cuento la luz de unas manos

[Ruth Victoria Morales Custode]

 1.- La Luz de unas manos 

 

Alejandra tenia catorce años y su único contacto con el mundo de los videntes era el tacto, todo lo que le rodeaba estaba lejos de su comprensión, desde que había sido muy pequeña, había tenido que aprender a levantarse de los golpes, caía constantemente pero aprendió a no llorar, se arrastraba por el piso sola, para descubrir la enorme dificultad de vivir en las sombras, como duele pararse y encontrarse con el mismo fondo negro todos los días, cada uno que pasaba en su habitación  de la casa campestre de sus padres sin salir, hacia que las densas sombras negras que cubrían sus ojos se hicieran todavía mas negras y sentía como se hundía en un pozo negro y profundo. 

 

Fue criada por su nana María  y por una madre sobreprotectora y fría llamada Bárbara, que sentía preferencia por su hermana mayor Daniela que había nacido con buena salud, ella en cambio no tuvo esa suerte, había nacido con una enfermedad de retina congénita y rara llamada amaurosis de Lebed, y cataratas congénitas, o dicho en términos mas sencillos: sus ojos no tenían la capacidad para ver, aunque  la operaron de las cataratas, esta operación de nada había servido a causa de su enfermedad retinal. La amaurosis de Lebed le fue diagnosticada después de la operación y significa que la retina que se encarga de procesar las imágenes que ingresan en el aparato visual tienen un defecto que hace que vayan perdiendo su función desde el nacimiento hasta edades muy tempranas, por eso la pequeña Alejandra perdió la visión de forma total a los tres años, después de intentar toda clase de tratamientos y descartarlos porque no se producía ninguna mejoría; se perdía casi con seguridad la esperanza para la niña de poder conocer el mundo y como era tan pequeña cuando perdió la vista carecía de recuerdos visuales.   

 

Pero lejos de su diagnostico medico, su madre decidió llevarla a vivir a un pueblo campesino, desde que cumplió los diez años y aunque parezca extraño era mas feliz ahí , sintiendo la brisa fresca en las mañanas y el calor del sol en las tardes, corría por el campo sin temor pues no había obstáculos que estorbaran su camino, entre ellos su madre que la trataba como si no tuviera capacidad para hacer las cosas, ahí en la soledad de la naturaleza  y la caricia inocente de su mano sobre ella creció, cayéndose y levantándose hasta aprender a ser cautelosa con sus pasos. Ahí en esa soledad bendita aprendió a soñar, a amar todo lo que la rodeaba con ayuda de su nana: las flores, las mariposas, los árboles, el agua sonora y límpida de los ríos y el pasto fresco y fragante, apreciando así los dones que los que tienen sus sentidos completos, los que están mas posibilitados para desenvolverse de manera independiente, los que han sido amados sin condiciones, los que no conocen el amargo sabor de la segregación, no pueden entender; creyéndola mal de la cabeza por querer volar como los pájaros o tocar sus dedos con el sol. Aun  así, a pesar de todo lo feliz que era,  a veces no podía evitar preguntarse que significaba el don de la vista y lo lindo que seria poder poseerlo, solo unos minutos, aunque lo volviese a perder enseguida después.

 

Una noche de tantas pasadas a luz de una sombría luna, se acerco a ella un joven, su nombre era Miguel y su suerte había sido muy distinta a la de esta muchacha, las diferencias eran claras: el era el orgullo de sus padres, había estudiado en el extranjero y estaba de visita en el pueblo ,ella en cambio siempre estaba tan sola, sus padres trabajaban mucho y no tenían tiempo para nada, la amaban y la cuidaban pero no compartían el mundo puro y bello de su hija, prefiriendo la vida en la ciudad. Su padre la mimaba mucho cuando la visitaba, le había enseñado que su ceguera no era un obstáculo para alcanzar sus metas y por eso hacia siempre todo lo posible por hacerle más agradables las sombras en que vivía.

