Iniciamos el compartir mi libro SED DE OTRAS PIEDRAS, publicado en el 2012 por la Editorial de la UNED, se inicia con esta dedicatoria:
Dedico este libro a la memoria bendita de mi madre, Odilíe Carvajal Castro, y de mi hermano, Gonzalo Bonilla Carvajal.
Y entrego ahora el prólogo escrito pro Julieta Dobles Izaguirre, poeta nacional, premio Magón de Cultura 2013.
POEMAS PARA SACIAR LA SED
Ronald Bonilla nos sorprende con un nuevo libro: Sed de otras piedras. Y digo nos sorprende, porque este poemario realmente es una obra de madurez, y algunos de sus poemas, la mayoría, son sorprendentemente hermosos y originales.
El Ronald Bonilla poeta ha venido trabajando y madurando su poesía como se madura un vino. Lenta, pero certeramente, ha logrado un estilo, una voz personal, formada de distintos elementos que intentaré describir y ejemplificar en esta breve introducción.
El poemario Sed de otras piedras está constituido por dos partes robustas: I. "En una hoja sin tiempo", que agrupa mayoritariamente poemas de familia, dedicados a retratos de los padres y hermanos, donde un alto y transparente lirismo tiene su lugar, y II. "Buhardilla interior", donde se encuentran los excepcionales poemas amorosos, y los poemas que se interrogan sobre la condición humana.
En la primera parte, el lirismo prístino, sustentado en una visión amorosa y trascendente del universo familiar, se detecta desde el primer poema, "trampa azul", que intenta definir lo humano lírica y profundamente, basándose en el adverbio "sólo".
El poema dedicado a su madre, "Inscripción de una hoja sin tiempo", está teñido de un lirismo conmovedor, a partir del amor compartido y solidario:
"Sabemos que al desprenderse una hoja
se detiene el aire para siempre
en la mirada que somos, compartidos".
Lo mismo sucede con los poemas "vendimia de fe" y "Brizna de la estrella, dedicados al padre y al hermano, que ofrecen imágenes entrañables y luminiscentes, características predominantes en la poesía de Bonilla:
"Un violín restañando
detrás de otras maderas que partieron la casa.
También esta otra, como ejemplo de profundidad humana, refiriéndose al padre:
"O el perdón que solo puede dar un roble entero".
Hay en esta primera parte un autorretrato que es una clara muestra de las principales características de la poesía de Bonilla: "Testimonios de la piedra", pleno de contradicciones existenciales, con una huella clarísima de las vanguardias hispanoamericanas, donde las contradicciones y absurdos tienen una clara función lúdica y paradojal que nos recuerda a Vallejo, una de las lecturas claves en la formación de nuestro poeta. los poemas restantes de esta primera parte son muestras, como lo veremos claramente en los siguientes extractos, de la profundidad humana y la creatividad lúdica de su poesía:
Si los ríos son solo el testimonio,
o acaso la fronda para el reposo,
la piedra que nos lanza el asesino,
la torpe ironía del prestidigitador,
o la caída del pordiosero en las trampas fatigadas
de la basura insalvable,
son sin remedio, remedo de Dios.
En el poema "Azul contracorriente" se presenta un mágico juego, que nos adentra en una realidad imaginaria y lúdica, heredera de las mejores tradiciones modernistas y vanguardistas, pero a base de imágenes renovadoras y vitales propias.
En el poema "Cómplices del duelo", de acento dolorosamente existencialista, se detecta una profundidad humana y solidaria, otra de las fortalezas de la poesía que nos ocupa, porque Ronald Bonilla se identifica con el dolor humano, y lo recoge en su poesía, como un buen integrante de la generación de los sesenta.
La muerte es predominio del olvido.
Y el hombre y la mujer que no presienten
son fácil presa en su caída.
Todos caemos aquí o allá.
No impugnemos ahora este destino.
Solo vivámoslo en su precaria insensatez.
La burbujeante aparición de imágenes es propia de los restantes poemas de la primera parte, tanto del poema "Cabeza de sed es la alborada", dedicada al inicial ultrasonido del nieto por nacer, como del sorprendente poema "Gota o palabra", sorprendente por mínimo y metapoético, que evidencia una gran capacidad de síntesis, y que tiene esta imagen dedicada a la palabra y al asombro:
El milagro de Dios
que en la palabra vive.
Al igual que el poema "Quijongo con manzanas", de hermoso ludismo, dedicado a Pablo, "hijo de siempre", donde el poeta se explaya en la creación de imágenes hermosas y entrañables, jugando con ese lenguaje figurado que encanta por igual al oído, a la imaginación y al sentimiento.
Ocio para tus ojos,
rubor para el mensaje de tu mejilla alada,
clavicordio olvidado entre manzanas verdes,
mantel cayendo en su sinuosa
predisposición de arcángel...
