Sueños
Son mis sueños cual barquitos de papel, navegando libremente por ese mar de la vida, flotando muy suavemente hasta encontrar ese puerto donde puedan descansar. Sueños... flotante imaginación que asemeja el volar de una gaviota. Sueños que anhelan la patria y nuestro retorno al lar. Sueños que fueron instantes que me hicieron, por momentos, retornar y que en otras ocasiones me obligaran a nadar en los mares más profundos de lo que llamamos vida.
Es que mi canto a la vida sólo lo comprendo yo, con la humedad de mi llanto, con toques de remembranzas, con el vuelo indescriptible de mi sueño alborotado que se niega a descansar.
Nace mi alma a un nuevo día, dejando a un lado las sombras inicuas de la nostalgia, donde los espectros rondan incesantes, mi existir. Hoy miro a mi alrededor y mis ojos se humedecen por el sabor a la nada, por cada noche sin sombras, por cada día sin luz. Las esquinas de la vida me hacen retorcer el alma. Las horas ya no me importan, los días, con sus inviernos, me calan hasta los huesos. En las noches, lo pesado del silencio saca rocío de mis ojos, mientras revivo el adiós, que se siente como un frío somnoliento. En mi estancia hay un olor a vacío, un río eterno de sueños que ya jamás nacerán.
Quiero salir de este encierro, de esta nada, fuero interno que penetra en mis sentidos cada hora, esperando tristemente que ese ser que un día partió se despierte de su sueño, que sea la resurrección en forma de llama o fuego. Que los ángeles divinos tracen senderos de paz, donde no haya ni suspiros ni vacíos, sólo la felicidad de escuchar una vez más aquellos simples 'te quiero'... no el sonido del silencio.
Nace mi alma a un nuevo día...
En silencio... siento naufragar de nuevo.
©Tere Matthews
Enero de 2013