Debo confesar abiertamente que soy un español, andaluz y malagueño del Sur; muy enamorado de Argentina.                                                      Con esta declaración quiero dejar patente mi debilidad absoluta por todo lo referente a ambos países.                                                                        Mi cuna natal Colmenar (Málaga) -sin dudarlo- es mi madre, con todo lo que ello significa en un ser que tiene sentimientos.                                    La otra, por la que bebo los vientos -a mi edad adulta- podríamos decir, es: mi novia y compañera con la que quiero compartir el resto de la vida.  He leído en algún sitio y por supuesto hace bastante tiempo: “Que, por formar pareja: el individuo dejará a sus padres, para seguir viviendo su propia vida, y yo agregaría, que también hay quien se emancipa por viajar a otras tierras”.                                                                                   -Si no fue exactamente así, como lo comentó el versado: ruego me perdonen los entendidos en la materia-.                                                                                                  Desde luego, lo que deseo indicar con ello es: -sí, yo me siento un alma errante, buscando un poco de paz; mientras admiro lo natural y bello que existe-.                                   Necesito contemplar la belleza directamente de la Naturaleza para sentirme firmemente vivo.                                                                                                                          He viajado a algunos países -siempre que he tenido ocasión para ello- y en todos ellos, fui buscando: satisfacer un deseo innato de encontrar ese rincón de paz, donde pudiera sentirme feliz.                                                                                           Sitúate en Buenos Aires -como punto de partida-, puedes hacer un viaje inolvidable, cómodamente en autobús y empleando unas 24 horas en butaca cama en la ida, un par de días disfrutando la selva misionera en el recinto del Parque Natural del Iguazú –con sus 600.000 metros cuadrados de extensión y riquísimo en flora y fauna-, pero lo que más te llamará la atención es: asomarte por las barandillas quitamiedos para contemplar La Garganta del Diablo en las Cataratas del Iguazú. La vuelta te será nostálgica y te ocupará otras tantas horas a la vuelta; bastante económico y te recomiendo dos o tres días de estancia en los alrededores de Iguazú.                                                                                                                               En muchos otros sitios, sé: que te sentirás incorporado en plena Naturaleza, como puede ser en la Península de Valdés –contemplando las ballenas y lo lobos de mar-, en Perito Moreno- viendo los desprendimientos de los témpanos enormes de hielo, cayendo del glaciar al mar-, a las orillas de la Mar Chiquita, en San Carlos de Bariloche –disfrutando el paisaje de las altas cumbres y sus lagos-, etc. Innumerable lugares tiene la Argentina para poder enamorarse de ella, a mi me inspiró estos versos, cuando empecé a conocerla y admirarla:

BENDITO SOL QUE FLAMEAS

ENTRE DOS VIVOS COLORES:

EL CELESTE DE TUS AGUAS

EN BLANCO DE CORAZONES.

DESDE LA TIERRA DEL FUEGO,

HASTA EL PARAGUAY:

ERES JARDIN EL PRIMERO,

ENTRE CHILE Y URUGUAY.

¡ARGENTINA, MI LUCERO!:

ME TRAES NOLTÁLGIAS,

CADA VEZ QUE SIENTO:

QUE NO TE TENGO…

ME BUYEN GANAS DE VERTE

Y ES TANTO MI DESEO,

QUE ALTERAS LA PAZ DEL CUERPO,

ANALGAMANDO MI ANHELO…

“ENTRE TODAS LA FLORES,

QUE PUEDAN DARSE EN MI HUERTO

Y, POR LO GUAPA QUE ERES:

TE EXPRESO MI MEJOR

“TE QUIERO”.

