EN MI PAIS SE CONMENORAN LOS 9 DE ENERO FECHA EN QUE OCURRIO UN ENFRENTAMIENTO VIOLENTO, ESTO MUCHO ANTES DE LA REVERSION DEL CANAL A MI PAIS, LO NARRADO LO VIVIO UNA FAMILIA LOCAL

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

9 DE ENERO

   

                         A Inés Natividad, que haló una cerca el nueve de enero

Debes saber hijo mío, que los pueblos intuyen cuando es el momento oportuno, nadie se los dice, nadie les avisa. Ellos solitos saben cuando están dadas las circunstancias para reclamar sus derechos, y lo hacen sin pedir permiso, así pasó aquel día, lo recuerdo clarito clarito.

Recuerdo que tu abuelo llegó a buscar a tú papá y le pidió que le acompañara a la Avenida 4 de Julio, vivíamos muy cerca. Tenía que tomar fotos de lo que estaba pasando, le habían dado esa misión en el periódico. En casa sonaban los tiros y yo les gritaba que no se asomasen a las ventanas, una bala podía entrar al departamento y causar una tragedia. No olvido que les ordené que se metiesen bajo la cama. Sí, no te rías, bajo la cama. Estaba nerviosa, te dije que prendieras el radio para saber qué pasaba.

Mientras mi madre recordaba aquellos hechos, sin decirle nada recreaba los acontecimientos como una obra de teatro. Me los contaba cada nueve de enero: -  ¿Qué ocurre en el Santo Tomás? ¡Qué vaina… desgraaaciados! Creen que son impunes, tirotear con saña un pueblo desarmado, ¡esto lo sabrá el mundo entero! Dios, ya ha pasado mucho tiempo y tu padre no llega. El teléfono, voy a contestar, puede ser él: - No Lalita, no han regresado. Sí, estoy oyendo la radio, es terrible. Desde aquí oigo los tiros. Son muchos. La gente pasa por la calle con palos y piedras. Van para allá. ¡Imagínate, solo llevan palos y piedras! Te llamo. ¡Era tu abuelita, quédate bajo la cama, acaso quieres que te maten! No llores más, quiero oír la radio. ¡Qué vaina, que vaiiina, más heridos! El teléfono… no Lalita, aún no llegan, si lo hacen te llamo… Que va, me voy a buscarlos, ya van más de dos horas: -  Oigan bien, cuando salga, trancan la puerta y se meten de nuevo bajo la cama, y no contesten el teléfono que va a ser tu abuela. No voy a demorar.

¿Cómo hago para llegar a la 4 de julio? Subo por la calle de “El Panamá América”, no, mejor no, mejor me voy hasta el restaurante “Nápoli” y de allí sigo hasta la esquina del “Ancón Inn”, es más seguro. ¡Carajo! ¿de dónde salió tanta gente? ¿Cómo los voy a encontrar así? Bueno, ya llegué. ¿Qué dice? que me tire al piso, claro, claro. Disparan desde aquella colina, ¡míralos veee…cobardes! Que ayude, ¿cómo?, pero si ya hay mucha gente tirando de esa valla. Dios mío, le dieron al señor, ¡hay que llevarlo a un hospital! ¡Que alguien ayude a ese señor! Me voy a quitar los zapatos, así corro mejor. Coñooo, la desgraciada cerca no se cae, tanta gente y no se cae… ¡jalen carajo, jalen! Juntos, todos juntos, ¡vamos! ¡Uno, dos, tres, ahora! Esta vaina no se va a caer, mejor me regreso a la esquina. Quizás por allí los vea. Piedras contra balas, piedras contra balas, así no vale. Allá van, ¡oigan, soy yo! ¿Porqué me gritan?, ¿qué querían que hiciera? No sabía de ustedes, la radio dice… Los chicos están en la casa. Perdí los zapatos. Vayan al Santo Tomás, la radio dice que hay una avalancha de heridos, pero primero llévenme a casa: - No mi amor, ya te dije que no estaba en medio de la 4 de Julio, sólo llegué hasta la esquina donde te encontré, que no hombre no, que no te miento. Chinito, llama a Lala que está muy preocupada. ¡Ya llegaaamos, saluden a su papá! Cámbiense la camisa que están empapados. ¿Ya se van? cuídense mucho. Tu trata de llamarme de vez en cuando, que me preocupo mucho. Abracen a su papá. No hombre, no voy a salir más, sólo quería saber si les había ocurrido algo. ¡Que Dios los acompañe! (Cerca del carajo, no se cayó la infeliz. Si me hubieran pillado, la bronca que me habrían armado.) ¡Balas, más balas!, hijos bajo la cama, y no apaguen la radio...

Claro que te oigo madre, como no voy a escucharte, es una gran historia, qué ocurrió luego.

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

CIERTO AMIGO POETA Y FILOSOFO LANDAETA, JEJE, SALUDOS SIEMPRE

[Federico Landaeta]

ASÍ SON LAS MUJERES... REPITEN Y REPITEN SUS CUENTOS...

Y SI LOS HAN VIVIDO, MÁS AÚN

E  X  C  E  L  E  N  T  E       N  A  R  R  A  C  I  Ó   N

Bendiciones incesantes