvimos nuestra primera cita. ¿Sabés dónde queda? Sí, hombre, el café lo pagamos nosotros, no te preocupés. Te esperamos, negro, un abrazo.<br />
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--- ¿Clarita?… Lucinda ¿cómo estás? Mirá, te llamo para decirte que el sábado a las veinte hacemos una Misa de Acción de Gracias por que cumplimos siete años de casados. Después vamos a ir a tomar un cafecito en el Bar La Esmeralda Perdida, donde tuvimos nuestra primera cita y queremos tener cerca a los amigos más queridos… Mi cucuruchito de miel y yo fuimos tan felices estos siete años, que queremos darle Gracias a Dios por habernos juntado y dado esos tres hijitos hermosísimos que nos dio. ¿Venís, no es cierto? Te esperamos para compartir nuestra felicidad. ¡Queremos que todo el mundo brinde con nosotros por el amor y los sueños! Y sí… qué querés que te diga, estoy completamente convencida: Cupido navega por Internet, amiga mía y nos metió en su red.LA LLAMADAtag:sociedadvenezolana.ning.com,2010-01-06:2575830:BlogPost:348012010-01-06T23:01:32.000ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANN
Escuché la voz que parecía provenir desde los cercanos acantilados, llamándome con ternura. Me aproximé curiosa: ¿Quién podía conocerme en ese sitio? Caminando con precaución debido a lo peligrosamente resbaloso del terreno, comencé a acercarme obediente en dirección al lugar.<br />
Varias grutas abrían sus lóbregas bocas mirando hacia el naciente, como un profundo bostezo en el amanecer de otoño que venía avanzando lento, pesado, bajo la llovizna. Abajo, el mar se extendía plomizo y encrespado en…
Escuché la voz que parecía provenir desde los cercanos acantilados, llamándome con ternura. Me aproximé curiosa: ¿Quién podía conocerme en ese sitio? Caminando con precaución debido a lo peligrosamente resbaloso del terreno, comencé a acercarme obediente en dirección al lugar.<br />
Varias grutas abrían sus lóbregas bocas mirando hacia el naciente, como un profundo bostezo en el amanecer de otoño que venía avanzando lento, pesado, bajo la llovizna. Abajo, el mar se extendía plomizo y encrespado en picos bajos que parecían danzar perdidos en alguna extraña ceremonia ritual, desarrollándose sin fin en la inmensidad del océano y de los tiempos.<br />
Otra vez volví a oírlo, nuevamente la voz levantándose por encima del oleaje y la llovizna que lamían la dura piedra, pronunciando mi nombre con una dulzura estremecedora. Seguí avanzando, apoyándome y resbalando, sin responder. Dentro mío, un recuerdo se abría paso con dificultad: alguna vez... algún lugar... ¡Dios mío! No podía precisarlo, pero ramalazos de memoria me agitaban el interior dándome fragmentos de algo vivido –talvez— pero no del todo olvidado, que se movían como un fugaz y enloquecido rompecabezas al que era imposible asirse.<br />
Miré hacia la parte más alta de la pared rocosa, que era de donde aparentaba venir la llamada. Sólo el viento agitando la achaparrada vegetación que se extendía --apareciendo ante mis ojos como mezquinos manchones inquietos de un verde agrisado-- era lo único vivo cerca. Sujetando con una mano el cuello levantado del gabán y con la otra despejándome la frente intentando liberarla de los molestos mechones que me latigueaban sin piedad me quedé quieta, alerta, con los sentidos exacerbados por la creciente curiosidad. Alguien que me conocía se encontraba en ese lugar del fin del mundo que yo había elegido como refugio último y me llamaba tiernamente. ¿Pero quién?<br />
La soledad que me rodeaba parecía haber desaparecido, movida por algún extraño sortilegio. De pronto, sentía las presencias de seres a los que no podía ver, pero que me infundían una sensación de conocimiento y serenidad que me impulsaba a seguir subiendo en busca de quien me nombraba.<br />
Las escarpadas salientes me laceraron por repetidas veces; seguí aferrada a ellas, trepando a pesar de la sangre que corría por mis manos, tornándolas grasosas, resbaladizas.<br />
Como si aquella voz tuviera un poder hipnótico, ineludible, seguí adelante. Sentía que las sienes me latían a punto de estallar. El olor a iodo y amoníaco se me hizo asfixiante.<br />
Una gaviota asustada levantó vuelo, chillando histérica y agitando sus alas casi junto a mi rostro, llenándome los ojos de arena y sal. Por unos interminables segundos, perdí el equilibrio. No sé cómo fue que logré encaramarme sobre una punta que sobresalía como un brazo extendido, quedándome quieta hasta recuperar el aliento. Metí con dificultad una mano en el bolsillo de atrás de mis pantalones para tomar el pañuelo y limpiarme la cara. No podía ver a un paso: la lluvia, mis cabellos pegoteados y la arena que me arrojara el pájaro, formaban un desagradable velo que me impedía avanzar. Me pareció oír risas. Presté atención como un animal al acecho. Un murmullo creciente me trajo el viento, que de a ratos se quedaba quieto, agazapado entre las piedras, para luego saltar y atacar a traición con fiereza tal que parecía querer arrojarme en el fondo de la poza donde rompían las olas que iban creciendo sin pausa, hasta el punto de salpicarme con su espuma.<br />
