EL BOSQUE EN PELIGRO
Registro de Propiedad Intelectual Nº 184163
Una mañana fría en medio del bosque,
el señor cuervo y su señora se despertaron temprano, vivían en uno de esos enormes árboles que no habían sucumbido aún por la mano del hombre.
El día anterior se habían dado un banquete en una chacra de mazorcas, riéndose de los espanta pájaros que estaban para alejar a los intrusos; por ello no querían levantarse temprano, y, en ese preciso día les despierta el traquetear típico del pájaro carpintero que picaba con energía el tronco del árbol vecino, claro, el no había tenido la suerte de la pareja de cuervos con su alimento y tenía que trabajar para conseguirlo.
Siempre el carpintero cuando se reunía con los pájaros amigos del bosque les comentaba de esto, de como el cuervo va y toma la comida en los sembrados sin pedirle permiso a nadie, sin embargo ellos tienen que buscar entre las cortezas de los árboles; y ahí saltaba el tiuque diciendo: yo tengo que cazar, si no, no como y el colibrí también se metía en la conversación diciendo: yo, tengo que aletear mucho en el aire para servirme el néctar de las flores ¡uff! realmente es cansador y si no me alimento no tengo fuerzas para hacerlo.
En realidad dijo la gaviota, yo dependo de los peces y a veces me voy a la orilla del mar en donde los pescadores desechan lo que nos alimenta. Pero tú gaviota ¿que haces en el bosque? preguntó José, si tu ambiente es el mar; ah dijo la gaviota: lo que pasa es que no tengo con quien conversar, pues el pelícano sólo pasa en formación calladamente y es muy grande, mientras al cormorán le interesa arrojarse a la ola y luego se preocupa de estirar sus alas para secarse. Bueno dijo el carpintero todos son bienvenidos, aunque no me gusta mucho que los cuervos anden robando para comer...Bueno, a todo esto seguía el piqueteo del carpintero en el árbol ya había conseguido unas suculentas larvas de insectos y estaba feliz con su desayuno; en eso sintió que le gritaban desde el árbol vecino... ¡ehhh! José, déjate de meter bulla, acaso no ves que es muy temprano y necesitamos descansar. Los cuervos también conocían al carpintero incluso ellos le habían puesto el nombre “José” y lo respetaban, pero que les viniera a sacar de su descanso era demasiado. Entre sus cavilaciones el carpintero se sonrió y se puso en guardia; claro, dijo para si: estos no le trabajan un día a nadie y más encima no quieren que nadie este cerca de ellos metiendo bulla.
Bueno, le dijo a los cuervos, esperen un poco que ya casi termino mi desayuno trataré de hacerlo suavemente para no incomodarlos. El carpintero era un tipo muy inteligente, nunca buscaba confrontaciones y siempre trataba de dejar de lado las pasiones que le podrían irritar, con eso convivía en paz con todos los pájaros del bosque y le tenían mucho respeto. Se acordó en ese momento de una vez que se encontró con otro carpintero en un árbol, el cual estaba con sus ojitos húmedos mirando hacia la nada; le preguntó ¿que te pasa paisano, por que estas tan triste? el carpintero le miró con sorpresa primero y al verle le dio confianza de inmediato y le dice que no podía picotear la corteza para alimentarse, pues habían tenido un hijo con su señora carpintera y debió trabajar mucho para alimentarlos por lo que se había deteriorado su pico y estaba muy sensible. Entonces José se puso a picar la corteza y le dijo que el le ayudaría, así el amigo nuevo pudo sacar las larvas que José iba descubriendo y pudo alimentarse. Luego le dice que el se llama “Cato” y su pareja es “Cata” que se la presentaría un día y que no había comido desde hacía tres días, ahora podría descansar y se restablecería pronto para devolverle el favor. No te preocupes Cato le dice, algún día tu ayudarás a alguien recordando esta ocasión.
Y acuérdate de venir mañana par ayudarte nuevamente hasta que recuperes la fuerza de tu pico.
