COLOQUIO MUDO
¿Acaso no lo sabes,
acaso no lo han dicho?
Es mi hora
Y no convido a nadie,
invito sólo a José Niño.
Cuelgo las ropas
y los gestos amañados
y la amistad renegociada
y la pinta de domingo.
Saco el hastío y la tristeza,
no tengo más en los bolsillos.
¿Acaso no lo sabes, acaso
no lo han dicho ?
¡Nombres! ¡Extravíos!
¡Ahogado tremor
de metal sordo!
¡Carlos! ¡Fernando! ¡Juan!
¡ESTOY VIVO!
Me alejo poco a poco
presiento otros los perdidos.
No preguntes por mi.
¡No preguntes!
No te lo permito.
Me duele ver tus ojos
me duele ver tu rostro.
Solitariamente solo
brindo esta soledad
color de vino.
¿Acaso no lo sabes,
acaso no lo han dicho?.
CONFESO
¡Sí!.Estoy sufriendo.
Pero yo no sufro
lo que usted sufre
(“pantalón corto, corbata a
la moda, sombrero encintado
y chupa de boda”),
no se sonrrría ¡compañero!.
Sufro
el peso de mi cuerpo,
sufro
la gula de mi estómago,
mis alas torpes
para el alzar el vuelo,
(aquí entre nos,
sufro esta vocación de fango
de sus pies cuadrúpedos),
sufro este andar
de perro callejero,
sufro porque alguna vez
casi fui como los sueños.
¡Sí!.Estoy sufriendo.
Pero yo no sufro
lo que usted sufre
(“pantalón corto, corbata a
la moda, sombrero encintado
y chupa de boda”),
no se sonrhiena ¡compañero!.
EL DULCE DE GUAYABA
Ana dice,
el dulce de mañana
no lo hacen como antes,
no lo cuece
la lumbre de la abuela,
ya nada se hace AYER.
Julia canta
una semilla
y por eso
ahora se levanta
lunes, martes, miércoles,
¡todas las semanas!
a regar primero
su MAÑANA.
Ana Julia,
así de péndulo la pasas
(con la cabeza atrás
o hacia después)
sin haber vivido HOY
lo único que tienes.
ROSA EDDA
Hermana, si preguntaras,
¿tú, quién eres?
empezarían por decir un nombre,
con cierta inclinación
lucirían su cabeza acartonada,
algunas con forma de birrete.
Asombraría
La limpieza de sus gestos,
el brillo del reloj o la pulsera,
el sonido posesivo de unas llaves.
En un abrir y cerrar de ojos
te dirían a la cara
¡YO SOY TODAS ESTAS COSAS!
y con esas maneras tan suyas
arriesgarían seducirte.
Si preguntaras, hermana, si preguntaras...
te diría que yo no tengo un nombre,
no me precio de poseer nada
ni de sujetar a nadie,
¡ qué horror tener que llamarse CHUCHO!
¡ qué horror negar que un ser se HACE!
Yo te aseguro, hermana, yo te aseguro
que DIOS nos hizo así como nos hizo
y que en la ciudad luz
que todos esperamos y tú crees,
la gente, hermana, la gente
anda desnuda por las calles.
ANGEL
Cuando me vaya, decía
(y nadie creyó que llegara a hacerlo)
no quedará de mí un sólo recuerdo.
Estuvo
la mitad de un almanaque
y ya nadie nunca dijo nada
y todos niegan sus palabras
y todos se hacen rehaciéndolo.
Se fue porque sí,
a pasar por otras sienes
su espada de fuego
se fue porque sí,
a reventar la luz en otros sesos.
Los recuerdos son recuerdos.
El dolor es aún presencia
del ángel que llegó y partió
y limpió la mirada de unos ojos ciegos.
Derechos reservados de autor