“Para Luis Adrián Valenzuela Navarro y muchos(as) como él, que en el mundo vuelan por la vida, al ser voluntarios de la Cruz Roja.
Corren y corren sin descanso en ambulancias y con el stress a cuestas, buscan ganarle la carrera a la muerte, ella, que viene implícita con uno cuando nacemos; es temida, su solo nombre estruja el corazón, incluso, del que se considera insensible.
Pero ellos, los ángeles, por desgracia anónimos, aún a costa de la vida propia van a dar la mano a seres que requieren de ayuda. Son los voluntarios de la Cruz Roja, “ÁNGELES SIN ALAS”.
Entre el ulular de sirenas, de adrenalina al límite, sorteando y esquivando entre carros y carros su propia vida, llevan la consigna de llegar a tiempo para salvar aquellos que requieren sus servicios.
Son intrépidos, arrojados, con un alto sentido de solidaridad y sobre todo un deseo enorme de prodigar certidumbre y confianza al enfermo, por supuesto al familiar que en ellos depositan esperanzas.
Saben, en todo viaje para asistir al enfermo va con ellos la muerte, acechando a cada instante, ante el mínimo descuido; en la imprudencia de aquellos que aún no entendemos el pedido de auxilio, solidaridad, tolerancia y de colaboración al oír de la Cruz Roja su llanto, cuando como ráfaga recorre las calles de grandes o pequeñas ciudades; pero somos tantos los indolentes que nos entrometemos entre ella.
Ellos, los paramédicos, llevan en sus ojos ansiedad, por supuesto el miedo y hasta quizás sensaciones de curiosidad y asombro; no saben a ciencia cierta ante qué situación tendrán que enfrentarse.
Son los “ángeles sin alas”, aunque pareciera que las tienen, vuelan en cuatro ruedas por las calles de noche y de día, no hay días festivos y no existen fines de semana -todos los días son días- de ellos pende la vida de muchos y son ciertos que deben ganarle la carrera a la muerte aún a costa de sus propias decisiones.
Los ángeles de las calles, en su mayoría jovencitos(as) con un alto sentido de la misericordia, de férrea voluntad, y de compromiso a prueba de todo, están ahí; mientras otros se divierten, ellos “los ángeles”, cuidan de nuestra salud y de nuestra seguridad. Son seres de buena voluntad que coadyuvan en labores de rescate y tienden sus manos en bien de los que sufren por alguna enfermedad o bien aquellos que en su andar tienen terrible accidente.
Ellos, son ángeles en ruedas, y pareciera que vuelan cuando van por salud y la vida de aquellos que la muerte, quisiera llevarse.
Carlos M. Valenzuela Quintanar
Hermosillo, Son. Diciembre 2011
Comentario
bello homenaje a esos heroes anonimos
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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