 

Miguel se acerco sigilosamente hacia donde estaba Alejandra con la cabeza arrimada a un árbol, pensando en silencio; curioso de ver semejante aparición a esas horas y tan sola, mantuvo con ella el siguiente dialogo: 

 

-¿No te da miedo estar sola aquí a estas horas?

 

-Me da igual las sombras de la noche o la luz del sol en las mañanas, si no puedo distinguir la diferencia entre ellos- contesto ella fríamente. 

 

 Entonces se dedico a contemplarla atentamente en silencio, su rostro delicado y bello, sus labios rosados y puros como flores que en las mañanas derraman su rocío, sus ojos de color  verde oscuro: profundos, solitarios, hermosos; como si en ellos viviera el paisaje que los rodeaba, derramando sobre el una extraña luz, sin embargo al fijarse en la joven con más cuidado notó otras cosas que no había percibido en un inicio: cuando le habló ella nunca dirigió sus ojos hacia él, estos eran fijos, dirigidos permanentemente hacia adelante, con una impavidez  terrible que los ensombrecía como esculpidos en el rostro de piedra de una estatua ,inexpresivos; con la mirada vaga e imprecisa  que parecía pasa por encima de las cosas, sin rozarlas siquiera…, todos estos descubrimientos que hizo Miguel eran extraños y contradictorios, pero sobre todo tristes; parecía que la naturaleza se había equivocado con esa pobre muchacha, haciéndola hermosa y poniéndola en un paraíso silvestre y dándole a la vez  un defecto tan cruel que el recién en ese momento pudo comprender:ser ciega

 

El joven no pudo evitar sentir compasión por ella y se sentó a su lado en silencio, acaricio con ternura sus mejillas para que pudiera al menos sentir su presencia, ella pregunto entonces:

 

-¿Quien eres? , - ¿Por qué tocas mi rostro? , a lo que él le respondió:

 

-Me llamo Miguel y lo toco porque es muy bello

 

-¿En verdad?- pregunto la muchacha

 

-Si, muy bello- contesto el muchacho, -lastima que tus lindos ojos no tengan la luz para verlo-

 

-Si mi destino es estar así  lo acepto, no soy nadie para oponerme al destino que me ha tocado vivir.

 

El joven lleno de admiración ante estas palabras nobles y valientes, le preguntó:

 

-¿Cómo te llamas?

 

-Alejandra-le respondió la muchacha

 

-Hermosa como tu nombre- le susurro Miguel al oído

 

La joven suspiro con tristeza, pensando como seria ese muchacho que tenía a su lado, y el joven al percibirlo le susurro tiernamente:

   

-Alejandra, tu eres tan hermosa que ni tan lamentable error de la naturaleza podría opacarte, ni siquiera el sol y la luna son tan bellos como tu.

 

Unas lágrimas rodaron por el rostro de joven y hermoso de la muchacha, mientras pensaba que tenía la voz más dulce del mundo y gotearon por las manos de su nuevo amigo que le dijo:

 

-Ahora te conozco y estaré contigo para ver la hermosura de tu alma y de tu rostro

 

-Yo también- contesto ella 

 

-¿Como harás para verlo si desconoces el universo de las formas y los colores?- dijo el joven, sin comprender a lo que se refería.

 

Ella con una voz suave y tranquila contesto:

 

-A ti la vida te dio los ojos para ver todo eso, a  mi me dio las manos- dijo ella enseñándole las suyas, -para ver con ellas  mas allá de las sombras que me rodean, de todo lo que tu puedes abarcar, ellas son mis ojos y con ellas puedo verte, palpo así el rostro de su amigo: primero la frente, luego los parpados y sintiendo lagrimas en sus ojos pregunto:

 

- ¿Por qué lloras?- a lo que él respondió 

 

-Tengo un mal recuerdo, ¿sabes?, nunca me he llevado bien con mi hermano y un día el me empujo y para no caerme de cara intente colocar mis manos pero no soportaron mi peso, y caí sobre mi brazo izquierdo en una superficie con bordes filosos, en el que me quedo una cicatriz muy grande, que nadie ha podido reparar, aunque me han operado muchas veces, he perdido movilidad en el brazo y esa cicatriz es lo que mas me molesta, pues es como si la llevara dentro de mi.

