DEDICATORIA
A mi Padre Sempiterno que me permite buscarlo,
El que da vida y sentido al que anhela conseguir,
El mismo que nos da todo con tan sólo desearlo
Y llena éste universo con el diario devenir.
Así mismo, a aquella alma que llegó junto a mí...
para ayudarme en el mundo como compañera fiel,
como madre de los hijos que me llegaron de El,
para juntos enrumbarnos sin temores hacia Ti…
A todos los poetas del pasado
que con versos sensibles han llenado los cielos,
almas cuyas estrofas han legado
las alas que permiten remontar raudos vuelos...
A todos los poetas del presente
que enfrentan esa incomprensión humana,
alma que aparenta estar ausente
pero sintió ayer, siente hoy y sentirá mañana.
A todos los poetas del futuro
que tendrán que enfrentarse a lo indecible,
pero que seguirán con pie seguro
aquello que saldrá de sus almas sensibles.
A las almas humanas de este nuestro planeta
que al toque de los ángeles vibran con tiernas notas…
esas que se levantan al oír la trompeta,
para subir alegres, para ayudar a otras…
A la memoria de Rabindranat Tagore
el poeta del alma de la India invencible,
quien rimaba alabanzas como si fueran flores
al Eterno anhelado, visible e invisible.
A mi amado Gurú, mi Gurú Yogananda,
quien en Su Omnipresencia abraza cielo y tierra,
quien me inspira a cantar por siempre la alabanza
y tan solo a los vicios declararles la guerra.
A la India, mi patria de otras vidas…
con su Madre Gangá, con su gran Himalaya,
con Gurús que despiertan a las almas dormidas
como el gran Ramakrishna, como el gran Mahasaya.
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