La fragancia de la Rosa de tus Labios.

El beso acechante al borde de tu boca
quiebra mi cordura ¡que mala suerte!
como óleo al lienzo frio atas la loca
unión de nuestras almas a la muerte.

Sube por la Rosa de tus labios ágil hiedra
que amordaza uno a uno mis sentidos.
desciendo sin remedio como piedra
en el mar de tus insólitos gemidos.

Busco en medio de tu ausencia amparo
y librarme victorioso de esa miel,
mi conciencia deslumbrante como un faro
se desprende de la savia de tu piel.

Así me fugo de tu red, despavorido,
pues conozco de tu don y mi flaqueza.
ante el placer de morir en lo vivido,
me oculto sutilmente en la maleza.

Regreso escabullido, ya embriagado,
de musas complacientes y tabernas.
sediento de esa miel que tú me has dado,
y me pierdo presuroso entre tus piernas.

Jesús Quintana Aguilarte.