REMEMBRANZAS
Recuerdo que papá entraba y sonreía
él venía de la calle de la confitería,
sobrio y amable entraba complaciente,
es que muchas veces no tomaba aguardiente...
Recuerdo que era invierno, en una noche fría,
con un rictus amargo que nubla mi memoria,
nunca pensé que eso hoy sería poesía,
por esos dulces simples que hoy supieran a gloria.
En mi inocencia virgen, no pensé que algún día,
la vida en vez de dulces, me daría agonía,
y que el dolor profundo de aquella vida mía,
me empujaría a otros rumbos a luchar y luchar,
en este mundo aciago de injusticia social.
Con corazón de niño y conciencia de adulto,
peleaba con coraje contra todo lo injusto;
hoy recuerdo esos días de mis primeros años,
cuando el niño era adulto y el adulto era anciano,
yo me fui de la casa aquella madrugada,
pensando que este mundo no servía para nada;
soporté los rigores de aquella noche fría,
buscando en otros lares lo que aquí no tenía,
y es que mis convicciones de justicia social
me hicieron sobrehumano, me hicieron inmortal.
Aquella furia inmensa que brotaba de mí,
hoy ya ni lo recuerdo, lo que viví y que fui;
si fui humano o un loco, no entiendo todavía,
porque sigo sintiendo lo que entonces sentía,
con más rabia, más fuerza y más indignación,
espíritu de lucha, con coraje y pasión.
Podrá pasar el cielo, podrá pasar la tierra,
pero, esta tiranía que avergüenza y aterra,
no hará que nuestra sangre ni una gota derrame,
por más que este tirano lo grite y lo proclame.
©Vicente Hernández Ch