Cogiendo el metro –línea C- en la Estación de Peregrini, que queda en la intersección de la Gran Avenida del 9 de Julio –la gran arteria de la capital federal de la Argentina en dirección norte  o sur- con la conocidísima calle Corrientes y en el subsuelo de la Gran Plaza del Obelisco, podrás llegar fácilmente a la estación del Retiro donde puedes tomar el autobús, que con toda comodidad te llevará hasta la terminal de Iguazú. Allí puedes alojarte fácilmente.                                                                                                                                              Al partir, el autobús hará una ligera desviación hacia la derecha -al final donde se estrecha la calzada, como en vuelo rasante sobre la Estación del Ferrocarril, enlazará con la Avenida del Presidente Arturo Illia, nada más cruzar el puente que lleva su mismo nombre-. Irán apareciendo ante ti grandes rascacielos modernos sembrados a ambas lados de la gran avenida en contraposición con las típicas casas de la clase marginada de fábrica de ladrillos de cerámica roja sin haberse alcanzado su total terminación, especialmente de enfoscamientos de los paramentos verticales o en sus terrazas aún semidesnudas.                                                                                                                           Los grandes espacios verdes se van asomando por todas partes y los bien delimitados solares, repletos de contenedores diseñados para el tráfico marítimo por la cercanía del Gran Puerto Comercial de Buenos Aires.                                       Hacia la mitad de la gran Avenida Illia, ésta se ensancha hacía la parte del Puerto de Carga, para dar cabida a una multiplicación de las calzadas, donde está ubicada las instalaciones de un control de peaje de la autopista; contenedores y galpones se instalan a ambos lados.                                                                                             Llegando a la altura del Aeroparque por la derecha –aeropuerto nacional- y a los Bosques de Palermo por su izquierda –uno de los grandes pulmones de la gran ciudad-; nos metemos de lleno en la Avenida Leopoldo Lugones que nos llevará más allá de los jardines y del monumento al General Güemes; pasando por el gran Estadio del River Plate y haciendo un giro de casi 90º, circularemos un buen trecho por Avenida del General Paz y entraremos de lleno en la Autopista Panamericana, dejando atrás algunos de los barrios más típicos de la ciudad porteña.                Poco después de pasar por encima de la Avenida Hipólito Irigoyen -de forma perpendicular- se nos aparece nuevamente –en medio de la calzada- otra estación de peaje triplicando los carriles de acceso.                                                                  La autopista N-9 en dirección al noroeste de la gran ciudad otras veces conocida por la Panamericana, -con cualquier nombre que la denomines te llevará con gran y fluido tráfico hacia la salida de la gran urbe, poniéndote en camino de las Cataratas del Iguazú.                                                                                                  Cruzarás San Martín, Olivos, San Isidro, Tigre, Belén de Escobar, la Campana, etc. Gran parte de la población de Belén de Escobar se nos va quedando a nuestra derecha, mientras –sin dejar la Autopista Panamericana- pasábamos por encima de la Avenida 25 de Mayo –la principal arteria que da acceso a la población- y, formando unas rotondas, como una gran hoja de un trébol.                                                      Las grandes parcelas urbanas –junto a la  calzada-: muchas de ellas pobladas de enormes árboles, esperan los emprendimientos que llenan de esperanzas, la pujante mano laboral.                                                                                                           Al cruzar el Arroyo Luján, la Panamericana discurre paralela al ferrocarril hasta llegar a la Campana. Las grandes farolas abren sus brazos persiguiendo la noche y los alargados pasos de peatones, configuran sobre el horizonte sus rasgos elevados estructurales, extendiendo sus rampas yuxtapuestas, como para decirnos: circula tranquilo que, no encontrarás peatón despreocupado entorpeciendo tu camino…; desafortunadamente no es así, porque a medida que nos vamos acercando a los grandes núcleos de población, como la Campana, Zárate, etc., peatones, bicicletas, carromatos e incluso de tiro animal: hacen invalidar los buenos deseos de las rampas peatonales con sus vistosos pasos elevados.                                                     