HOMENAJE AL ESTADO DE ISRAEL
Tú, tierra bendita de leche y miel, mar de absintio, candela del poniente,
Leona de Jehová, ya no un cuento interrumpido ni un fantasma pavoroso,
hoy más que nunca pongo mis saludos en tu rostro y tu atavío en llamas,
hoy regreso al brillo de tu Shoam y al mar partido de tus juncos,
mi alma ya está presa en tus costillas de porcelana y tus pechos de belleza,
pues mejores son tus caricias que un vino de exilio y esperanza,
Ahora escribo tu nombre en clara poesía, te siento y te proclamo,
ahora complácete con tu hijo pródigo que retornó a tu morada eterna,
viviré en ti a pesar de tus fosas y abismos de odio y guerra y fango y muerte.
Ahora renaces de tus cenizas como el ave fenix, renaces de la inquisición,
renaces del holocausto, de esos impíos que venián a quemar tus hijos y tus casas,
tu ambición siempre permanecerá generosa en el mejor lado humano,
ya no serás cautiva de servidumbre, de odio y envidia tormentosos,
ahora los astros del cielo te bañan de mil fragancias de amor y rocío,
ya no estas asolada, Sión, Dios se apiado de ti y cumplió su sagrada promesa,
y ya eres de nuevo la tierra de las viñas en sus campos y estanques
y yo en ti tejí mi nuevo nido con las esbeltas plumas de tus aves.
Años te perdiste en muerte y desastre en manos de crueles opresores,
años derramaron tu sangre inocente en ríos de llantos y montes de cenizas,
mas ahora vuelves a ser la tierra de los sueños, esa que fue, que es y que será,
una fértil antorcha de resurrección que no más apagarán el odio y la envidia.
¡Ah! Israel, tierra de llagas y lágrimas, tierra desbordada de fuego y sangre,
tierra tierna, suave y sonriente, tierra que vibra como el llanto y el ruego,
mismo si tantas tinieblas te siguen persiguiendo serás siempre eterna,
tu porvenir ya está sellado por nuestro Eterno Dios de amor y verdad
pues ya eres un brillante que enciende milagros de luz y blancura.
¡Ah! Israel, joya rescatada, ánfora viviente entre las rosas del paraíso,
brillante y eterna llama que flamea en hogueras de aromas e inciensos,
brillante mariposa volando en bosques suntuosos y praderas de luces anunciadas,
¡ah! Israel, bálsamo de Galaad, te saludo desde tu Jerusalén y sus confines liberados,
como una inmensa ola te alzas y levantas tu justo grito de paz y esperanza,
mas el mundo ajeno sigue derramando odio abrumando tu destino,
de tu espuma armoniosa y suprema vibra tu musa de talento y belleza,
cada hora naces y renaces deslumbrando un mundo en tinieblas,
y yo no quiero más vida que tu vida cuando lloro tu dolor y lamo tus heridas,
y yo no quiero más vida que tu vida cuando calmo el llanto de tus labios centelleantes.
Ahora te alzo ciudad de David, los ángeles divinos están ciñéndote con sus coronas,
nadie más podrá despojarte de tus innombrables medallas y blasones,
nadie más robará tus broches de maravillas ahora que milagrosamente
retornaste a tu tierra prometida y al seno de tu sagrada madre.
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