José era un pájaro carpintero muy especial con muchas bondades, quizás más bondadoso que algunos humanos. Por que nos íbamos arrojar sólo para nosotros esas condiciones cuando los animales y la naturaleza son verdaderos seres vivos incluso más inteligentes y lo han demostrado miles de veces con su comportamiento.
Después de siete días, al juntarse con su amigo Cato se fijó que este estaba picando la corteza de un gran árbol con fuerza y decisión... ¡bravo! dijo José, que bueno que ya estás recuperado, entonces Cato le dice que le tiene dos sorpresas, primero le tenía un gran desayuno con las larvas que había logrado sacar y segundo lo llevaría a casa a conocer a su familia. Ante esto José deja caer una lágrima disimuladamente mirando hacia un lado, pero Cato se da cuenta y lo abraza con su ala dicíendole: amigo, que palabra más bendita...
“amigo” y José le devuelve el abrazo y se van felices a casa de Cato volando entre las grandes Araucarias hasta llegar a una enorme en donde Cato había construido su hogar. Les estaban esperando en una casita de un ambiente con camita de paja desde donde se dominaba gran parte del bosque. Hola José le saludó Cata y le agradeció por su bondad, ya sabía todo lo que había pasado y le dice que lo consideraba uno más de la familia y que quería que fuera el padrino del carpinterito que ya estaba muy crecido. Ante tanta amabilidad José aletea de alegría y comparte gran parte del día con sus amigos.
Ahora de todo esto que le había sucedido le estaban pasando cosas que le cambiarían la vida y quizás le darían ganas de formar una familia.
El carpintero José era un solitario, mas de una pajarita había estado en sus brazos plumosos pero nunca había pensado en formar una familia, ahora al ver tanta alegría en la casa árbol de sus nuevos amigos como que le había gustado la idea, así que después de retirarse anduvo dando unas vueltas por el bosque a ver si encontraba alguna de sus amigas carpinteras, dicho y hecho se encontró con la “Panchita” una tierna pajarita con la cual se había dado sus besitos por ahí, y la invitó a salir, así que juntos recorrieron el bosque hasta llegar a la orilla del mar, el la invitó a comer a un árbol que se veía como un gran restaurante y comieron sus buenos bocados riendo, conversando y de vez en cuando rosando sus alitas. Ella le miraba y le decía que lo encontraba raro, que estaba muy coqueto y sensible, entonces José le cuenta lo que le había sucedido y de sus amigos en el gran árbol.
Panchita se da cuenta del cambio de actitud de José y se siente tan feliz, por que ella siempre lo había querido y no había salido con otro carpintero por pensar sólo en el, así se daba cuenta que ese era el momento justo para formar esa familia que tanto anhelaba junto a ese gran carpintero que la había encantado. Así pasan los días y José lleva a Panchita a la casa árbol de sus amigos y desde ese momento se ven casi a diario formando una gran amistad.
Cato decide entonces bautizar a su hijo para lo cual le acuerda a José que el era el padrino y le pide a Panchita que ella sea la madrina, a lo cual ambos asienten y se ponen en campaña para la fiesta. Al día siguiente comienzan a invitar a los animales y aves del bosque y se arma una procesión de amigos que juntan granos, brotes y larvas para el gran festín,
ya contaban con un lugar especial para la ceremonia, este estaba situado en una enorme roca que tenía una pequeña piscina horadada en la superficie y se llenaba de agua con la lluvia, así que ahí se sumergía al bautizado y hacía de juez la cigueña, que vestida de inmaculado blanco tenía las palabras precisas para la ceremonia. Al final era tanta la algarabía que terminaban metiéndose todos en la piscina; la gaviota no se perdía
la fiesta y era una de las más golosas, los cuervos eran invitados pero se les ponía un vigilante para que no se robaran toda la comida, al final ellos estaban un rato y se aburrían, preferían ir a las plantaciones de mazorca a comer pues ahí era libre y sólo dependían de que el cuidador no los viera, por que ¡ay! si se encontraran con el, podrían estar hasta en peligro de muerte.