El doble arco ahuevado, con su rueda dentada central, nos recibe a la entrada de la Campana al cruzar la Avenida Rivadavia, por una rotonda en forma de rombo sobre la Panamericana. Habríamos ya cruzado, gran parte de la Campana por su parte sur y al poco, nos sorprendió otra rotonda, de similares características                     -aunque algo mayor que la anteriormente pasada; hacía cruce bajo la ruta 6–; haciendo en su interior, con sus emboques, cuatro círculos imperfectos, por los que se accede, se sale o se comunican entre sí las dos principales vías que lo cruzan- y que sirven de enlace para llegar a la nacional 12 a su paso por Zárate.                               Los galpones y exposiciones de grandes maquinarias de obras públicas, situados a lado y lado de la calzada Panamericana, nos despiden a nuestro paso por la Campana y hasta más allá del Arroyo de Pesquería. El autobús se bamboleaba en los giros de las rotondas, como queriendo abanicar los árboles vecinos.                                                  Después de unos 10 kilómetros y de haber pasado otra rotonda pequeña, nos encontramos con otra mucha mayor  y de similares características a la situada en la salida de la Campana, sobre la Panamericana –ruta 9- y esta estaba situada en el cruce de la nacional 12 que se elevaba sobre la Panamericana  y algo alejada de la ciudad de Zárate la cual se quedaba perdida en el horizonte a nuestra derecha.                       Dejamos el Aeródromo de Zárate a la derecha y pronto nos encontramos de lleno con otra estación de peaje -aunque de menores proporciones que las ya pasadas anteriormente- y, de una estación de servicio –donde paró brevemente el conductor para poder entrar a los servicios o tomar algún refresco. Seguramente el autobús llevaba bastante combustible, porque no lo acercaron a los surtidores para repostar; seguramente al salir de la estación desde la Capital Federal, la compañía del autobús se habría ocupado de que vehículo tuviese el tanque lleno; -yo siempre procuro, cuando desconozco el tramo a recorrer- llevar el máximo de carburante en todo momento, pues se me ha dado el caso de no encontrar servicio en muchos cientos de kilómetros, pero no dudo que el conductor conocía perfectamente la ruta que debí seguir y su experiencia, ya le advertiría donde repostar al bús.                                                                                     Algunos setos perimetrales se alzaban como columnas, quita vientos o protectores de cercas de algunas instalaciones industriales o agropecuarias de las zonas limítrofes; las palmeras datileras salpicadas, se hacen ver con su esbeltez y belleza en algunos predios del camino y salpicadas manchas de eucaliptus de gran porte, dan sombra y refugio a algunas piaras de ganado vacuno en los bordes de los caminos terrizos, como marcando los campos vecinos y algunos recintos de las pocas edificaciones de uso agropecuario de zona.                                                                      Los campos de superficies llanas y uniformes: se siguen delimitando con agradables formas geométricas casi perfectas y regulares con un predominante color verde característico de las siembras recién salidas –buscando la luz solar y esos fotones fundamentales para la vida vegetal- y el de las praderas húmedas aderezando el pasto que constituyen el sustento de mucho ganado estabulado dentro de sus propios límites.                                                                                        Pasamos la desviación de la población de Lima, que quedaba a nuestra derecha unos 5 kilómetros por una carretera asfaltada, franqueada por árboles a ambos lados y bien ordenados.                                                                                               Cruzamos poco después el menguado cauce del Arroyo Areco, aunque daba la sensación por la indicación del matorral de sus orillas, que en tiempos se desbordaba ante las crecidas que le llegaban de alguno de los brazos del Paraná.  Al poco de cruzarlo y haciendo un leve giro hacia el norte, pasamos bajo el puente de la ruta que conduce a Santa Coloma –un bonito pueblo que queda sobre nuestra izquierda. Otro pueblecito de similares características al anterior se nos queda por nuestra derecha –es Alsina-, aunque algo más distanciado y con una arboleda exuberante, delimitando predios y caminos terrizos.                                                      