En el último poema de esta primera parte, "Oración por la mañana", el mejor Ronald Bonilla se hace presente, donde cierto existencialismo religioso muy personal convoca la beatitud y el asombro en el lector en un lenguaje que evoca el surrealismo de nuestros poetas hispanoamericanos:
La mañana que arde tan en í
ya saca sus camisas a doler,
ya aprieta su corbata al cisne,
ya agita el escarabajo su aguijón de lunas"
Y el poema concluye magistralmente:
Si hay un golpe de sed
en mitad de Tu asombro,
si hay algo de imposible y rutinario,
de andariego o roto,
ese soy yo, Señor.
En la segunda parte del poemario, "Buhardilla interior", se da un derroche de lo cotidiano, enmarcado en el esplendor de imágenes muy personales, y contiene varios poemas de amor excepcionales.Del primer poema, del mismo nombre tomo un ejemplo:
Es delgada la luz
y entre la claraboya va dejando
sus dedos de silencio,
sus tímidos latidos
de roedor hambriento.
Entre los poemas de amor que se descubren en esta segunda parte, hay quizá los que yo considero cumbres del libro y del tema. Aunque Bonilla ha cultivado muchísimo la poesía amorosa en libros anteriores, aquí la originalidad y la maestría para expresar dichas vivencias de amor desde lo cotidiano que se vuelve trascendente, hacen de estos poemas su mayor fortaleza, y nos recuerdan que Bonilla es uno de los firmantes del Manifiesto Trascendentalista, único manifiesto poético serio escrito en nuestro país, en 1974, y publicado en el año 1977 por la Editorial Costa Rica.
Con un sesgo original y personalísimo, como todos y cada uno de los poetas que firmamos y publicamos dicho manifiesto, Bonilla logra que la esencia misma del poema sea expresar lo trascendente de la vivencia humana, donde el lenguaje figurado es el mejor medio de expresión de vivencias como el amor en todas sus facetas, la compasión y la solidaridad:
Que vengas tú, amor, que vengas tú,
a darme el verso, el pezón, la ciénega amorosa
la impecable gota del orgasmo
en mi sed de viajero a veces,
a veces sedentario,
trashumante en tu piel que me culmina"
(Del poema "trashumante en tu piel")
O el poema "Como en los temporales", en el que el poeta utiliza la palabra "como" para crear una símil de conjunto. El texto prosigue con esta bellísima estrofa para llegar a su remate:
Así avanzó el amor
inundándolo todo,
corroyéndolo todo,
estremeciendo puertas, destruyendo, posesionándose,
atemorizando las gotas de rocío,
las torpes bicicletas, los colchones,
descarrilándose en la noche,
temblando hasta rehacer la auroa
con las ramas caídas, aprisionando el canto...
Y así, en los poemas amorosos "Diálogos con el mar", "Cercana", "Donde ya no hay ventanas", "Designios de la luna", "Canción para esperarte", "Sed contra rutina" y "Repaso de insomnio", el amor se establece como la salvación, el refugio, frente a un mundo violento y solitario. pero al hacerlo, el amor también se apodera de esta segunda parte y la hace suya, la domina con la mejor poesía, y nos la entrega a nosotros, sus lectores, agradecidos.
otro poema sumamente original de esta segunda parte es el de "Blanca seducción", que es un juego metapoético donde la voz lírica pretende seducir la hoja en blanco:
Convocar la hoja en blanco
y luego tomarla por la cintura
mientras su cabello girando
en un halo de luz
extasíe al lápiz y también al soñador.
"El poeta" destaca no solo por su calidad y originalidad, sino para darnos, con gran belleza y profundidad, varias de las tareas que la poesía, en su misión transformadora cumple:
Cuando te estés quedando sordo o soli,
equidistante o ciego,
te devolveré las yemas insolentes
de todo lo cercano.
La preocupación por el otro y su sufrimiento es un tema constante en Bonilla, desde sus primeros libros. Aquí se manifiesta en cuatro poemas excelentes: primero en "proscrita la ternura", sobre la ciudad y su violencia y "Barro azul", sobre la niña Omayra Sánchez, víctima de las erupciones del volcán Nevado del Ruiz, en Colombia; luego en "decir del viento" y en "Andrajos de la luz", ambos con un acento doloroso e interrogante sobre la condición humano, que no obstante, encuentra, sutil pero fuerte, la esperanza. Veamos una muestra de los tres últimos:
Ay, ¿quién canta a la noche
de una niña muriendo
y es la niña, la noche y la vida
todavía cantando de pie
como en las madrugadas?
(Del poema "Barro azul").
¿De qué hojas dispersas nos hicieron,
de qué maíz, de qué barro salobres,
de qué excremento macerado y fiero?
(Del poema "Decir del viento").
Por eso estamos, somos algas,
deambulamos,
emprendemos a coces el destino
y no sabemos sino este transitar
detrás de los milagros.
(Del poema "andrajos de la luz")
Tres fragmentos que dan fe de la hondura dramática de los poemas profundamente humanos de Ronald Bonilla. Cada uno e su tema, con ese común denominador del dolor desde una visión existencialista. Así nos sigue sorprendiendo este poeta maduro y solidario, autor de este libro, Sed de otras piedras, que ocupará un sitio de excepción dentro de la lírica nacional contemporánea.
Julieta Dobles
San José, octubre del 2012.
Comentario
Gracias, Elías y Mab, por los bellos destacados, abrazos
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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