Siguiendo con la ceremonia ya estaba en su pleno desarrollo y la cigueña toma la palabra para dirigirse a los amigos del bosque...mmm... prepara su discurso y dice: nos hemos reunido esta tarde para bautizar a este nuevo hijo del bosque de los carpinteros Cato y Cata en esta ocasión quiero hablarles sobre la solidaridad, y esto es respecto al comportamiento de las aves y animales del bosque y en particular de lo sucedido con el carpintero José y su amigo Cato, no hay nada más loable que acudir a las necesidades de nuestros semejantes cuando están en desgracia y eso es lo que justamente hizo José al ayudar a su amigo a alimentarse mientras estaba impedido de hacerlo, sin duda estos gestos si los pudieran imitar una gran parte de ustedes, harían menos penosa la vida para quienes sufren tribulaciones en el diario vivir, por ello les pido un aplauso para José esperando que imiten su proceder.
Así todos aplauden y graznan, pían y vociferan ¡urra!... ¡urra!... ¡urra!... Entonces entre toda esta bulla aparece Panchita y pide silencio, dirigiendose a la concurrencia les dice: quiero anunciarles mi matrimonio con el carpintero José...antes de terminar se arma la grande todos aplauden, lloran y felicitan a José y Panchita... pero José queda mudo, no se había imaginado esto, ni siquiera lo habían conversado, antes de terminar en sus pensamientos llega Panchita a su lado y le dice: y tendrás que ponerte en campaña para elegir el mejor de los árboles para construir la casa rápidamente pues llevo cinco días con un huevito en mi nido. Ante todo lo que estaba sucediendo José estaba mudo, pero cuando escucho de ser Padre huyyy... saltó de alegría y todos con ellos gritaban por el acontecimiento . La fiesta al final se alargó entre tanto festejo. El baile se complementó con la orquesta formada por el carpintero en la batería, el colibrí con la flauta el zorzal en la guitarra y la cigarra cantando melodías de amor; si hasta la pareja de cuervos llegó después de haber ido a comer a los sembradíos cercanos y bailaban con mucha gracia. Ya cercano a la madrugada comenzaba a iluminarse el cielo y todos se fueron a su casa felices del espectáculo pasado. José rápidamente tomo a su carpinterita de la alita y le pidió que lo llevara a su nido a ver el huevito que le daría su primer hijo, y volando partieron al encuentro.
Entre las ramas de un alto pino había preparado su nido Panchita y había dejado bien tapado el huevito para que no sufriera del frío del bosque; juntos se metieron al nido y abrazados se quedaron dormidos mientras despertaba la aurora.
Eran pasado el medio día cuando despertaron sintiendo una incesante bulla en medio del bosque, se levantaron y José dijo: voy a ir a ver que pasa, y voló hacia el interior del bosque.
Buscando el sonido que les había despertado llegó a un claro y vio en un gran árbol a una colonia de carpinteros que estaba picando el tronco en su altura, acercándose les preguntó ¿por que tantos carpinteros juntos? y ellos le respondieron que estaban construyendo el nido para el y Panchita, por que como sabían que necesitaban trasladar pronto el nido a una casita bien protegida se habían puesto de acuerdo para terminar la casa ese mismo día. José no cabía en su felicidad, estaba tan alegre, ya imaginaba su casita con su Panchita y su hijito calentitos en las noches. Entonces les agradece y les dice que será una sorpresa para su carpinterita y sus amigos le dicen que vaya mientras a buscar a la ardilla para que les ayuden en el traslado del nido y el huevito.
José va a buscar a la ardilla para ponerse de acuerdo, al llegar a su casa le pide que le ayude al traslado del huevito, entonces la ardilla le dice que sería más seguro si acuden a la cigueña, por lo menos hasta la base del árbol y ahí podría subirlo ella trepando el tronco.
