IRENE, LA SIRENA

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Vicente Antonio Vásquez Bonilla

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          En una sencilla casa, situada a la orilla de un acantilado, viven Camilo y Hortensia, dos ancianos que forman un feliz y longevo matrimonio. Desde el balcón de la ventana que da al mar, durante el día, suelen apreciar el azul del océano que se funde en el horizonte con el azul del cielo y durante las noches de luna llena, contemplan el resplandor plateado de la reina de la noche, mientras que a sus oídos llegan dulces cantos que les son atribuidos a las ballenas, a los delfines o al viento. Viven tranquilos y felices, sabiendo que ya recorrieron la mayor parte del camino de sus vidas.

             Una mañana, después del amanecer, Camilo baja a la playa y con asombro, encuentra a una sirena bebé, parece enferma y respira con dificultad. Conmovido por la fragilidad de la criatura, la toma con delicadeza y la lleva a su casa, con la intención de atenderla.

             Hortensia ve a la pequeña criatura del mar y de inmediato se conmueve, y con presteza, vuelca sobre ella todo el amor que anida en su corazón. Hace tanto tiempo que sus hijos y luego sus nietos los han dejado solos, pues partieron a diferentes puntos del país en busca de construir sus propias vidas.

             La cría de sirena luce desnutrida y con temperatura, pero la anciana la atiende con diligencia y con el mismo amor, que en su oportunidad, les prodigó a sus descendientes; mientras tanto su esposo, Camilo, construyó un bello sirenario, en donde depositan a la enferma, en medio de un decorado de conchas, corales y plantas marinas.

            —Es para que se sienta como en casa —se justifica ante su esposa.

            A ambos ancianos los anima la manifiesta caridad que anida en sus añosos corazones.

             Con las atenciones recibidas, que incluían una nutritiva alimentación de origen marino, la paciente se recupera pronto y en agradecimiento, les dedica a los generosos ancianos bellas canciones y les alegra la existencia con graciosas piruetas, dentro de su pequeño estanque.

             Los ancianos bautizan a la sirena con el bello nombre de Irene, quien con el tiempo va creciendo, bella y saludable. Se puede decir que, con el cariño mutuo que se manifiestan, forman una alegre familia. Sin embargo, Irene extraña a sus congéneres y la libertad sin límites del mar, y así se los manifiesta.

             El matrimonio, con tristeza, comprende que ellos no tienen ningún derecho para coartar su libertad y así como a su tiempo dejaron ir a sus hijos para que hicieran su vida, así mismo dejan ir a Irene para que haga la suya, en el lugar donde le corresponde: el mar.

             En el presente, los ancianos durante las noches de plenilunio, salen a la pequeña terraza de la ventana que da al océano y tomados de la mano, escuchan con júbilo, las canciones que les trae el viento. Ahora, ellos saben de dónde provienen esas dulces melodías y quiénes las emiten, reconociendo dentro del concierto de voces, así como lo hacen todas las especies del reino animal con sus crías, la voz inconfundible de Irene. Creen que no han vivido en vano y se consideran dichosos por haber contribuido, con su noble acción, a la recuperación de la salud y a la felicidad de la joven nereida. FIN

 

            Si quieres ser feliz a lo largo de tu vida, realiza buenas obras que éstas dan paz y alegría al corazón.

            Anónimo (Caridad): Si tienes mucho, da mucho; si tienes poco, da poco: pero da siempre.

 

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Estimado Cástor: Gracias por tu lectura y tu ilustrado comentario. Un abrazo, Chente.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Olguita linda: Gracias por tu amabilidad. Besos, Chente.

[Cástor Agustín Olivier Olivier]

BELLO CUENTO.

EXCELENTE AMIGO VICENTE.

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Estimado Jhonny: Gracias por tu lectura y tu amable comentario. Un abrazote, Chente.

[Jhonny Olivier Montaño]

GRACIAS ESTIMADO VICENTE POR DELEITARNOS NUEVAMENTE CON TU ARTE.

MENSAJE MUY ALECCIONADOR Y ASERTIVO.

DIOS TE BENDIGA...

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Querida Vilma: Gracias por tus hermosas palabras. Besos, Chente.

[Vilma Lilia Osella]

que buena narrativa!!! la moraleja es tan real que es bíblica.

muchas felicidades!!!

vilma lilia

[Vicente Antonio Vásquez Bonilla]

Estimado José: Llegaste a la meta de primero, mereces un premio:

Gracias por tu lectura y por tu amable comentario. Un abrazo fraternal, Chente.