NARRATIVA Nº 4. NARANJAS Y LIMONES
AUTOR: MARELLI SORDELLO
Me preguntas ¿qué me inspira este cuadro? Leo la placa “Naranjas y limones”, me dije: un bodegón de Romero de Torres, lo miro ¿qué veo? Una mujer con el torso desnudo afirma entre sus pechos un puñado de naranjas…me sorprende el titulo…la modelo solamente sostiene en sus manos naranjas.
¿Será que Romero de Torres asoció, como tantos, los pechos femeninos con esa fruta oblonga que en su ápice presenta una mamela semejante a un pezón?
Mi mirada se ha detenido en el torso de la mujer, pienso en la Sulamita y en los versos del Cantar de los cantares: Tus dos pechos son como dos crías/mellizas de gacelas…ella ha acercado las naranjas para perfumar su piel con el aroma dulzón y amargo de la fruta.
No puedo dejar de comparar esta pintura con otra que amo: la Flora del Tiziano, las dos mujeres muestran sus pechos, las dos son sensuales, las dos se ofrecen como si fuesen cortesanas o casta esposas que descorren las velos de su pudor en homenaje al amado. La Flora con los dedos abiertos de su mano izquierda, obliga a bajar la vista y la morena de Romero de Torres incurva apenas se pierna derecha, haciendo que los pesadas pliegues de su falda formen un hueco donde acaba la combadura de su vientre, como un cántaro de agua fresca o de vino excitante se ofrece a apagar la sed, el deseo del amante.
Mi mirada recorre el resto del cuadro y veo, en el fondo un naranjo, imagino, gracias a La primavera de Botticelli, el jardín de las Hespérides, la muchacha es una de las tres gracias que ha recogido la fruta y viene a entregarla y entregarse a su señor…
Dejo de lado las comparaciones y por primera vez contemplo el rostro de la modelo…sones de pasodoble quiebran el silencio otoñal de la tarde en calma :Julio Romero de Torres/pintó a la mujer morena/ con los ojos de misterio/ y alma llena de pena.
Julio Romero se inspiró especialmente para pintar a sus morenas en la mujer andaluzas, las que él encontraba en sus paseos por las calles cordobesas portando capa con esclavina y sombrero de alas anchas que hacía años habían dejado de usarse…en esas muchachas que alegraban las juergas flamencas y por las que no dejaba de sentir pena.
¿Qué misterio encierra, la muchacha en su mirada? Su cuerpo se ofrece, se entrega y el alma rechaza ese darse que es una afrenta a su dignidad, únicamente el autor puede develar esta incógnita.
Por ello, a tu pregunta que me inspira este cuadro, respondo: sentimientos diversos que no alcanzo a expresar, es erótico a la vez que místico , vuelvo a contemplarlo, a admirarlo y sabes que siento al verlo que es simplemente bello y la belleza no se analiza, se goza.