Cuando me recompuse, tomé conciencia de lo frágil de mi posición: la saliente podía quebrarse en cualquier momento y de allí al agua, no habían menos de treinta metros. Pero, así visto todo, no me producía el más leve temor. Necesitaba encontrar a quien me llamaba y una paz que había olvidado o quizás nunca tuve, me inundaba el alma. No puedo recordar cómo fue que lo hice, pero logré pararme y continuar mi dificultoso ascenso. Cerca de la cima encontré otra caverna: hierática, oscura, detenida en el tiempo, misteriosa y cálida. Me detuve a mirarla sin pensar en los peligros que podía albergar en su interior. En ese preciso momento, nuevamente oí la llamada. Claramente decía mi nombre y me instaba a seguir adelante. Casi corrí esos últimos metros intentando develar el misterio lo más pronto posible. Había alcanzado la máxima altura del lugar.<br />
Como si despertara de un sueño, miré alrededor sin encontrar a nadie.<br />
La soledad, el viento, la lluvia, y a mis pies el mundo.<br />
Abajo, un océano de plomo se acunaba y rompía en torrentes de espuma que ensordecían al silencio. No podía ver la ilusoria línea que separaba el cielo de la tierra. Todo era un universo líquido y yo la más pequeña gota en él.<br />
<br />
Miré al mar—cielomar. Volví a sentir que me llamaban. No podía identificar el sonido. De repente escuché un canto, elevándose desde todos lados, y el mar comenzó a adquirir reflejos irisados que se expandían por su superficie. Vi los rostros, los cuerpos, las manos extendidas de aquellos que ya no estaban, y a quienes creí perdidos para siempre, naciendo y creciendo felices en cada reflejo.<br />
<br />
El mar: el comienzo de la vida. El útero primero de la Creación. El último refugio.<br />
El frío había desaparecido. Me quité el abrigo, rodeada por la calidez de las risas que crecían a mi alrededor; desabroché mi camisa de franela, arrojé la bufanda al viento y se alejó como un pájaro más, flotando empapada, describiendo su propia danza hasta caer entre las olas y ser atrapada por ellas. Dejé caer lentamente mis gruesos pantalones, junto con las medias y los separé de mi cuerpo con los pisotones con que me quitaba las zapatillas y arrancaba las medias.<br />
<br />
<br />
<br />
Vos te has ido; anoche noté tu ausencia cuando miré la fecha del almanaque y vi que había pasado tanto tiempo desde tu último beso, y que éste era otro otoño sin tu calor.<br />
Nunca creí lo que dijeron: que te habías ido y que no volverías. Que tu barca infló sus velas mar adentro. Muy adentro del mar... Todas las mañanas caminé hasta el malecón esperando ver tu barca blanca, amarrada secando sus velas. He venido a vivir en este puerto de soledades, de donde ha partido tu rumbo. No fuiste a las bodas de los chicos, a pesar que te esperé. Así como te esperé en cada nacimiento, en cada bautismo. ¿Te enteraste que Flor, la hija mayor de Ileana, tu preferida, cumplió los quince? Y vos no estabas, a pesar que me arreglé para que me vieras joven y bella todavía.<br />
Nunca volviste y ya perdí la noción de los días sola y las noches en soledad.<br />
<br />
<br />
Siento que la arena que trae el viento se pega contra mi piel desnuda.<br />
Otra vez la llamada, ahora desde el mar gris, plateado, lleno de rostros amados.<br />
Y entre todos, sobresale el tuyo y tu sonrisa, que mira mi desnudez como la miraste hace ya tanto tiempo, aquella vez primera en el pequeño camarote, que nos acunaba y escondía.<br />
Como entonces, igual que entonces, abro mis brazos como las alas de una gaviota, comienzo a girar danzando una danza sola sobre el risco y emprendo mi regreso al génesis en tu busca, mientras identifico la voz que me llama: es tu voz que no puede marcharse sin mí. Es tu voz que me llama desde el fondo donde habita, esperando el despertar, el regreso a nuestro amor en la eternidad que entre besos nos juramos.<br />
<br />
<br />
Oigo las risas mezclarse con mi propia risa mientras me voy acercando hasta tu cuerpo, que, tendido ansioso entre las rompientes, me espera, me llama.Se ha Parado el Vientotag:sociedadvenezolana.ning.com,2009-08-03:2575830:BlogPost:283552009-08-03T22:52:42.000ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANN
Se ha parado el viento<br />
el cielo es testigo<br />
y mi grito se pierde<br />
sin un destino.<br />
<br />
Se fue quedando quieto el río<br />
las aves mudas<br />
y mi tiempo detenido<br />
en un suspiro.<br />
<br />
Cuando vuelva la tarde<br />
cerca del camino<br />
yo saldré a mirar<br />
por si has venido.<br />
<br />
Porqué me duele tanto el día<br />
si el día es vida<br />
porqué igual me duele<br />
si yo ya lo sé.<br />
<br />
Porqué me duele tanto esta vida<br />
si la vida, como vos,<br />
se va sin volver...<br />
porqué igual tanto me duele<br />
si a todo eso<br />
yo ya lo sé.
