El más apto, ¡gana!

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Vicente Antonio Vásquez Bonilla

 

Se detuvo, observó a los que lo rodeaban y pensó: Todos estos tienen un solo propósito, una ilusión y una meta por alcanzar. Debo prepararme, se dijo con decisión, los venceré y llegaré a la meta antes que ellos o moriré en el intento.

Con un plan ya bien definido, en su imaginación contemplaba un bello horizonte por conquistar, allá en la lejanía estaba esa meta y la alcanzaría, costara lo que costara.

Sin pérdida de tiempo empezó a entrenar arduamente, nadaba con energía, en busca de descubrir los movimientos que le hicieran avanzar con más facilidad y con mayor rapidez; su objetivo: sacarle ventaja a los más preparados y llegar primero. Con menos no se conformaría. Para él, un segundo lugar no tenía ningún valor, era como llegar de último.

Por fin, llegó el día de la verdad. Todos los contendientes partirían con el mismo entusiasmo y con una sola idea: ser los triunfadores. Pondrían en juego todas sus habilidades, pero el único vencedor, sería el más fuerte y el mejor preparado.

Se dio la señal de partida. Todos salieron con el mismo frenesí. Empezaron a nadar con fuerza y con la misma decisión de ganar.

Al principio, la competencia era reñida, aún no se notaba ventaja entre unos y otros, pero conforme devoraban la distancia a recorrer, se fueron rezagando los más débiles, los menos capaces y entre los primeros, destacaba nuestro héroe.

El entrenamiento no había sido en vano. Su estilo de nadar era único y pronto logró mayor ventaja. Sorteó los últimos obstáculos. Llegó solo a la meta, cruzó la membrana plasmática, los gametos se unieron y la fecundación del óvulo fue exitosa.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Estimado Magi: Gracias por tus palabras. Me animan a seguri soñando con las letras. Abrazos, Chente.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Mab  linda: Otra bella dama que siempre está cerca de mis humildes letras. Beijos, Chente.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Normy linda: Besitos para ti, por estar siempre allí a la distancia de un clic. Chente.

[Norma Cecilia Acosta Manzanares]