Por la paz del desierto marcha un hombre
que a la luz de su imperio es un Señor,
ante Poncio Pilatos ni se nombre,
ante el mismo Caifás, que es de renombre
este ser es, a su luz, un pecador.
Le acompaña un cortejo de bandidos,
de ignorantes, de enfermos de dolor,
de leprosos, de ciegos, desvalidos,
de mujeres perdidas, de maridos
alcahuetes, promiscuos, sin pudor.
Reunidos se encuentran en un llano
y aquel hombre predica con fervor,
hay que amarse, el perdón hacia el hermano
ayudar al vecino, al pobre anciano
compartir la alacena con amor.
Pero un grupo de escribas sale al paso,
no entendemos por qué señor Jesús
le acompañan los cerdos al abraso
de este fuego quemante del ocaso
y no aquel transparente a su trasluz.
¿Quién acaso requiere del remedio
el enfermo o quien goza de salud?
¿el que muere de sed, de angustia, tedio,
el anciano, el que sufre de un asedio,
o el que goza de plena juventud?
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Una cita con el pescador de almas
Gracias mi querida Norma por tu destacado
Un saludo cordial desde Medellín
Ariello
Muchas gracias por su apreciación
Cordial saludo
Ariello
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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