Dicho esto quedan de acuerdo para la tarde y José se va a buscar a la cigueña para que les ayude y también se ponen de acuerdo, así que ya todo listo José se va al nido en donde le espera Panchita. Al llegar a su nido José le cuenta a la carpinterita de lo sucedido y se abrazan contentos por la casita que van a tener; todo le había salido como quería a Panchita y se acurrucaba en las alitas de su carpintero y le daba besitos suaves en su carita.
Esa tarde pasó muy rápida y se entretuvieron arreglando la pajita del nido dejándola lista para el viaje y protegiendo el huevito que llevaría la cigueña; muy pronto ese huevito sería el hijo que ella anhelaba y quería tener más y más hijitos como su pareja llena de bondad.
Pronto llegó la cigueña y tomando el huevito remontó el vuelo hacia el nuevo hogar; la ardilla había venido con dos hermanas para ayudar a llevar la pajita que eran los muebles y el nido, así se van de ese pino enorme para llegar al nuevo hogar. Muy pronto al llegar les esperaban los carpinteros que ya habían terminado la casa en el tronco y les había quedado bastante grande y protegida. La cigueña dejó el huevito en la base del árbol y vino la ardilla lo tomó como una nuez y subió rápidamente por el árbol hasta el hueco que habían hecho los carpinteros, ya las otras ardillas habían dejado y ordenado los muebles de pajillas y el nido lo estaba arreglando Panchita para recibir a su hijito en el huevito y entibiarlo junto a su querido José.. Aquella era la primera noche que pasarían en su nueva casa y los amigos les habían dejado alimentos para que disfrutaran del hogar sin tener que salir a alimentarse, así que la pareja con su huevito fértil estaba muy feliz esa noche.
De repente José comienza a ver luces que alumbran la entrada a su casita en el tronco y sale a ver que es lo que pasaba, y eran nada menos que las luciérnagas que revoloteaban junto al árbol dándoles la bienvenida y las torcazas, los zorzales y hasta el buho que ya había aparecido de noche estaban cantando para amenizar la fiesta de bienvenida, mientras el castor tocaba el bombo en un tronco con su cola y las perdíces pasaban en formación toda la familia aleteando y piando.
Hasta los cuervos aparecieron felices por tanta fiesta, y la señora cuervo miró a su pareja con una carita de bribona que este no pudo dejar pasar y mirandola le dice ¿que, que pasa, porque me miras así?... Ah, le dijo, no te das cuenta, de que todas las aves tiene familia y tu no te has preocupado de ello, así que anda preparándote pues al primer huevo que ponga nos ponemos en campaña, y también anda preocupandote de juntar granos, pero buscando los que no tengan dueño, así le enseñaremos buenas costumbres a nuestro hijo. Dicho y hecho, el señor cuervo aceptó el mandato de su señora y se los comunicó a todos los presentes; varios se acercaron a darle el ala y a abrazarlos para felicitarlos por tan loable acción; José miraba desde una rama y se regocijaba ante tanta maravilla, siempre había querido que los cuervos se integraran a la familia del bosque pero con una actitud más ejemplar y por lo visto esto se había cumplido.
Algunos presentes nunca se habían acercado a los cuervos y se mantenían a distancia pero con esta nueva responsabilidad que tomaba la familia de los cuervos estaban más que dichosos y les abrazaban como si hubieran sido amigos de toda la vida. El bosque estaba nuevamente flamante y sus habitantes disfrutaban de la vida y le agradecían a Dios por haberles dado la oportunidad de ser algo más que un simple habitante. La fiesta duró un poco más de la media noche, y como era tarde, José y la Panchita invitaron a sus amigos Cata y Cato a conocer su casita y luego se fueron todos a sus casas quedando el bosque en silencio con el señor buho que comenzaba
a cazar para alimentarse.
Esa noche se levantó un temporal de viento y lluvia y el agua comenzó a inundar el bosque, para las aves no había problema, pero varios habitantes que vivían en cuevas al nivel de la tierra estaban en problemas. El señor conejo y la coneja que habían tenido hacía poco una gran familia se encontraban en peligro.