Se ha parado el viento<br />
el cielo es testigo<br />
y mi grito se pierde<br />
sin un destino.<br />
<br />
Se fue quedando quieto el río<br />
las aves mudas<br />
y mi tiempo detenido<br />
en un suspiro.<br />
<br />
Cuando vuelva la tarde<br />
cerca del camino<br />
yo saldré a mirar<br />
por si has venido.<br />
<br />
Porqué me duele tanto el día<br />
si el día es vida<br />
porqué igual me duele<br />
si yo ya lo sé.<br />
<br />
Porqué me duele tanto esta vida<br />
si la vida, como vos,<br />
se va sin volver...<br />
porqué igual tanto me duele<br />
si a todo eso<br />
yo ya lo sé.La Esperatag:sociedadvenezolana.ning.com,2009-08-03:2575830:BlogPost:283542009-08-03T22:50:44.000ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANN
El péndulo del reloj marca el compás de la vieja mecedora.<br />
La tarde, amarilla, se diluye en su postrer hora.<br />
Los ojos viscosos, opacos, van del balcón al horario.<br />
El mismo ritual diario desde hace tanto tiempo, ¡tanto…!<br />
En intenso suspiro la angustia se escapa por su boca:<br />
él no llega.<br />
Las rosquillas endurecen bajo la pulcra servilleta,<br />
en la tetera el té se muere de frío…<br />
<br />
Galopar de recuerdos en el cuarto en penumbras, polvoriento.<br />
Susurros del viento en el jardín desierto.<br />
De a ratos detiene…
El péndulo del reloj marca el compás de la vieja mecedora.<br />
La tarde, amarilla, se diluye en su postrer hora.<br />
Los ojos viscosos, opacos, van del balcón al horario.<br />
El mismo ritual diario desde hace tanto tiempo, ¡tanto…!<br />
En intenso suspiro la angustia se escapa por su boca:<br />
él no llega.<br />
Las rosquillas endurecen bajo la pulcra servilleta,<br />
en la tetera el té se muere de frío…<br />
<br />
Galopar de recuerdos en el cuarto en penumbras, polvoriento.<br />
Susurros del viento en el jardín desierto.<br />
De a ratos detiene el balanceo:<br />
expectante, aguza el oído.<br />
En la vereda unos pasos se han detenido.<br />
Mas no… siguen de largo…<br />
Cruel golpeteo de las horas sumidas en mortal letargo…<br />
<br />
Él vendrá hoy. Está segura. No pasará más sin verla.<br />
Entrará sonriente, ensayando disculpas.<br />
Le hará mil mimos… ¡le contará tantas cosas…!<br />
Y ese momento juntos, será para ella<br />
un año más de vida, ¡es esa su medida!<br />
Los recuerdos juguetean, tangibles, por la casa.<br />
Caramba con este corazón, ¿qué le sucede hoy?<br />
De a nada desacompasa… está tan distinto…<br />
como si quisiera quedarse muy quieto…<br />
¡Dios! ¡cómo pesa cada latido!<br />
Y este sopor extraño…<br />
Y este dolor lejano, indefinido…<br />
<br />
Señor…<br />
No quisiera irme sin haberlo visto,<br />
Sin acariciar su pelo<br />
Sin dejarle en la frente un beso…<br />
Sin apretarle las manos<br />
Ni escucharle la jamás cumplida promesa:<br />
“Vuelvo mañana”<br />
<br />
La mecedora va quedando quieta.<br />
Detiene su marcha póstumo suspiro.<br />
Sólo del reloj retumba, macabro, el sonido<br />
en la muda estancia…<br />
<br />
Sentado a la mesa de un bar, café con amigos:<br />
“¡Se me hizo tan tarde! ¡Vuelvo a casa!<br />
¡Nos vemos mañana!”<br />
Leyendo en la cama, viene a recordar:<br />