Baradero de mayores proporciones, se nos queda a la derecha en el kilómetro 192 de la ruta 9 y el Arroyo Arrecifes se pierde zigzagueante por toda la campiña                  –regando los campos- hasta llegar a confluir con el río Baradero –los ombúes milenarios gozando de buenísima salud aún se pueden ver por estas tierras de la Mesopotamia Argentina.                                                                                                      Al cruzar el Arroyo Saladillo, tomando la primera desviación de la derecha –antes de entrar en la gran rotonda del sur de la ciudad- y, luego girando a la izquierda, nos encontramos –justo en medio de la rotonda- sobre un paso elevado –para hacer el giro en arco- que nos conduce a la Avenida de Circunvalación 25 de Mayo                       –dejando por debajo la ruta 9, que hasta ahora habíamos traído- y, que vimos perderse, adentrándose hacia el centro de la ciudad, formando parte del Boulevard Oroño en dirección norte; quedándose el  recinto del Gran Casino de Rosario a nuestra derecha.                                                                                                          Bajamos la rampa y entramos directamente en la Circunvalación; cruzando grandes y largas avenidas que se adentraban en la ciudad, formando cuadras de edificaciones de categoría, como son: la Avenida Ovidio Lagos, la del Boulevard Avellaneda o la Avenida Uriburu.                                                                                         La zona netamente industrial, comienza casi de inmediato y especialmente en todo el recorrido de la Avenida del Presidente Juan Domingo Perón.                               Algunos galpones subalternos de la industria más pesada y algunos grupos de casitas adosadas o unifamiliares –supuestamente de personal laboral de la zona- se distribuían por los alrededores de la Avenida del 25 de Mayo –por que íbamos circulando- y el Boulevard 27 de Febrero, que la cruza por debajo; lo que se va repitiendo hasta llegar a la gran rotonda –de similares características a la descrita en Zárate sobre la ruta 9 o la también denominada Panamericana-; dicha rotonda nos mete de lleno en la Avenida Pellegrini –entrando a la derecha- para haciendo el arco correspondiente: engancharla en dirección a Carcarañán.                                        Esta gran avenida, se convierte en una gran autovía que une las localidades de Rosario con Carcarañán y va dejando la ciudad atrás dirigiéndose al oeste, entre grandes campos de llanuras inmensas, dedicadas fundamentalmente al cultivo de cereales y algunas leguminosas.                                                                                        Cruzamos el Arroyo Ludueño que arremansa su poca corriente para adentrarse en Rosario, arrastrando –muchas veces en subterráneo- las aguas fecales de la ciudad, yendo a engrosar las del río Saladillo y con éste desembocar en el gran Paraná.   La ruta 9, ahora convertida en la Avenida de Eva Perón, retorna de Rosario casi en paralelo a nuestra calzada, pero en algunos tramos se distancia hasta en más de 2 kilómetros, a su paso por las poblaciones de: Funes, Roldán, San Gerónimo y casi llegando a la altura de Carcarañán, en este punto el conductor, se pasó a ella, por estar en mal uso y cortada un poco más adelante -la que levábamos, como nuestra. Hicimos un giro de 90º a la derecha y unos 300 metros, más adelante, otro de igual cariz a la izquierda, para entrar de frente en la estación de peaje de Carcarañán, sobre la ruta 9, que nos llevará en dirección a Villa María y Córdoba.                        Entre cuadras perfectamente trazadas fuimos cruzando la localidad de Carcarañán, hasta llegar a cruzar el puente sobre el río de su propio nombre, que casi va lamiendo las tapias de la población. Los campos rectangulares de muchos tonos verdes van destacando los riegos hábiles que reciben en épocas de sequía, antes de llegar a la localidad de Correa, la cual se extiende casi en su totalidad al norte de la ruta 9, la hace una ese invertida para acercarnos en línea recta  -por la parte norte- a la localidad de Cañada de Gómez y en similares circunstancias, se nos presentan las de: Armstrong, Tortugas, Marcos Juárez, Leones, San Marcos, Bell Villa, Morrison, Ballesteros y hasta llegar a Villa María con similares paisajes. La gran recta que conduce desde Ballesteros a Villa María: está salpicada de grandes extensiones de campos sembrados de girasoles; cuyos riegos provenientes –casi con toda seguridad- de las aguas de río III, al excelente clima -que nos viene haciendo- y a la buena tierra de estas llanuras –posibles sedimentos arcaicos de los arrastres del gran río Paraná-; me traen a la memoria un viaje hacia Madrid –en mi época juvenil-, cuando por primera vez crucé en bus las llanuras de la campiña cordobesa en mi Andalucía natal: igual clima, tierras negras y una gran vitalidad que se aprecia en todos los seres vivos –animales o vegetales- que la pueblan y que vemos aquí por todas partes, a nuestro paso vertiginoso, desde un sillón cómodo.                                                  