Ante estos gritos de auxilio, José se despierta y se da cuenta del peligro para los animales que viven en la tierra; así prontamente parte
volando para buscar lugares en donde puedan ir los animales para salvarse de la inundación. Tenía que parar en más de una rama para sacudirse el agua que le mojaba sus alitas y no le dejaba volar, hasta que al fin encontró un lugar para que fueran hacia allá los animales y volviendo rápidamente comenzó a dar la voz de alarma para que todos ayudaran. Así se formaron varios grupos de ayuda que guiaban a los animales del bosque a un lugar en donde estarían a salvo.
Al otro día terminado el temporal salió el sol y todos se pusieron en campaña para ver si alguien necesitaba de ellos. Por cierto la gran lluvia les traería también beneficios al dejar la humedad para el florecimiento de las plantas y humedecer los troncos en donde se encontrarían más larvas para alimentarse, pero varias cuevas de los animales de tierra habían sucumbido bajo las aguas, y ahora había que ponerse a trabajar para recuperar esas casas de los conejos, topos y lagartos que eran los que más había sufrido.
Pasó el invierno y el bosque soportó las inclemencias del tiempo, los animales y las aves se organizaron para preocuparse de los problemas que les aquejaban.
Llegó la primavera y el bosque volvió a la vida, se llenaron los árboles de brotes y los arbustos bullían de flores de todos los colores y aromas. El colibrí y las abejas eran los más contentos, con tanto néctar alcanzaba para todos. El hijo del carpintero José ya había salido a volar y se había hecho amigo del hijito de Cata y Cato que era un carpintero de vivos colores y mayor que el, así que le guiaba y le enseñaba como si fuera su Padre. José y la carpinterita Panchita estaban felices de esta amistad, por que juntos andaban por el bosque viendo a quien ayudar, incluso le habían ayudado a los señores cuervos que estaban criando con el alimento y les llevaban granos a su casita del árbol.
Los cuervos se habían dado cuenta de la gran familia que existía en el bosque, antes de esto no se daban por enterados de la existencia de tantas aves y animales que vivían en su entorno. La vida era más hermosa cuando contaban con sus semejantes, ya que ello le solucionaba muchas veces problemas a los cuales no tenían solución. Una mañana se sintió un alboroto que atrajo a una gran variedad de los habitantes del bosque, de pronto ingresaron grandes máquinas y una gran cantidad de hombres con motores e iban cortando los árboles, cuando José vio esto, casi se desmaya y junto a varias aves se acercaron a estas máquinas gritando desesperadamente... ¡¡ por favor, no boten nuestras casas!! hay aves que viven en ellas, se alimentan de los árboles, la tierra se protege de las inundaciones... dicho esto se acercaban a las máquinas volando como queriéndolas distraer para que se fueran de ahí y pasaban rosando los hierros que casi les hacían daño. José a todo esto se dio cuenta de que no había nada que hacer, nadie les escucharía y los humanos que habían luchado por ellos habían perdido la batalla. Entonces juntó a los habitantes del bosque y les dijo: hay que avisar a todas las aves para que dejen las casas en sus árboles y se trasladen a lugares más alejados, en los cuales ayudaremos todos para hacer las nuevas casas. El señor y la señora cuervo están criando así que serán los primeros. Hay que avisar a las ardillas también para que abandonen pronto sus hogares; vamos a buscar un lugar que esté lejos para que mientras se demoren en llegar allá al menos podamos vivir nuestras vidas en el bosque y pasar el próximo invierno.
Todos lloraban, llegó la cigueña y dijo ¡esto es el colmo!... como es posible que nadie pueda protegernos, llegamos antes que cualquier humano a estos bosques, nos pertenecen, son nuestras casas y aquí están los recuerdos de nuestra infancia y de nuestros ancestros.
