De alguna forma tendré que morder el alba,
el silencio que habita en la manzana,
la raíz inconclusa de la palabra.
Sí, tendrá que ser así,
por el verbo que se ahoga en la garganta,
por el niño disuelto en su cometa,
por el perro que ladra a la osamenta.
Es el tiempo, exacto el reloj
que despierta al sentimiento,
rebelde el agua que recorre mi cuerpo.
De alguna forma tendré
que torcerle el cuello al viento,
porque se apaga un astro y causa espanto,
se cae un niño y el mar a muerto.
Sí, de alguna forma tendré que limpiar
las nubes que entristecen el rumor de tu cuerpo,
la espina que aviva el sufrimiento.
De alguna forma tendré que ser distinto,
redoblando el paso, para encontrarme
en los murmullos del tiempo.
Sí, de alguna forma encontraré un cauce
para el torrente de mi sentimiento,
aguja para cocer retazos de dicha
en las ventanas del advenimiento,
un zapato para guardar las huellas
que ahora sólo son intento.
De alguna forma tendré que estar solo,
agitado por el fuego, tentado por el odio,
solidario con tu recuerdo, participe de todo.
De alguna forma tendré que sumar
derrotas a mis poros, a mis ojos y a mis codos,
sueños escarlatas a mis pelos,
porque de los geranios rojos
no se marchitaron todos,
de los ruiseñores muertos,
alguien sigue enarbolando sus retornos.
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