Nos adentramos en Villa María por su gran Avenida del Presidente Juan Domingo Perón, con su alineada fila de árboles añosos en los andenes de la calzada y vamos sorteando con la mirada las primeras instalaciones de oficios o servicios comerciales y de mantenimiento de una industria agropecuaria pujante;-de cuando en cuando en todos estos pueblos, que parecen ciudades, el autobús hace las correspondientes paradas, para dar salida a algunos pasajeros y recoger otros-. Los galpones  de menor envergadura se suceden con más frecuencia a medida que nos vamos acercando hacia el centro de la ciudad: firmas comerciales, de automoción o agropecuarias de reconocidos renombre internacional, otras nacionales y muchas autóctonas del municipio: ejercen su presencia y atención al cliente con llamativas fachadas y letreros que se harán más visibles -posiblemente luminosos o fluorescentes- al caer de la tarde, como queriendo salirse de sus asientos para hacerse más visibles, en reclamo de su clientela o de los llegados visitantes. Aminoramos la velocidad, aunque no nos hemos percatado de ninguna señal prohibitiva que nos lo advirtiese. Los pequeños comercios van invadiendo las fachadas de ambas aceras, con un transito peatonal bastante importante y un tráfico, donde la circulación se hace bastante lenta, posiblemente debido a los giros a ambos sentidos de algunos automovilistas que nos preceden o a las indicaciones de algún semáforo, colocado en cruces estratégicos. Se suceden las calles en oblicuo, convergiendo en la arteria principal, como los granos de una espiga de trigo con sus raspas, aún forman del cáliz; dejándonos ver una de tantas localidades –que tiene esta provincia con similares características-: pujantes y laboriosas, de cuadras –formando perfectos y regulares rectángulos- y repletas de viviendas y negocios unifamiliares, sobrepasando en número las de aquellas de uso habitacional solamente. Se aprecia el espíritu pujante y emprendedor de sus habitantes. En la confluencia de la Avenida Marcelo T. de Alvear –donde convergen ambas avenidas- Paramos en la Estación de Servicios que tiene allí instalada la YPF para tomar unos refrescos, mientras el autobús llenaba el tanque y aprovechaban para limpiar las lunetas, sobre todo del parabrisas delantero que se había llenado mucho de insectos estrellados.                                                                        Al cruzar el Boulevard del General Sarmiento, la calzada se duplica –llevando las dos direcciones perfectamente definidas y separadas por una gran jardinera central con césped y grandes palmeras intercaladas en su mediana-; haciendo prolongación con el Boulevard de España, que nos acercará al final, para hacer un giro de 90º buscando nuevamente la ruta 9, donde llegamos perpendicularmente por la Avenida de Guillermo Rawson. Rápidamente los campos vuelven a mostrar sus figuras geométricas perfectas especialmente rectangulares cubiertas de verde; características del cereal, leguminosas o algunas praderas verdes dedicadas a pastizales para el ganado. Los tambos son frecuentes, sobre todo a nuestra derecha y, quizás por su cercanía con la población. Mucha gente circula en bicicleta o motos, apreciándose –a simple vista- que se dirigen o vienen de sus tareas laborales –fundamentalmente agrícolas o ganaderas-, la mayoría enfundan botas de goma para evitar la penetración de las aguas, de humedades, etc. Los grandes espacios verdes al lado de la ruta 9 – en las banquinas, hasta llegar a las alambradas de las cercas frontales de los campos contiguos-, me hacen pensar: en la seguridad que ofrece la banquina, ante un reventón en un neumático, originando la salida del bus de la calzada: seguramente correríamos mucho más peligro, de sufrir un accidente grave, si estuviesen estos amplios espacios verdes a cada lado de la calzada; en unos espacios tan llanos y rectos como los que llevábamos, seguramente se evitaría cualquier vuelco del vehículo en caso de reventón, circulando por senderos de estas o similares características; después he recordado –por haberlo sufrido ya- que cuando se produce un pinchazo o reventón, donde el aire se escapa en segundos           –incluso en ruedas del tren delantero- y si llevas firmemente cogido el volante del vehículo con ambas manos: -al ir lanzado en línea recta- se mantiene en un vector de fuerza, que casi no varía su dirección inicial; mantiene su misma inercia y trayectoria, pudiendo conseguir parar al vehículo con una frenada suave pero continua y sin gran precaución: se conseguirá pararlo completamente, muy probablemente sin correr grandes riesgos.                                                                       