 

-Te entiendo-dijo Alejandra-  -y sabes ¿por que?, por la sencilla razón de que la herida esta mas que en tu brazo, esta en tu alma, yo entiendo bien las heridas del alma porque por ser ciega he tenido que padecer el dolor de la discriminación, sobre todo cuando viví en la ciudad, esa sensación de que te miran fijamente, yo no puedo verlo, pero lo siento, siento las miradas penetrantes de la gente cuando paso a su lado, oigo sus murmullos diciendo que soy ciega, que mis ojos son bonitos pero que no tienen expresión y que son fijos, sin embargo yo me di cuenta -prosiguió la joven- que la forma de demostrar a esas personas que hablaban de mi era haciendo que notaran que no por que no viera no podía hacer las cosas, aprendí a hacerlo todo sola, me caía, me daba muchos golpes pero dicen que así se aprende, tropezaba con las cosas, todo me costo mas pero ahora no hay lugar de este pueblo que no conozca, mi nana me guiaba al comienzo, luego andaba sola y así lo hago hasta hoy y agrego:

 

-Déjame ver tu cicatriz, con mis manos puedo hacerlo, de todos los sentidos el tacto es el mas profundo, me deja ver cosas que a mis ojos les esta negado - diciendo esto palpaba el brazo de miguel lenta y gradualmente hasta llegar a la parte inferior donde estaba la cicatriz, la acaricio con delicadeza y dijo: 

 

-La única manera de que te recuperes de esta herida, es que primero dejes que cierre la que esta en tu corazón, en tu alma, porque solo así sane yo de la huella que dejo en mi la ceguera, si resulto conmigo, también lo hará contigo. 

 

 

-Pero tu ceguera no se curo- contesto Miguel sin entender 

 

      -Pero se curo mi alma y eso es lo que mas importa, lo esencial es invisible a los ojos por eso hay cosas que solo se sienten, no se ven. ¿Comprendes?-, la cicatriz es la ceguera en mi caso, pero no es más que eso, ya no me causa dolor, además he descubierto que estar así es grato en algún modo, puedo imaginar que brilla el sol aunque llueva y para mi brillara, puedo entender la tranquilidad del silencio, el silencio es profundo como la eternidad, las palabras superficiales como el tiempo,  las personas que hablan mucho no entienden lo tranquilo que es solo oír los sonidos del mundo pero yo lo entiendo mejor que nadie, por eso vengo tanto a este lugar.

-

 

Miguel conmovido comprendió que la belleza del cuerpo es  muchas veces indicio de la hermosura del alma, y esa joven era el reflejo más perfecto de esa frase que el hubiera visto nunca  y le respondió con respeto y admiración:

 

- Tus palabras son dulces y tus manos las mas tiernas del mundo, perdóname, pero tu me conoces como nadie podrá hacerlo jamás, y depositando sobre su frente un cálido beso, la abrazo con ternura, arrullándola en sus brazos el resto de la noche

[Ruth Victoria Morales Custode]

leeran mi cuentooo, lo de la foto ya vere com0o la pongo, es que no me gust tomarmelas

[Ruth Victoria Morales Custode]

Si es verdad pero pienso tambien que cuando la situacion se acepta la capacidad de recuperarse del dolor es enorme, es mas triste pensar en otros seres que no aprovechan lo que tienen en la vida y que deben toparse con otros seres como el personaje para reflexionar y apreciar lo que tienen 

[Cástor Agustín Olivier Olivier]

BELLO CUENTO,  ES TRISTE ESTAR ENVUELTO EN LAS TINIEBLAS SIN ESPARANZAS DE

VER LA BELLEZA DEL MUNDO. LEÍ UNA PARTE, LUEGO REGRESO Y LEO LA OTRA PARTE

ESTA MUY INTERESANTA AMIGA RUTH.

[Ruth Victoria Morales Custode]

este es el cuento que queria mandar, he hecho 14, pero este es el que a mi me gusta mas