Otros pájaros decían: no hay perdón de Dios, ¿cuando nosotros les hemos hecho daño? siempre aprovechándose de los más débiles, nos encierran en sus jaulas para que les cantemos, para que los niños disfruten de nosotros, para mostrar nuestro colorido plumaje y adornar sus casas, y nos pagan con esto, echando abajo todas nuestras casas y pisoteando nuestras flores. La ardilla decía: va a llegar el día en que no tengamos donde vivir, nuestros hijos y los hijos de ellos sufrirán penurias y no encontrarán alimento para su subsistencia.
Bueno, dijo el cuervo que había llegado a la reunión, esto no sólo nos está pasando a nosotros, pues los humanos han depredado su ambiente y ya hay muchas cosas de las cuales no disponen, estos mismos bosques contienen elementos que ellos usan en sus medicinas y las aguas están muy contaminadas y es imposible limpiarlas para el consumo humano. José se quedó pasmado ante tanto conocimiento del cuervo, al final era muy inteligente, y le dijo: cierto señor cuervo, esto va creciendo cada día más, los bosques se están talando a una velocidad impresionante y los glaciares que han permanecido miles de años están retrocediendo.
También el cielo se está llenando de elementos nocivos para la salud y cada vez más los humanos respiran sustancias que les hacen daño. Era tan impresionante escuchar a cada uno de los animales y las aves del bosque,
como sabían de la irresponsabilidad de los humanos ante su propia tierra.
La cigueña que era también juez de paz tomó la palabra y dijo: hay miles de hectáreas que están siendo consumidas por el fuego y por más ciencia que hayan conseguido los humanos no pueden detener el avance de las llamas que convierten en cenizas a miles de árboles, animales, insectos y aves, además
de las mismas casas que habitan y se encuentran cerca del bosque...
¿y por que hacen sus casas tan cerca del bosque? preguntó la ardilla...
Ah, dijo la cigueña lo que pasa que a los seres humanos les gusta mucho la naturaleza y mientras más cerca de ella estén tendrán un mejor hábitat en donde pueden gozar de los animales, las aves, los árboles y respirar un aire más limpio que en la ciudad. ¿pero, no entiendo? dijo la ardilla... ¿y por que destruyen lo que les gusta y lo que les da la posibilidad de vivir a plenitud en un ambiente grato y puro?
Bueno, siguió la cigueña: no todos son iguales, pero el problema es que los países poderosos hacen y deshacen con la naturaleza para sacarle provecho económico y no hay quien les detenga; también hay mucha irresponsabilidad en las personas que individualmente atacan a la naturaleza y contaminan hasta desde sus propias casas botando elementos químicos a las alcantarillas los cuales van a dar a los ríos, a las siembras, a los animales, al mar y a los peces. A todo esto, se habían juntado muchas aves y animales en la reunión...
¡Pero por Dios! dijo el loro que apareció de pronto en la escena, y venía con muchas ganas de hablar: si ha nosotros nos buscan para enseñarnos a hablar y encerrarnos en una jaula en donde apenas podemos mover nuestras alas que fueron creadas para volar libres por los bosques; creen que con unas semillas comprarán nuestro espíritu que clama por la libertad; al parecer tendrán que venir nuevas generaciones de humanos que se den cuenta del deterioro que sufre la tierra y luchar por cambiar estas actitudes egoístas e irresponsables de ellos mismos.
La gaviota llegó en ese instante y posándose sobre una rama chilló: ¡hey!... el otro día hablaba con un pez, y me decía que en el mar las algas están muriendo debido a los derrames de petróleo en el océano y estas son necesarias para producir el oxígeno que usamos para respirar y también los derrames de las industrias mineras han matado a toda flora y fauna en miles de kilómetros de nuestras costas, además de los elementos químicos que son usados en el sector agropecuario que al final van a dar al mar uy, decía la gaviota, si ya no me atrevo ni a comer productos del mar debido a la contaminación, he visto a varios pelícanos y cormoranes muertos en la orilla del mar, debe ser por la contaminación.