Algunos bosques se sitúan en los campos más bajos, aprovechándose de los humedales que forman ellos mismos, formando pequeñas charcas, lagunas, cañadas, riachuelos, etc.; todo dependerá de las aguas que traigan los ríos que sirven de aliviadero a la laguna Mar Chiquita, los denominados ríos I y río II fundamentalmente -que ejerce las funciones de reguladora de casi todas las aguas que se vierten de la Cordillera Andina hacia el centro norte de la Argentina y especialmente en la cabecera norte de las provincias de Catamarca y Santiago del Estero- del tiempo meteorológico que haga y de lo preparados que estén los campos para drenar las lluvias. Algunos árboles grandes invaden los anchos andenes o banquinas, -muchas veces aparecen sembradas con el mismo cultivo que los campos colindantes- algunos árboles alineados: señalan, dan sombra y embellecen el paisaje; marcando perfectamente los largos y rectilíneos carriles de tierra, algunos salpicados majales, abrevaderos para el ganado. Muchas vacas, pocas viviendas agrícolas y algunos tambos desperdigados por el entorno, desdibujan el paisaje. Aprecio que vamos circulando en paralelo al ferrocarril por nuestra izquierda, cuando estamos llegando a la localidad de Tio Pujio, la que cruzamos por mitad de la población –haciendo un leve giro a la derecha, para corregirlo a la salida del pueblo y continuar la gran recta que traíamos. La estación de peaje, situada poco antes de llegar a la localidad de James Craik, nos interrumpe la larguísima recta que llevábamos a nuestras espaldas; cruzamos la localidad por su centro -con una leve desviación a la derecha para corregirla a la salida, como lo hiciéramos anteriormente- y continuar nuestro camino paralelos a la vía del tren y, deseo aclarar que en ningún momento vimos al tren circulando durante todo el trayecto. Un campo uniforme, como ya he descrito en anteriores ocasiones, nos seguía acompañando durante todo lo que alcanzaba a ver la vista, situando todo el acceso a los campos, cercas sobre los campos cultivados, como si los hubiesen trazado con un tiralíneas un magnifico delineante.                     Aminoró el autobús la marcha, hasta llegar a unos 20 kilómetros por hora, pero sin llegar a parar el vehículo, cuando llegamos a la población de Oliva, que al igual que las anteriores cruzamos por el centro a medida que avanzábamos, se nos abría la grandiosidad del Museo Nacional de las Malvinas, con todo tipo de aviones de guerra que habían intervenido en la contienda contra los ingleses –la más reciente habida entre ambos países, en un gesto del pueblo argentino de querer recuperar dichas islas-; una copia del casco del destructor Belgrano, que creo fue hundido con toda su tripulación en la contienda en el Atlántico Sur, apareció sobre unos grandes pedestales, no llegué a percatarme de si estaba totalmente completo; pero puedo asegurar que merece la pena ver todo el gran parque con los diferentes tipos de aparatos que intervinieron en la contienda. Desde la ventanilla del autobús, mi compañera pudo sacar una bonita foto del monumento con la figura de un soldado en plena contienda –la figura calaba la piedra-, las piezas instaladas de muchos aviones al completo llamaban mucho la atención; –poco después, cuando estuvimos almorzando, las vimos detenidamente-. Seguimos rectos hasta llegar a la localidad de Oncativo, donde seguimos la indicación que aconsejaba tomar  la desviación hacia la derecha para incorporarse a la Autovía Córdoba- Oncativo- Villa María; la cruzamos por encima, para inmediatamente girar a la izquierda y bajar la rampa e incorporarnos de lleno a la calzada de la autovía en dirección a Córdoba. Nos acercábamos sin demora a la gran ciudad, segunda en importancia de la República Argentina. Pasamos  la población de Río Segundo, dividida por el río con el mismo nombre, con un caudal considerable y que creo: es la arteria principal de la mayoría de los riegos en la provincia, proveniente de la laguna Mar Chiquita, situada en el noroeste de la gran campiña cordobesa y responsable de la prosperidad y riqueza de ella. A partir de este momento me dormí y aunque desperté en dos ocasiones, no tuve oportunidad de seguir describiendo el viaje.

