Omayra, ¿aún estás ahí?

Nadie que no haya sido

prensado por el barro de la noche.

Nadie que no haya naufragado.

Nadie que no estuviese soterrado en su niebla,

que no pulse de pronto

su vértebra completa, su torpe desconsuelo,

su violín restañando

la pradera de ausencia de los…

Es ahora el inicio: flores

desgarradas que se retroalimentan

de un sueño peregrino.

Así quizá se restauran los pétalos

y el gemido vuelve a su nacimiento.

Apenas roza la tarde su andamiaje de sueños;

el sopor no se reinventa

y solo estamos:

subsecuentes hileras del trasbordo.

Yo fui, uno a uno, tanteando espejismos:

voces que estaban

suspendidas por su simetría con el viento

-desnudándolas ciego yo te esperaba-,

explayándote entera

sobre un lecho de…

Inicio el compartir mi juvenil libro SOÑAR DE FRENTE, publicado por la Editorial Costa Rica en 1978, luego de que en el 77 obtuviera el Premio Joven Creación, convocado por la Asociación de Autores del país. Aquí el epígrafe, la dedicatoria y el primer poema, denominado SIEMPRE

Porque el poeta debe tener mucho de la luminosidad

y del asombro infantiles para acercare al mundo,

y poco del cinismo escéptico…

Tú,

yo,

la soledad inquebrantable

de buscarte,

y el ajetreo de quien calla

a las mareas.

No aflora la flor de tus pupilas

sino el miedo.

En ti estoy yo pero también el extraño,

el mismo extranjero

de ropaje encendido.

Tú,

yo, 

la puerta entreabierta

entre…

A veces cuando te miro

ya no soy más distancia,

ya yo no soy...

Todo el olvido se torna mediodía.



Y a veces si me caminas,

si me aminas por dentro

como una flor enhiesta,

yo viajo entre tus dedos:

ya soy tu lengua o tu saliva lenta,



A veces cuando me tocas,

cuando algo me dices con…

La luna fue abandonada a sus designios.

Pero su aureola desagrándose

como una simple lágrima expectante

descendió a las orillas de tu melancolía,

donde aún pretendo rescatarla.

Su aureola de hilos suavísimos

cayendo en tus cabellos.

Yo te presiento tan cercana,

tan ala mía y de los naufragios

que casi venzo,

con el mismo dolor en las rodillas y en los besos.

Mírame de…

Acaso esta ciudad

soslaya entre muros y ventanas la ternura,

la esquiva o la aniquila,

la hace desangrar entre recovecos,

la muele a palos lentos, la proscribe.

Acaso sus faroles invencidos,

sus adoquines dolosos se hunden

bajo mis pasos de caminante taciturno.

Acaso sus cornisas,

sus pocas terracillas viejas,

sus aceros y luces interpuestas

se traicionan y venden el instinto

de…

Quédate así.

Que acontezcas por dentro

como desatando hilachas de un azul perdido.

Así y así.

Ya no existen las paredes.

Y la sangre descansa de un torrente de dioses.

Así. Invisibles, Perfectos,

como si la piel hubiera sido

tan solo el pretexto de dos ángeles rozándose.

Solo así y así. No te…

Estabas leyendo al unísono

con mi respiración.

O te mudabas,

como si yo no te mirase

al otro lado del espejo...

Estabas soñando, riendo, llorando,

tan a mi lado con la aurora al lado.

Estabas mordisqueando la fruta

mientras me mirabas.

O tendías la ropa

antes…

¡Qué imposible es el árbol!



¡Qué imposible la ventana



pero tras ella esperamos



el filo del crepúsculo!



¡Qué imposibles los pájaros,



pedrerías de la tarde



desquiciando el silencio!



¡Qué imposible vagar



en pos de tu abrazo,



cuando puedes negarte a compartir el…

Convocar la hoja en blanco

y luego tomarla por la cintura

mientras su cabello girando

en un halo de luz

extasíe el lápiz y también al soñador.



Sacarle tiras a la luz,

abrirle zanjas al tiempo y esperar aquí

en esta esquina de inigualables penumbras,

y que te desnudes de todos los renglones,

en medio de la aviesa…

Yo soy el poeta

que te lleva al viento

y te socava el alba

y su estación de andrajos.

Cuando ya estés ciego

te saldaré la esperanza,

y quizá te devuelva la unívoca nostalgia.



Yo soy el poeta terco o tremendista, 

el que desenterrará la mirada de los niños

que no pudimos proteger entonces.



Pero soy…

Sí. Siempre se lo digo al mar

cuando regreso.

Al mar,

por donde van los troncos desgastando

el sepia de musgos entrañables.

Al mar, por donde irá mi corazón

esperando encender de tus abrazos

esa fiesta que lanza tu mirada.

Sí. Siempre se lo digo al mar

cuando regreso,

después de embadurnar las dos…

Como llegan los temporales

anegando los patios, las ansias, los suburbios,

como bajan en mayos ta insólitos

los huracanes

a destechar las casas.

Como se posesiona e invierno en los tejados

con su pesado albor,

como el río inusitado te lanza

la cabeza bravía

y la poza de tantos niños

se llena con su oleaje trágico.

Como avanzan los extranjeros

con sus botas verdosas

chasqueando con los…

Este ejercicio de llamar

con otros nombres

a la sed, la vendimia y el aire.

Solicitar muy quedo o clamando

que no nos dejen solos

-al oído o a los cuatro vientos.

Indagar con la soledad

cuánto requerimos el abrazo,

la lluvia peregrina que salta

de los otros ojos

y nos concluye la…

Este poema le da el título a la segunda parte del poemario SED DE OTRAS PIEDRAS, espero les guste.

BUHARDILLA INTERIOR

Es delgada la luz

y entre la claraboya va dejando

sus dedos de silencio,

sus tímidos latidos

de roedor hambriento.

Aquí hay muchos instantes.

El flash dispara contra las sonrisas

y yo salgo de nuevo a tropezar 

con otros locos.

Soy el gusano que se asoma

por…

MEMORIAS

Aquí a veces corre el viento,

deja señales de ululante latido

en el sonoro solar de mis antepasados.

Alguien vibra con su corazón de azucena

detrás de espacios que nos tienen,

tan a su merced, como diría Serrat,

y está la mecedora sostenida en las ramas

de un viejo ciprés,

y un alto cocobolo erige flores

que no le…

(Esta es la mañana de Dios entre nosotros.)



Si hay algún anciano en ella expectante,

si hay un niño,

un guijarro confundido, un pájaro tenaz,

y las hojas regresan al aire

revoloteando mariposas de aire,

si las muchachas pasan acicalándose

y dando besos de improviso a todo,

si hay algo que aspira y transpira y…