LA SOSPECHA

[Ana María Sanchis]

LA SOSPECHA

 

No había podido dormir en toda la noche, la mordaz sospecha sobre el engaño de su esposo, la había desvelado.

Tapada con las cobijas hasta la cabeza, con los ojos entrecerrados, lo vio levantarse cuando sonó la radio a la hora de costumbre, para dirigirse a la ducha matutina.

-¿Qué les había sucedido? ¿Cuándo había comenzado ese infierno?_ Pensaba aceleradamente. _Ya ni siquiera la tocaba, ya no extendía sus manos para acariciarla y pasaba de largo al simple beso de llegada o despedida._ También recordó que al acostarse en la extensa cama, él sólo ocupaba su mitad,  ya no había abrazos nocturnos inspirados en la ternura, ni que hablar de momentos apasionados. Es más, ni siquiera se daba vuelta hacia su lado, la ignoraba   olímpica y absurdamente._Volviendo atrás en el tiempo reflexionó: _Nosotros  siempre fuimos románticos y por demás demostrativos, vivíamos abrazándonos y haciéndonos arrumacos... y ahora, rara vez me dirige la palabra.-¡No encontraba explicación alguna para ese cambio tan radical! ¡ Con el amor inmenso que ellos sentían!._ Se sentó  a lo buda en la cama, con la melena revuelta  mientras se decía a sí misma: _ Yo sigo siendo bonita. Es más, en mí no se nota el paso de los años. ¡Siempre fui una mujer apasionada! ¿Qué más pretende? ¿A quién habrá encontrado mejor que yo? ¿Quién podrá quererlo como yo lo quiero? ¿Cuándo y por qué había comenzado a actuar él de esa manera? _Lentamente fue haciendo el recuento de lo ocurrido en el último tiempo. _Sí_ se dijo _Él comenzó a cambiar, después del estúpido accidente que tuve  con el coche, al volver manejando de Gesell. ¡ Justamente hoy se cumplen tres años de esa fecha! ¡ Cómo pasa el tiempo!.  Era verdad que él vivía diciéndole que no acelerara tanto, que disminuyera la velocidad. ¡Pero en realidad no había sido culpa suya! Si bien venía ligero, fue por la “cuatro por cuatro” que se puso de repente contramano, para pasar a un micro y ella apenas pudo frenar... Bueno, el coche había quedado destrozado, pero ella había salido sin un rasguño. ¡Seguía tan hermosa como siempre!_ Pensó sonriendo con picardía. _Pero él, no tenía que seguir enojado por sus travesuras. ¡No era para tanto!_

Siguió pensando aceleradamente:_Tal vez era otro el motivo de su distanciamiento, tal vez había otra mujer._ Nuevamente su rostro se ensombreció por la pena, cuando lo escuchó dirigirse a la habitación y se apresuró por refugiarse nuevamente con las cobijas revueltas.

Observándolo a hurtadillas, sin que él se diese cuenta pensaba, pasando del amor al odio: _Se lo ve triste... será por la culpa de lo que hace. ¡Bien merecido lo tiene!... ¡ Con todo lo que yo lo amo!... Y ni siquiera me quiere hablar para aclarar las cosas, ¡es como si no me escuchara!_ En tanto se contradecía mentalmente: _ También está mucho más canoso. ¡Se supone que un hombre con una amante, bailaría en una pata! Pero él está cada día más taciturno. ¡Lo odio!... ¡No, en verdad lo adoro con todas mis fuerzas! _

Él se vistió elegantemente y se perfumó, como de costumbre. Suspiró hondamente al colocarse el reloj de titanium, que ella le había regalado para un aniversario y sin mirarla siquiera, sin despedirse,  ignorándola totalmente, se aprestó a partir rumbo a su trabajo. Pero al sacar las llaves de su bolsillo, sin darse cuenta, dejó caer lo que parecía ser una esquela.

Ella que observaba en silencio los movimientos, no se movió, esperó a oír el motor del coche que se alejaba  para recién entonces, levantarse y recoger el papel del piso.

Temblando, con miedo a lo que pudiera decir, lo tomó entre sus manos y desdoblándolo, leyó:

 “ Amor mío: Hoy no podré ir a verte al parque, porque tengo urgente que volar a Mendoza por una licitación, pero bien sabes que mi pensamiento y mi corazón están contigo”

_¡Qué cretino!_ se dijo ella levantando la vista enojada, mientras la furia la iba apoderando. _Ahora no era sólo la sospecha, era la confirmación de que tenía una amante_

Y entre las lágrimas que le nublaban la vista, siguió leyendo sin lograr entender... casi enloquecida:

 “ ¡Me atormenta el alma no poder tenerte conmigo! Pero quiero que sepas que te amo y te amaré por siempre, más allá de todo.

En el tercer aniversario del absurdo accidente que causó tu muerte…  ¡Con el desesperado amor que siempre te tendré!. Te adoro, siempre tuyo:

Marcel

 

Ana María Sanchis

[MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI]

ELLA YA ERA FANTASMA... 

BUEN RELATO.  ME ENCANTÓ.

UN ABRAZO.