Vistas: 266

Comentario

¡Tienes que ser miembro de SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL para agregar comentarios!

Únete a SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL

Comentario de Jaime Ignacio Jaramillo Corrales el mayo 22, 2018 a las 12:08am


ESCRITOR DISTINGUIDO
Comentario de Carlos Eduardo Lamas Cardoso el mayo 21, 2018 a las 7:14pm

Francisco,

Muy interesante y llamativo el relato de tu viaje... 

Saludos!


ADMINISTRADOR
Comentario de Elias Antonio Almada el mayo 21, 2018 a las 12:33pm

Gracias por sus palabras para mi país

 

RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO

Fotos

  • Agregar fotos
  • Ver todos

PÁGINA HERMANA OME

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/

 

CUADRO DE HONOR
########

TRADUCTOR

EnglishFrenchGermanSpain
ItalianDutchRussianPortuguese
JapaneseKoreanArabicChinese Simplified

Gracias por estar aquí, compartiendo en nuestro bello portal literario.


Insignia

Cargando…

BLOG Y FOROS DE LA DIRECTORA, SORGALIM

 

POEMAS

1

¡ERES UN ENCANTO!!

2

¿ADÓNDE FUE MI LUCERO?

3

A PAPÁ: NUMEN DE MI HISTORIA

4

A PAPÁ: NUMEN DE MI HISTORIA

5

A PROPÓSITO DEL DÍA DE LA MUJER...

6

ADORNARÉ MI ÁRBOL

7

ALBA POSTRERA

8

CABALGAS POR MI PIEL

9

CALZADAS. SONETOS EN VERSOS ALEJANDRINOS

10

CASCARILLAS CON PULPAS

11

CHANZA 2. DEL POEMARIO: GUASACACA Y CARCAJEO

12

COLORES DEL CAMINO ESPERANZADO

13

COMPLETA, PERO ABSURDA

14

DE CLARAS GOTAS CASCADA

15

EL BESO Y LA FALSÍA

16

EL DOLOR DE MÓNICA

17

EL HOMBRE SE REDIME

18

EL REGOCIJO DE LA PASIÓN CROMÁTICA

19

ENTRE LA BRUMA DE TUS SUEÑOS

20

ESA MÚSICA SUENA A CARICIA

21

FÁBULA DEL ZORRO Y EL LUCERO

22

FLOR DE TUNA

23

GUIRNALDAS

24

INFAUSTO PROYECTIL

25

LA ASIMETRÍA DEL ÁNGULO

26

LA CLAVE DE SOL POR LA PAZ

27

LA REDENCIÓN

28

LAS GOTAS

29

LLUÉVEME

30

ME DIJO SER JUAN TENORIO Y RESULTÓ MARICELA

31

MI VARÓN ES AGRACIADO

32

MIS METÁFORAS

33

NAPOLEÓN Y JOSEFINA

34

NECESITO

35

NERUDA, NO ESTÁS MUERTO

36

ORGASMO DEL AÑO NUEVO

37

PADRE, HOY EN TU DÍA, NECESITÉ APOYARME EN TU HOMBRO DE PAN DULCE

38

PADRE, HOY EN TU DÍA, NECESITÉ APOYARME EN TU HOMBRO DE PAN DULCE

39

PARA TODOS, MI PALABRA

40

POBRE ARTISTA

41

POEMA BEIGE - EJERCICIO DE ALITERACIÓN

42

QUIEN SE AFERRA

43

SE ACABAN MIS ENTREMESES

44

SE ACABARON MIS GANAS, SE ACABARON

45

SERENATA

46

SIENDO ALICIA LA ETERNA ENAMORADA

47

SOBRE EL OCÉANO QUE LA VIDA ESCONDE

48

SUEÑO QUE HALAGA

49

TE ANDO BUSCANDO

50

TU HORIZONTE Y MI ORQUÍDEA

51

UNA MUJER COMPLETA

52

UNO Y OTRO

53

VALLEJO SIGUE GRITANDO

 

PROSA

 

CUENTOS

1

GREGORIANUS

2

LA MAGIA DE BALTASAR

3

SOY PARTÍCULA QUE SUEÑA

 

ENSAYOS

1

MI FÓRMULA ECLÉCTICA DEL CONOCIMIENTO

 

PRÓLOGOS

1

CARMEN SÁNCHEZ CINTAS (SENDA), UN CAMINO VIVIENTE... 

