LA VENGANZA DEL LIBRO
Carlos Hugo Garrido Vargas (11 años)
Una familia decidió mudarse a una casa vieja. Al hijo le había tocado un cuarto donde había una mesa. El joven se sentó en una silla y de pronto, sin ninguna explicación, se abrió el cajón de la mesa. Del mismo salió un libro, pero él no le dio importancia.
Al día siguiente, al joven le tocaba ir a la preparatoria, pero como no había podido dormir, se despertó a las 8:00. Como entraba a las 8:30, llegó tarde al colegio. Lo curioso es que desde ese día todo le comenzó a ir mal. Todos los días le tenía que pasar algo malo, hasta que un día se decidió a leer el libro que había encontrado en su cuarto, dándose con la sorpresa de que todo lo que leía se le cumplía al día siguiente. Entonces dijo:
- Siento que a partir de ahora todo me va a salir bien. Voy a ser el más popular en el colegio. Pero tengo que guardar esto en secreto.
En realidad no cumplió, porque se lo contó a sus amigos más confiables. Lo que ellos no sabían, es que él se estaba volviendo loco. Se copiaba en los exámenes, le contestaba mal a su profesora. De la noche a la mañana se convirtió en un hombre malo, soberbio, desesperante. Sus amigos lo querían ayudar, pero él los evitaba y no se juntaba con ellos y hasta despreciaba. Aproximadamente a la semana, se amistaron, pero ya no era lo mismo. Después de una semana se amistaron, pero él seguía igual, a pesar de que para lograr atraerlo habían formado una banda de música y le encargaron que tocara la batería.
Como andaba medio loco y hasta se orinaba los pantalones y andaba todo sucio, una vez dejó olvidado el libro misterioso en su casillero y una amiga que pasaba por el lugar se lo llevó. No fue un robo, porque se lo hizo saber, aunque no se lo devolvió porque encontró que era interesante lo que decía.
Pasó una semana y todo le iba bien a la chica. Era un día de lluvia y el chico que antes tenía el libro le preguntó:
- No me digas que este aguacero no te lo adelantó el libro. ¿No?
- Para qué te lo voy a negar – le contestó la chica y sacó una sombrilla.
Ella había guardado el libro en su casillero y se fue ya que tenían que ensayar con la banda. Pero el chico se quedó. Abrió el casillero y lo leyó. Se puso pálido y tembloroso cuando el libro le confirmó que iba a morir. Su rápida mente le hizo al instante suponer que la que iba a morir era su amiga. Casi por instinto empezó a correr y llegó al lugar en donde sus amigos ensayaban con la banda. Estaba muy mojado. La ubicó a su amiga y le dijo:
- El libro me ha dicho que vas a morir
La chica, realmente perturbada le contestó:
- No puede ser. El libro te dijo eso a ti.
- No. Es para ti. Tú lo has tenido.
- Claro, pero eres tú el que lo has leído.
- Creo entonces que ya me salvé – dijo el muchacho.
- ¿Por qué? - le pregunto su amiga
- Porque viniendo para acá casi me choca un carro.
El no le dio importancia y se fue a conectar el audio a un tomacorriente triple. Y como estaba todo mojado, sucedió lo que tenía que suceder. Le pasó una gran descarga eléctrica y murió.
El libro se vengó de su lector.