LUTO BLANCO
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Dedicado con mucho amor: a NORA VARIETTI
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Yo era muy joven y tildaba a mi vecina de loca porque ella no se cansaba de decirme que su vida estaba tan llena de soledad que parecía vacía. Claro, mi escasa experiencia no alcanzaba a interpretar su paradoja y ni siquiera sus permanentes elogios hacia mis dibujos o mis cuadros despertaban mi compasión; tampoco me conmovía su sincera y frecuente frustración por no haber sido madre de una hija como yo.
El matrimonio de Nora había sido una especie de novela dramática pues había sido arreglado por sus padres, como en la Edad Media, con un joven recién llegado a la ciudad y dispuesto, justamente a eso: a encontrar fortuna en alguna muchacha casadera que consolidara su aversión al trabajo.
La familia de Nora la consideró una candidata ideal ya que sufría cierto desajuste emocional, heredado de su padre, y había que liberarse en forma urgente. Para Nora, fue amor a primera vista y no titubeó ni un instante cuando él, a los pocos meses, le propuso casamiento. Y desde la ceremonia religiosa hasta la populosa fiesta en el club principal, todo transcurrió como ella lo había soñado.
En el hotel, vestida todavía con primor, el tul arreglado con esmero sobre la almohada y sin quitarse los finos zapatos blancos, Nora se durmió... Se durmió esperándolo... El truhán había cobrado el dinero convenido y después de la fiesta había desaparecido. Su actuación estaba cumplida.
La joven enloqueció de dolor, se recluyó casi en la casa paterna de sus padres. Vivían la peor afrenta de la época.
Con los años recibió una carta desde Brasil: se le solicitaba el divorcio, que ella concedió, pese a nunca olvidarlo. Muchas veces, le decía a mi madre que tenía su vida acabada, que nunca había entendido la causa de su nacimiento ni de su existencia en tanto dolor y soledad.
Era cierto, todo su cuerpo lo testimoniaba: en su rostro, dominado por la tristeza, los ojos parecían más vacíos, más arrugados e incapaces de fabricar aquellas lágrimas que de vez en cuando se deslizaban hacia su boca; no podía detenerlas ,sus manos temblaban casi en forma constante y quizás por eso se las frotaba sin parar.
Un día, en una cartera comenzó a juntar botones, hortalizas, frutas , en fin, de todo, porque tenía que viajar a buscar a su novio. Tristes los del barrio la vimos partir en un taxi , rumbo a una casa de salud en la capital. Esta vez había enloquecido de soledad.
Hoy, que han pasado más de 40 años de mis conversaciones con ella, el silencio de su alma, el abismo de ese silencio, me duelen. Yo elegí ser una roca en el hostil desierto de la vida y disfruto la paz de mi soledad. Pero cuántas Noras no han podido elegir. Esas me duelen, eso me duele.
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ELBA GRACIELA VARGAS RAMOS-URUGUAY
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POEMA PRAGMÁTICO Y MUY TRISTE. DE UN CONTENIDO EXCELENTE.
UN ABRAZO.
MUCHAS GRACIAS POR LEERME
Elba Graciela, vuestro escrito, que leí con atención y me agradó, hizo que reflexionara y evocase varios casos de personas a las que sus padres y familia, en razón de las características personales de aquéllas, sean discapacidades u otras anomalías de los seres humanos, procuraron "alejar" para evitarse futuras molestias y dar una imagen de aparente dicha con destino de irremediable fracaso a corto plazo. El "ajuste estético y psicólogico" al que obliga la sociedad burguesa, tan falsa como carente de sanas conductas solidarias, es un ejercicio tan absurdo como común en cualquier población que se elija al azar para analizarla.
Hallé de buena ortografía (importante para mí, no para otros, claro) y muy interesante trama este relato en el que Usted recuerda, con nostalgia y dolor, lo sucedido a Nora, esa vecina "distinta" a casi todas que tuvo su momento de felicidad, pero, luego la realidad impuso sus condiciones y arrancó de cuajo la sonrisa para instalar una mueca de frustrada ilusión. ABRAZO Y MIS FELICITACIONES POR ESTE TEXTO QUE DISFRUTÉ LEYENDO.
NOTA: confío en que haya Usted vivido un feliz día, el de su género. Este obsequio floral es mi homenaje:
muchas gracias Hugo, es una historia verídica, en casa poseíamos los documentos de esa compra y venta llena de de indignación, ya que Nora tenía cierta ascendencia parental, lejana. Dichos documentos serían algo histórico, los cuales mi madre consideró quemarlos para dar paz a Nora.Se pensó que ella tuvo acceso a esos documentos.Algo muy triste, esto hablando de los años30 del siglo XX.Muchas gracias por haber leído y por sus opiniones vertidas-Un saludo.graciela
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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