2

MARCO GONZÁLEZ, EL POETA DE LA ADJETIVACIÓN ABUNDANTE Y APASIONADA 

 

NOTAS

1

¿TE PARECE QUE PEPE TIENE LA RAZÓN? ¿HAY QUE APOYARLO?

2

ACERCA DE LOS DONATIVOS MONETARIOS CON ESTE PORTAL

3

AL BORDE DEL ABISMO: ENTREVISTA REALIZADA A MARIO VARGAS LLOSA

4

COMISIÓN EVALUADORA DE TEXTOS Y OTRAS PARTICIPACIONES UHE - SVAI

5

COMUNICADO PÚBLICO

6

DESAHÓGATE: ¿QUÉ ES LO MÁS DECEPCIONANTE QUE TE HA CAUSADO UN AMIGO?

7

EXPO/INDIVIDUAL CULTURAL, EN HOMENAJE AL ARTISTA JUAN HERNÁNDEZ CHILIBERTI

8

FELIZ NAVIDAD - LOS AMAMOS

9

FOTOS - 3ª JORNADA DE PAZ Y 1er CONGRESO INTERNACIONAL DE LA UNIÒN HISPANOMUNDIAL DE ESCRITORES

10

HOMENAJE A MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

11

LA TRÁGICA EXPERIENCIA DE UN TURISTA URUGUAYO EN LA VENEZUELA “CHÉVERE”

12

LA VENEZOLANA GLADYS REVILLA PÉREZ CELEBRA SUS 50 AÑOS COMO ESCRITORA Y BAUTIZA SU LIBRO "CAMINO DE BOTALÓN"

13

LO MÁS RELEVANTE DE ESTA SEMANA (TOP) [Y DE CADA SEMANA]

14

LO QUE MÁS AÑORO EN ESTA ÉPOCA

15

LUIS PASTORI DICE ADIÓS A SU RESIDENCIA EN LA TIERRA

16

MENSAJE AL FINAL DE UN AÑO Y AL COMIENZO DE OTRO

17

MUCHO CUIDADO Y PRUDENCIA CUANDO QUERAMOS EJECUTAR NUESTRO "DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN"

18

NUESTRAS PETICIONES PARA NAVIDAD  Y AÑO NUEVO

19

PRETENDEN CHANTAJEAR A LA ADMINISTRADORA DE ESTE PORTAL

20

SEGÚN LA RAE, LA CONSTITUCIÓN VENEZOLANA RECARGA EL LENGUAJE HACIÉNDOLO IMPRACTICABLE Y RIDÍCULO

21

SÍ, LLORO POR TI ARGENTINA Y POR TI VENEZUELA

PRIMER ENCUENTRO DE ESCRITORES EN EL ARCHIPIÉLAGO

22

UHE ACUERDA REESTRUCTURACIÓN Y CONCURSO DE CREDENCIALES

23

VARGAS LLOSA: GRACIAS A LA OPOSICIÓN, VENEZUELA NO SE HA CONVERTIDO EN UNA SEGUNDA CUBA

 

FORO DE LA DIRECTORA

1

Tema 1. Teoría del Significado SEMIOLOGÍA Y GRAMATOLOGÍA. De Jacques Derrida

2

Tema 2. Teoría del Significado SEMIÓTICA Y COMUNICACIÓN

3

Tema 3. Teoría del Significado FILOSOFÍA DEL LENGUAJE. De Javier Borge

4

Tema 4. Teoría del Significado EL DESARROLLO DE LOS CONCEPTOS CIENTÍFICOS EN LA INFANCIA

5

Tema 5. Teoría del Significado PSICOLOGÍA DEL LENGUAJE

6

7

Tema 6. Teoría del Significado - EL SIGNIFICADO PREVIO A LOS SIGNOS.

REGLAMENTO INTERNO DEL PORTAL SVAI

Google Analytics.
Emoji