¿Lees sobre el holocausto?

Te imaginas el holocausto, dices con voz de templo,
desde tu cómodo sofá, con una taza de café leyendo,
tantas vidas segadas en un mar de golpes y de hambre
teniendo solo por consuelo la noche, el sueño, el olvido.

Como puedes imaginarte los pies descalzos y llagados,
el cuerpo mal nutrido trabajando 20 horas sin comida,
sin consuelos, y cuando alguno cae desfallecido sabes
que le ha llegado el descanso eterno, lo entiendes.

He leído que existían mujeres que hacían lámparas con
la piel tatuada de los prisioneros para alumbrar orgías,
y eran servidas por prisioneras en completa desnudes
el odio, el racismo y la depravación juntas en cofradía.

Bandas de músicos, tocando a las puertas de la muerte,
mientras hileras de niños marchaban hacia los hornos
carne y almas envenenadas y quemadas aún con vida
y desde tu sofá leyendo crees que sabes del holocausto.

Me sorprende ver hoy desfile de jóvenes cabezas raspadas
que se visten igual que los asesinos del pasado y a gritos
piden que se abran de nuevo las puertas del infierno
queriendo ver tocar a Dante y tener una plática con Virgilio.

Y en un rincón de las salas de la muerte cofres llenos
de dientes y muelas de oro, botín de los cobardes asesinos,
montañas de huesos calcinados junto a ositos de peluche
si no quieres saber que es el holocausto cambiemos el destino.

Jesús Quintana Aguilarte