UNA NAVIDAD, QUE AUN RECUERDO
Cada año que pasaba, y llegándose las fechas decembrinas mis hermanos y yo siempre estábamos pensando en el regalo que recibiríamos como premio por habernos portado bien, haber sacado buenas calificaciones y ayudar en los quehaceres de la casa. Mis padres siempre han sido personas trabajadoras y honradas, nos han enseñado a respetar lo ajeno, obedecer, a no mentir y a sabernos ganar un peso para poder comprar lo que realmente queríamos en ese momento. Una navidad, recuerdo yo, que tenía alrededor de unos 12 años, yo sabía que decir mentiras no me llevaría a nada. Mi madre siempre me estaba diciendo: “Titty, de nada te va servir decir mentiras, porque la verdad siempre sale a relucir”. El 24 de diciembre se llegó y en la casa desde temprano empezaban a llegar mis tías, todos mis primos y primas, empezamos a platicar de lo que le habíamos pedido a Santa Clos en la cartita que habíamos puesto en el pinito. Mi madre y mis tias desde temprana hora empezaban a hacer los tamales, los guisos, los buñuelos, etc., para que a las 12:00 de la noche estuviera todo listo, hacíamos una oración y nos disponíamos a cenar todos en familia, los niños terminábamos de cenar y al cabo de una media hora nos enviaban a la cama, porque si no nos dormíamos nos decía mi mamá que Santa Clos no podría llegar a la casa, por lo tanto teníamos que dormirnos tuviéramos o no sueño. Mis tíos siempre cargaban los regalos de mis primos, entonces cuando ellos miraban que ya estábamos bien dormidos, a cada uno de nosotros nos ponían un regalito junto a la almohada., yo me desperté porque escuché ruidos, al despertarme me di cuenta que mi madre y mi padre junto con unos tíos salían de la habitación, al incorporarme me di cuenta que los regalos ya estaban con cada uno de nosotros, como ellos estaban bien dormidos, empecé a ver los regalos, miré el mío y claro que no me gustó, porque no era lo que yo había encargado, cuando miré el de mi prima, vi que a ella si le trajeron lo que había pedido, mi prima me había dicho días antes de escribir la cartita que ella iba a pedir lo mismo que yo, yo le dije que estaba bien, ya se imaginaran lo que hice, como a ella si le dejaron el regaló que pidió y a mí no, pues muy sencillo, yo misma cambié los regalos. Al día siguiente cuando todos se habían levando para abrir los regalos mi prima empezó a llorar con unos grititos que me despertó, yo aun seguía dormida, como me había desvelado por ver los regalos e intercambiarlos. Yo le mostré mi regalo a lo que ella dijo: “Realmente no entiendo prima, estaba segurísima que Santa me traería lo que yo le había pedido, pero no se qué fue lo que sucedió. Mi mamá entró y nos pregunto que porque tanto alboroto, a lo que mi prima de inmediato le dijo que ese no era el regalo que había pedido, entró mi tía y al oír esto, me miro con una cara de risa y me dijo: “Ese es el regalo que te trajo Santa Clos?, a lo que contesté que sí., mi tía me dijo: “Estas segura que eso fue lo que te dejó Santa?” .- Volví a contestar que si., entró mi padre y al ver la escena me hizo la misma pregunta: “A ver hija mírame a la cara, dime ese es el regalo que te dejó Santa?.- Bajé mis ojos y le dije que no, extendí mis manos y le entregué el regalo a mi prima. Mi padre me pregunto que porque había hecho eso, a lo que le dije: “El regalo que me dejo Santa no es el que le pedí, y como a mi prima si le trajo lo que había pedido, pues me dije, nadie va a saber lo que Santa nos trajo porque si el regalo está en la almohada del que duerme el regalo es para esa persona. Claro que me dio mucha vergüenza que me descubrieran en esa gran mentira que dije, y aun así, mi prima me dijo que me quedara con el regalo, porque a ella todavía le faltaba recibir más regalos por parte de sus abuelitos y demás familiares. Le di un abrazo le di las gracias por su acción y mis padres como quiera me castigaron por haber actuado mal. Ahora que soy un adulto y madre de 4 hijos me doy cuenta del problema en el que me había metido, y en cada navidad ese recuerdo viene a mi mente, mi cara esboza una sonrisa y por dentro me digo: “Caray mejor me hubiera quedado con mi regalo, me hubiera evitado toda la pena que pasé. Desde entonces una frase que se me quedó bien grabada en mi mente y que lo uso con mis hijos es esta: “TODA MALA ACCION, TIENE UNA CONSECUENCIA”.
Autor: MARIA DE LOURDES HERNANDEZ FUENTES
Monterrey, N.L.
México
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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