CARTA DE UN EDUCADOR VENEZOLANO A LOS REYES MAGOS
Queridos Reyes Magos, dejen ya de ignorarme y tráiganme lo que les he venido pidiendo hace tiempo.
Este año me porté muy bien, cumplí esmeradamente con mi trabajo, con mi gente y pagué mis impuestos; atendí tolerantemente a cuanto representante se le ocurrió ir a mi oficina prejuiciado, airado y atolondrado; ofrecí múltiples alternativas a los párvulos irresponsables, indisciplinados y embusteros; y me calé –sin protestar demasiado o por lo menos sin matar a nadie- las largas colas de lerdos para intentar conseguir un kilo de leche.
Por otro lado, deben valer tantos sacrificios que he venido haciendo: acudí patrióticamente, durante 8 años -y cada año- a cuantos procesos electorales se les ocurrió inventar; acepté resignadamente el cambio de nombre de mi amada nación por la churrigueresca frase de República Bolivariana de Venezuela, aunque cada vez que voy a membretar mis oficios tenga que seguir frunciendo el ceño, pero les juro que es un acto involuntario; callé sin protestar las modificaciones de mi bandera y de mi escudo patrios, aún cuando la bandera que uso en mi colegio todavía porta siete estrellas en vez de ocho y el caballito del escudo sigue galopando hacia la derecha con su cabeza volteada hacia la izquierda (pido disculpas por ello, compraré nuevos símbolos).
Y les cuento, creo que me he ganado el cielo (además de los regalitos que deseo): he soportado el sorpresivo cambio de huso horario, a pesar de que ahora cuando salgo de mi trabajo a las dieciocho horas, la tarde ya es noche porque está más negra que el alma de Sadam (entiendan, no estaba acostumbrado a eso). Además, he borrado de mi memoria que me invadieron mi casa de playa, me expropiaron mi hacienda, me secuestraron mi tío y me envenenaron mi perro. Y, por si fuera poco, me aprendí, en tiempo record el proceso de conversión monetaria, aguantando sin psicotizarme ni sincopearme el impacto de perder tres dígitos de un día para otro en mi cuenta bancaria.
¿Qué más desean, mis queridos reyes? Soy un venezolano modelo, así que no hay pero que valga… ¡Ustedes son magos, hagan magia y empiecen ya arreglarme la calle donde vivo, pues se ha roto desde hace 8 años una cañería, tiene más cráteres que la luna y todos los faroles están fundidos!...
Atentamente:
Profesor Ruiruá
PD: Los quiero mucho y les tengo una fe ciega
©SorGalim
Milagros Hernández Chiliberti
Ingeniera de sueños