Son estos dias, aquellos en los cuales te sientes abatido por el tedio; pero no son los mismos, que te obligan a cerrar las ventanas y las puertas de tu mundo interior, recorrer cada espacio y tiempo de tus sueños; son muy distintos, sin embargo, algo tienen en común, si no eres capaz de captar, con tus lentes y tus audifonos, los interticios de tus nobles y tristes sentimientos, lo más seguro, es que, ese aburrimiento, ese estado abúlico del ser, te llevará al borde de un insondeable abismo, ropiendo cada premeditación, y llevado, rápidamente, a un callejon sin salidad, donde tal vez, te toque pelear contigo mismos, para autovencerte, en un lucha constante y sin retorno; sin embargo, también, después de reirte, esos instantes, tu estado de animo, será un triunfo sin sentido y lleno de muchos agujeros, como ese queso gruye que es muy delicioso, pero deja un vacío en el estomago, que sólo se llenará con una gasada de pan, asado sin levadura, rancio y lleno de moho, como todo aquello que has guardado en aquel frÍo cuarto donde compartimos ratos de alegrías, angustias y tristezas, después de esos furtivos encuentros, cuando de niños dimos el salto a la adolecencia... y luego, al golpe, certero de una realidad, contra la pared de la prematura adultez, cuando tu vientre comenzo a elevarse sin que nos dejara tener una luz de cual había sido la razón de ese cambio expontáneo de tu anatomia, Griselda!
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