Tengo herido el corazón

De tan serios avatares,

Como suelen suceder.

Sigue faltando la razón

En casi todos los lugares,

Al menos por donde paso yo.

No tránsito:

Si no me voy muy templado

Y, si me caigo:

Me levanto soterrado,

Como un…

Soy del campo o poco más,

Nací bajo un terrón;

Alguien me dijo al llegar,

Que era un diente de león.

Solo pude comprobar,

Que mi melena creció,

Cuando tuve que medrar

Para hacerme un campeón.

Estudié bajo el chozajo

-En la era de trillar-

Con…

Cuando llegan: -cada doce de Octubre (La Pilarica)- o -cada primero de Julio (Los San Fermines) -O- las fiestas de mi pueblo: mi corazón salta, como la cría de un ñus recién nacido,  todos mis músculos se transforman y se estiran, como un resorte, queriendo reemprender una carrera inaplazable hacia tierras del buen vino; me sito mozuelo y cuando esto ocurre: no dejo pasar una visita de degustación por las bodegas riojanas o las de Montilla o a las de las tierras altas granadinas…

Hoy voy camino del Sol,

Que irradia mis esperanzas

En esa luz sin cristal,

Nunca hay acechanzas,

Ni miedos a pervertir

Los sentimientos del alma.

En el viaje sin fin,

No hay crisol, ni añoranzas;

Pero el camino es dúctil:

Cribando bien a las…

Aunque rompa el viento

Y se apague la noche:

Con la blanca aurora

Yo daré contigo…

Y si no estás sola

Será de necio,

-No buscarte ahora-

y no encontrarte pronto,

Será mi tormento.

No me seas traidora:

Dame mi sustento,

Que…

Cuando sientas que te pierdo,

No me dejes de mirar,

Pues tu mirada me induce

A no dejarte jamás.

Hay sensaciones que tengo

En mi corto caminar,

Son las chispas de fuego interno,

Que chasquean a mi pesar…

Quiero que cantes a la tarde

Y -que sea- sin romperme con tu voz,

Pues los gritos me despiertan,

El mal humor que encierro yo.

Quiero que cantes a la tarde

Y no te dejes llevar por su candor,

Ya que -en el sabor de tu boca- salen:

Melodías que nunca se escuchó.

Quiero que cantes a la…

¡Que encendida su mirada!

¿Cuánta pasión derrochó?

Que bajaban por la calle

Los ríos de su sudor.

No supo llenar de aire

Los bufidos que soltó

Y se quedó embelesado,

Mientras decía: ¡ay por Dios!

Nunca atisbó los detalles

De aquél coito…