Ella, impávida en sentido contrario en una calle de gran tráfico por ser par vial, pero no, no estaba en ese momento se había ido; quizás su alma y su espíritu se evadían de su cruel realidad. Ahí estaba solo el cuerpo del color de México y con cansancio en sus hombros, con la impotencia en sus puños y con un gran peso acumulado de años en su pequeña humanidad.
De repente cambia el semáforo su luz y con el vienen los cambios de luces, son las 8 de la noche y sin embargo la mujer inmutable a ellos, solo miraba al infinito ¿sería al cielo? ¿buscaría el consuelo que esa noche no tenía? no lo sé, pero su sola presencia era de agobio y hacía estragos en el alma.
¿Qué pasaba por la mente de esa mujer en esa noche de septiembre de asfixiante calor? donde a muchos corazones los abrazaba el alboroto y la alegría porque en las diferentes esferas de gobierno todo era carreras, preparativos y se gastaban los impuestos del pueblo, por supuesto de ella también, era 14 de septiembre ( 2009) la víspera del grito de independencia del país pero en ella no había reacción…, solo su figura ahí…, se olía su tristeza, se sentía su necesidad, casi se oía su respirar…, tan quedo como sus fuerzas y en su mirada una interrogante tan amarga y profunda que no recuerdo si antes mis ojos habían observado, mientras otros tantos de fiesta disfrutando con antelación de los antojitos de nuestra querida tierra y sin embargo ella simplemente estaba ahí, impávida, nada la movía.
Mirada perdida en el infinito de esa noche aun caliente en la calle Garmendia esquina con Serdán de la colonia Centro en Hermosillo, ciudad que tenía aroma a fiesta a independencia pero en ella una soledad inmensa en sus ojos que no importaban las luces de un carro tipo Pick Up color gris de modelo reciente que le hacía cambio de luces, ¡ah! porque ella estaba en el carril izquierdo en sentido contrario puesto que la circulación de la calle Garmendia es de sur a norte y ella…, circulaba de norte a sur.
Hora de mucho tráfico por ser parte del Centro Histórico de la ciudad y además el horario de salida de trabajo ¿dónde estaría su memoria, sus sueños de juventud? ¿pensaría que no habría oportunidades en su madurez? Solo ella sabía en ese momento lo que por su mente pasaba cuando la ciudad casi se vestía para gritar ¡Viva México! pero ella, ¿a quién le gritaba? si su México la tenía en el olvido…, sí ustedes se hubiesen visto en esa mirada en esos ojos que la tristeza invadía, seguramente que el corazón hubiera llorado de dolor y amargura.
Ella en su pequeño carro sin modelo, sin color quién sabe cuantos años abrazaban ya su caminar estaba ahí sola, muuuy sola.
Los carros siguen y siguen, cambio de luces y sonidos de claxon sin embargo a ella la envolvía la más negra soledad, un cansancio inaguantable por sus años de lucha continua y en el horizonte ¡su horizonte! no había más ése verde que marca la esperanza solo una noche negra, espesa, densa, sin sonidos de un día antesala de la festividad más grande del país, el grito de la libertad de México que esa noche a ella no le cobijaba.
Ella continuaba con su carro viendo hacia el sur en sentido contrario de la calle mencionada, parecía que su pequeño y desvencijado carro no estuviera lleno de frituras y de dulces que a cualquier niño le alegraría la noche, pero a ella no, el cansancio y el calor la habían atrapado esa noche. A lo mejor no fueron recompensadas horas y horas de pie tras su pequeño carrito, adecuado el mismo en un triciclo como tal para la vendimia de las chucherías y donde el calor del día quizá quemara sus ansias y su vida.
Todo ello debió ser demasiado y el pan que requería para sus hijos ese día no se pudo conseguir porque las ventas no llegaron y ahí ¡precisamente ahí! en ese crucero sus ojos se perdieron como buscando evadirse de su amarga realidad, buscando protección en la evasión de su cruel y triste realidad…, de la ignominia y su soledad.
Ahí simplemente estaba esa mujer, su nombre ¿acaso hace falta? como ella hay muchas que hoy se duelen en su México querido cuando salen a buscar el pan que mitigue la miseria que las cubre y en cambio solo encuentran desolación, cansancio y un dolor de años que llevan acuesta en sus espaldas acumulado como premio a su gestión de honradez y rectas ciudadanas…,
¡Ahí estaba, pero no estaba ahí!
Hermosillo, Son. a 14 de Septiembre de 2009
Carlos M. Valenzuela Quintanar.
Colectivo Cultural Hía Tehuikatzi
S.I.P.E.A. SONORA
cm_valenzuela@hotmail.com