José el carpintero había seguido con mucha calma la conversación que se había creado en el bosque y dijo: Es una lástima que dependamos de los humanos pues, nosotros no podemos hacer nada, somos llamados “animales” y verdaderamente somos parte de la naturaleza de la tierra, pero no nos dedicamos a crear armas y no hacemos la guerra, es triste amigos, es triste pensar en la soberbia humana, en como una gran parte de la humanidad vaga por caminos tortuosos arrastrando a otros hacia el abismo de la perdición; pareciera que ese es el castigo que reciben por desechar los acuerdos del cielo y la tierra, debemos sentir lástima por ellos.
Y todos guardan silencio por un momento, el bosque estaba callado, no había una sola brisa, era como el escenario de paz que necesitaban para ordenar sus pensamientos. Ante este silencio de pronto sintieron unos pasos que venían del bosque y todos se quedaron mirando hacia donde venía el sonido de pisadas; en eso apareció un ser humano caminando decididamente hacia ellos, todos se quedaron quietos y estaban muy sorprendidos, pero el ambiente se había transformado paz y el silencio parecía una suave melodía.
Cuando el individuo llegó cerca de ellos se sentó en una piedra y los quedó mirando, sus ojos estaban húmedos y su pelo caía sobre sus hombros como una cascada de espumas blancas que emitían reflejos como el diamante.
De pronto habló y se dirigió a los presentes diciéndoles: estoy sufriendo más que ustedes y les quiero pedir perdón por la actitud irresponsable de mis hermanos humanos. En eso José el carpintero dijo: pero como puede llevar nuestro mensaje si no nos entiende.
El humano entonces le contesta: si les entiendo, se perfectamente lo que dicen y lo que desean. José, los animales y aves del bosque se quedan con la boca abierta, habían entendido las palabras del humano y el la de ellos, podían conversar directamente de todo lo que les aquejaba. Siguió el humano: soy una persona que lleva las palabras más allá de la comprensión, que busca la paz y armonía que necesitamos en la tierra, que propaga la amistad y el entendimiento entre los seres humanos, siempre con muchas dificultades,
debido a que muchos no escuchan. Pero deben saber ustedes aves y animales del bosque, que hay también seres humanos que les defienden y les aman, que están haciendo lo imposible por protegerlos y cada día son más los que se integran a sus filas.
La cigueña entonces interviene y dice: eso es verdad, están los que defienden a nuestros hermanos, pero muchas especies están desapareciendo y cada día que pasa mueren miles de animales depredados por los humanos, hay que conseguir más apoyo para detener este flagelo en nuestra contra.
Es lo que estamos haciendo, dice el humano: muchas veces debemos luchar en contra de grandes empresas y de Gobiernos que están depredando el medio ambiente sin importarles quién viene después. Así como yo les entiendo y puedo escuchar sus súplicas hay muchos más que también lo pueden hacer, los de palabras bellas, de sentimientos puros, los grandes del mundo los que usan parte de su tiempo para entregar mensajes de paz y amor, si, esos...
son los Poetas, los que habitan en los círculos sensibles del alma descubriendo sensaciones escondidas en la gente para hacerles reaccionar en pro de un mundo mejor en donde todos seamos hermanos y nos cuidemos mutuamente para vivir en concordancia con nuestro hábitat y nuestros semejantes.
Y tu ¿ que haces en la tierra? le pregunta la cigueña al humano.
Yo, soy Poeta, y me llaman Alfred Asís, y quiero un mundo mejor para ustedes y más armonía entre los seres humanos, quiero alejar las distancias del odio, de la soberbia, de la envidia y del dolor; pero para eso necesito de ustedes, de cada granito de arena que mezclado con el cemento de mi espíritu cimente el camino que indeleble en el tiempo no retroceda jamás y avance sembrando los prados de cada una de vuestras almas.
Con amor para mis semejantes, las aves, los animales, la naturaleza y el mundo.
Alfred Asís