CARTA A UNA MUJER CASADA
¿AMIGOS?
Te vi por vez primera... y no pude ver nada
que indicara que eras una mujer casada.
Tengo grandes conflictos con Moisés y El Decálogo.
Yo siento que mi alma es infinita y buena,
y hecha para el amor.
No tengo nada en contra de la mujer del prójimo...
¿Por qué no debo amarla?... ¿es pecado el amor?
Cumplo los mandamientos, y soy un hombre bueno...
¡los cumplo todos!... todos...
a excepción del noveno.
¡Te amo, mujer del prójimo!,
y escucha lo que digo:
No quiero ser tu amigo...
¡Déjame ser tu amor!
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¡Ah! ... ¡infame pasión!,
¿por qué te ensañas
en mantener mi corazón cautivo?
Este fiel corazón, que nunca engaña,
que se entrega total
ante este amor, ajeno y tan esquivo.
Una vez... hubo un día
que decidí ser fiel a una promesa
que hasta hoy he cumplido:
Tan sólo por amor, amor daría.
Pero... ¿Qué es el amor?
¿Qué sentimiento vive oculto tras su nombre?
Tras de su sombra
yo perseguí lo que persigue un hombre...
una mujer, eterna compañera,
una sola, y no más... para quererla
y ser uno con ella.
¡Qué largo caminar!
¡Cuántos senderos ya llevo recorridos!
¡Tantas que conocí!,¡Mujeresbuenas!,
¡Muchas mujeres bellas!
Compartí su amistad y sentimientos
pero no sentí amor por una de ellas.
Hubo algunos momentos
que alguna no entendió que la amistad
no es igual que el amor...
Siempre con suavidad y gentileza,
dilucidé el error,
sin herir sentimientos
y sin causar angustias ni dolor.
Entonces comprendí:
No sólo era
un amor ideal lo que buscaba...
¡Era sentir que amaba!
¡Encenderme en amor, como una hoguera!
¡Busqué... busqué... busqué!...
y no encontraba
la chispa del amor; mas, de repente,
¡Sorpresa!, cuando menos lo esperaba
apareciste tú, tan natural... ¡hermosa!,
toda tan especial, tan diferente,
¡sentí en el alma tu mirar de Diosa!,
y ardí en amor... ¡y me quemó su llama!
Fui en busca de la luz, cual mariposa
que se acerca a la vela
buscando luz, pero la luz es flama...
¡aunque la flama del amor no duela!
Es hoy. Estoy aquí. Sueño contigo.
¡Siento el dolor mortal de ser tu amigo!
¿Y cómo debe ser?... ¿de qué otro modo?
Lo que ha de ser... ¡será!
Lo dije todo,
y estoy en un rincón: callo y espero
si esperar y callar es mi destino.
Tanto amor tengo yo, que puedo darte;
pero el amor se da... ¡de parte y parte!
...¡ Sé que el amor encontrará el camino!
Es hoy. Estoy aquí... ¡Sueño contigo!
Carlos Oráa