“¡Qué torpe! hoy tampoco fui a ver a mamá!”<br />
<br />
Se duerme confiado, no se preocupa más:<br />
si le alcanza el tiempo, mañana se llegará<br />
total, la vieja, siempre esperándolo estará…!El Ensueñotag:sociedadvenezolana.ning.com,2009-08-03:2575830:BlogPost:283532009-08-03T22:48:28.000ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANN
Vaga, laxo, el ensueño demorándose<br />
en los juegos de la memoria:<br />
esta flor de cristal,<br />
--sin recuerdos, sin vida, sin aroma--<br />
si cayera de su frágil pedestal<br />
ni aún su transparencia<br />
me dejaría.<br />
<br />
Estas manos ajadas, tristes, frías<br />
que conocieron del amor las ilusiones,<br />
con sólo cerrar mis ojos y mirarlas<br />
se transforman<br />
volviendo a ser palomas,<br />
luz y sol de mediodía.<br />
<br />
Solo tu piel sobrevive intacta<br />
en el ensueño que en mi frente anida.<br />
<br />
Vestida de brumas de distancia<br />
tu mirada se detiene…
Vaga, laxo, el ensueño demorándose<br />
en los juegos de la memoria:<br />
esta flor de cristal,<br />
--sin recuerdos, sin vida, sin aroma--<br />
si cayera de su frágil pedestal<br />
ni aún su transparencia<br />
me dejaría.<br />
<br />
Estas manos ajadas, tristes, frías<br />
que conocieron del amor las ilusiones,<br />
con sólo cerrar mis ojos y mirarlas<br />
se transforman<br />
volviendo a ser palomas,<br />
luz y sol de mediodía.<br />
<br />
Solo tu piel sobrevive intacta<br />
en el ensueño que en mi frente anida.<br />
<br />
Vestida de brumas de distancia<br />
tu mirada se detiene altiva<br />
crece hasta ser reja, muro, salida.<br />
Y se aleja.<br />
Y me lleva la vida.<br />
<br />
Y yo me quedo mirando tus espaldas<br />
sola, irremediablemente sola<br />
perdida.Tu Sombra Lejanatag:sociedadvenezolana.ning.com,2009-08-03:2575830:BlogPost:283522009-08-03T22:46:10.000ZTERESA DELVALLE DRUBE LAUMANNhttp://sociedadvenezolana.ning.com/profile/TERESADELVALLEDRUBELAUMANN
Lejos se fue tu sombra<br />
de mi camino<br />
llevándose con ella<br />
todo el olvido,<br />
y, por más que lo niegue,<br />
sueño contigo.<br />
Lejos se fue tu sombra<br />
lejos del nido<br />
dejándome un vacío<br />
donde guardaba tu amor<br />
muy escondido<br />
y el corazón me dice:<br />
“No lo has perdido,<br />
se lo llevó su sombra<br />
con tu destino<br />
y, por más que lo intentes,<br />
no volverá contigo”.<br />
Cómo quisiera verte<br />
volver por el camino,<br />
ya no me importaría<br />
saber dónde quedó el olvido,<br />
si veo a tu sombra<br />
abrazada a la mía,<br />
caminando muy juntas<br />
sólo latidos.
Lejos se fue tu sombra<br />
de mi camino<br />
llevándose con ella<br />
todo el olvido,<br />
y, por más que lo niegue,<br />
sueño contigo.<br />
Lejos se fue tu sombra<br />
lejos del nido<br />
dejándome un vacío<br />
donde guardaba tu amor<br />
muy escondido<br />
y el corazón me dice:<br />
“No lo has perdido,<br />
se lo llevó su sombra<br />
con tu destino<br />
y, por más que lo intentes,<br />
no volverá contigo”.<br />
Cómo quisiera verte<br />
volver por el camino,<br />
ya no me importaría<br />
saber dónde quedó el olvido,<br />
si veo a tu sombra<br />
abrazada a la mía,<br />
caminando muy juntas<br />
sólo latidos.