En este berretín mío

de construir cielos de marfil y azabache,

llegué hasta el umbral de tus ojos

sólo para mirarte.

 

No bajes los párpados,

que el horizonte de las estrellas

está en lo alto,

en ese universo mío de diamantes quebrados.

 

Ven te invito, si quieres,

a las libertad de los enamorados.

Allí jugaremos un juego,

unidos por lazos de relámpagos.

 

Eduardo Albarracin

 

Es otoño y llueve...

el silencio, impregnado de olor a café,

me devuelve las palabras

 y me pide que calle.

 

Entonces escribo tu nombre,

sin nombrarte,

en el cristal de la ventana,

para apurar las horas de no verte.

 

Minúsculas constelaciones

 de pequeñas gotas

se deslizan por cada letra

como presagiando un letargo.

 

Largo, de poemas rotos,

por no encontrar la rima

que…

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Solitaria y vacía, sin ecos y sin trinos,

se fue derrumbando despacio

hasta convertirse en olvido.

La tapó la maleza y sus escombros,

a la nada reducidos, apagan los retumbos

de las piedras enmohecidas.

En eso devino mi casa paterna,

el refugio de mi infancia

y de mi bella pobreza, tan mía, tan digna.

Allá en el tiempo y en el páramo,

mis ecos apagados quizás recorran su sitio

buscando entre los olvidos

algún…

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Los ecos esperan, adormecidos y silentes, entre las enredaderas y los macetones cubiertos de musgos y de  tiempo. La casona, refugio de “los solos”, volverá a llenarse de voces el próximo viernes, apenas llegue la noche con su bagaje de historias.

         Entonces volverá a cobrar vida el barullo, entre las carcajadas glamorosas y los gestos de caballerosidad vetusta, con  la cortesía en pie de guerra entre el disimulo y la simplona costumbre de cachetear alguna nalga. Todo eso se…

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Le arrancaría al viento su rosa de silbos,

y la prendería en tu pelo

para que susurre una canción de amor a tu oído.

 

¡Ay, si pudiera!

Adornaría sus pétalos con las perlas del rocío,

y llenaría su cáliz con el néctar de tu boca

en mil besos amanecidos.

 

¡Ay, si pudiera!

Con mis manos…

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Desde el balcón de su departamento, Camila paseaba la mirada por la ciudad somnolienta que a duras penas despertaba. Algún humito, de los que se veían lejanos,  le acercaba el olor a leña quemada de hogar, quizás tan acogedor como aquel que tenían en la casa de campo donde vivió parte de su infancia. Y se quedó recordando las raras figuras que dibujaban aquellas llamas cuando, sentada en las rodillas de su abuelo, inventaba luchas temerarias entre dragones de lenguas azules y naranjas que se… Continuar

Hoy ha llovido sobre mi ciudad pequeña,

pero sobre mi jardín, ni una gota ha caído.

Ya está marchita la magnolia

y el rosal sus hojas ha perdido.

Los pájaros por silencios cambiaron sus trinos

y  desnudos  y solos quedaron sus nidos.

Hoy, sobre mi pequeña ciudad ha llovido

pero en mi huerto, ni una gota ha caído.

De rosadas flores ha cubierto el suelo

mi viejo y fiel duraznero,

y cabizbajo entre otras, llora el…

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Hoy, me dije en un remozado silencio,

voy a vaciar la bitácora en la que guardo lo versos,

voy a quemar los álbumes,

voy a tirar las cartas al viento.

voy a fundar  un nuevo mundo

en el que tú, alma mía, serás el centro.

Voy a cantar odas en honor de tu nombre

y en cielos rojizos de pudorosas alboradas

dibujaré estrellas de cuarzo y esmeraldas,

y un blasón de paz con tu nombre bordado,

con cintas de plata al asta…

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Esta lluvia pegajosa que me obnubila

y ese silencio atroz detrás de su caída,

me llenan el corazón de ansiedades.

¿Qué luna de marfil amanecida

ha quedado sin vernos en las madrugadas,

deambulando por las plazas

o bailar pegados bajo las pérgolas floridas

al ritmo, acaso único, de nuestros propios latidos?

Ninguna, viejo amor, ninguna.

Que lejos me queda el tiempo

y cuan cerca tu recuerdo.

Vuelve en esta noche a…

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Ya no tengo entre mis manos

el filo de los azahares caídos

ni el diapasón de las noches

para afinar tu tristeza,

sólo me queda la ilusión muerta

del día aquel en que te amaba,

y en que junto a ti soñaba

con lumbreras de diamante.

Qué pérfida razón persistente

osó arrebatarnos las alegrías,

yo, con las manos vacías,

y tu…

Tu con tu loca agonía

desangrando mis amores.

Ya nada queda, cerremos nomás…

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Voy a contarles una historia amigos,

libre de tantos ayes por amores idos

y de suspiros sin destino.

Esta es la historia de una pálida gallina

que de tanto soñar en ser paloma

una vez se lazó en un vuelo celestino.

Cruzó los mares, arribó a puertos desconocidos,

amigó con gaviotas plomizas

y con calandrias de dulce trino,

amarró su corazón aventurero

a los mástiles del viento

y en arrullo de…

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Me perdí en la espesura de mis años jóvenes

buscando con ahínco tu perfume de guirnaldas,

y en el sólo recuerdo de las caricias sobre tus faldas

ya me queda el alma pletórica de ensoñaciones.

 

Qué tiempo aquel, tan propicio y elocuente,

en que la vida adquiere el color de las rosas,

que hoy nostálgico rescato en diminutas pócimas

para beberlo despacio como al agua de la fuente.

 

Ah! Juventud primorosa color de todas las…

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Cuando la oscuridad nos gane,

cuando ya no haya luz que brille

ni de lunas ni de estrellas albas.

Cuando ya no haya sones,

cuando el silencio nos absorba,

cuando  la palabra calle

Y los ecos sean callejones de sombras.

Cuando el mar se agote,

cuando el prado se reseque en peladales

y ya no haya colores.

Cuando el arcoíris se cierre

y sus siete cromos se apaguen,

cuando ya no existan los pájaros

y sus…

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Posesa tu alma, obnubilada tu mente,

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Camino por la voluptuosa soledad

de tus contornos,

recorro palmo a palmo tus orillas,

y bajo la tenue luna de tus pechos

arderán los leños de nuestra hoguera.

Delgadas flechas de cristal y aurora

derribarán tus ayeres y mis penas,

y al unísono con nuestro besos

soñará  tu corazón de amapola.

Deja que la noche sin escrúpulos

bata a regañadientes su espesura,

que cuando nos sorprenda el alba

justo a la muerte…

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