I
El patio,
es un estallido blanco,
un grito de aromas, liberado,
atrapa los sentidos, deslumbrándolos.
El grifo de agua que, día tras día
da riendas sueltas a su melancolía,
—ante tal maravilla— se ha quedado mudo.
Y la tierra,
grávida de primavera,
aguarda en silencio
que su fuente, se rompa en frutos.
II
Mi madre, anda la casa,
acomodando su historia
entre los trastos.
La observo,
¡cuánta bondad hay sus manos!,
vuelan de una cosa a la otra,
acariciándolas.
Tengo el privilegio
de sentirlas,
como una fiesta,
sobre mi rostro.
Pero el instante que
más me conmueve,
es verla recoger mi silencio,
tantas veces,
como lo dejo,
en algún rincón,
escondido u olvidado…
Ella sabe que la amo,
y sé que ella me quiere,
aunque, a veces,
en el costado de su corazón
clave mis caprichos…
III
El tiempo pasa,
y nosotras,
(a sabiendas),
ignoramos la piel,
que los espejos
nos regalan...
¡Hemos compartido tanto!
Aprendimos
a guardar nuestro sufrimiento,
como dos niñas
con un solo par de zapatos,
y a reír,
como si jamás
la alegría,
fuera a faltarnos.
Mi madre,
sabe cuánto la quiero,
aunque nunca se lo diga,
por andar volando
entre pequeñas vanidades,
que no me deja descubrirla
como lo que es:
lámpara y sostén de mi vida,
guía que jamás se cansa, ella,
conoce todos los senderos
de la vida, buenos y malos.
Su amor, es tan inmenso,
que mi cariño,
comparado al suyo,
es apenas
una brizna imperceptible.
IV
Los años,
formaron una trama
de miradas,
silencios,
palabras dulces
y palabras heridas;
sin darnos cuenta,
fuimos construyendo
un muro intangible
entre nosotras,
pero —a Dios gracias—,
cada hijo de mí nacido,
lo derrumbaba,
y volvíamos a encontrarnos,
para seguir el camino…
…Cuando los gorriones
de mi nido
levantaron vuelo,
me quedé a su lado,
alimentándome de su sabiduría
(no quería olvidar
lo aprendido
y lo aprehendido, a su lado) …
Una madrugada,
sin previo aviso,
el patio de quedó en silencio,
y el grifo de agua,
como un niño
rompió en llanto…
…yo, desorientada,
la busqué por todas partes,
como cuando niña
corría hacia el resguardo
de su cuerpo,
porque no había
sitio más seguro,
que su abrazo…
V
Y en esta estación
de primavera,
en que por los años
me pesan los pies
y los recuerdos,
contemplo en el patio
los naranjos florecidos,
y me parece verla
acomodar los azahares,
como si colgara
en la soga de la ropa,
los vestidos de mi infancia…
¡Qué ganas tengo
de correr hasta ella
y decirle que…!
Ella me mira y sonríe,
luego desaparece
en ese universo blanco…
Respiro profundamente,
una brisa de paz
invade mis sentidos,
y desde el fondo de mi alma
un ¡te quiero! resucita…
El patio canta de azahares…
Alguien solloza
con voz de agua…
¡No sé qué tienen mis ojos!
Lagrimean como el grifo.
¡Oh, Dios! Este milagro te pido:
—Dime en cuál de los azahares
mi madre se ha escondido.
Beatriz Teresa Bustos
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Versos que liberan emociones y extraían. Gracias.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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