Amigo, sabes que esperaré
el tiempo necesario.
Cuando decidas volver
mis brazos y mi sonrisa
para ti serán.
No es fácil olvidarme
porque en tus ojos
tendrás el azul de mis mares,
la majestuosidad de mis montañas
y el color de mi raza.
Volverás, porque tus manos
necesitarán lo cálido
de las manos de mi pueblo.
Porque ansiarás sentir
de nueva cuenta
la suave textura de rebozos
artísticamente creados,
o sentir la magia de miles de artesanías
hechas con el talento de mis hijos.
Estaré esperando tu regreso.
Sé que no podrás olvidar
la delicia y el sabor de mi comida.
Porque su color y variedad hacen
del disfrute hasta del más difícil, paladar.
Te has llevado para siempre
el aroma de mis flores,
su perfume mágico y sensual.
Y el aroma de mis platillos
te harán volver de nueva cuenta.
Por todo ello regresarás, lo sé,
y haz de saber que feliz te abrazaré.
Porque soy:
Un cielo lleno de luz para ti.
Un inmenso mar azul y cálido.
Soy tierra amiga, de color cobrizo, el de mi gente.
Soy viento del desierto, valles, selvas…
Soy, ¡México!
El país que abraza
con encanto, calidez y amistad.
El país que ríe
con sonrisa franca, y espontánea.
El país que canta
con mariachi, banda, sinfónica…
¡El país que vive!
¡Soy México y te espero!
Pero… No tardes mucho
te hago falta y…
¡Me haces falta, por eso ven…!
Hermosillo, Son. A 1 de junio de 2009
Carlos M. Valenzuela Quintanar.
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