HOMENAJE A LAS MADRES DEL MUNDO, EN MI MADRE

[Samuel Cavero Galimidi]

 

RETROSPECTIVA DE UNA MADRE CORAJE

 

       Hablar de mi madre, de Regina, es cosa sagrada, cosa seria, lo más excelso que pueda atesorar un hijo. Tiene 81 años. Hay tantas emociones, tantos gratos recuerdos, tantas vivencias al lado de ella, viéndola abnegada siempre como maestra y lejos de ella, igualmente, porque muchos años viví viajando, cambiando de países, de ciudades, de oficios, carteándonos,  sin dejar de ser escritor, un escritor en todo el sentido de la palabra, un escritor a tiempo completo… y amarla con tanta intensidad.

      Si hay alguien a quien tengo que agradecer por haberme formado en la sensibilidad del artistas,  así en el gusto de la lectura, de la creación literaria, de la creación poética, es precisamente a mi madre. Mi madre cuando era muy niño siempre me compraba libros, novelas de autores clásicos nacionales y extranjeros. Nunca me faltaron libros de cabecera gracias a ella. ¡Y ella también nos leía cuentos cuando éramos niños! A ella, por ser tan buena maestra, mujer de grandes talentos y extraordinaria sensibilidad, pues hasta el dibujo y la pintura le gustaba, le debo el ser escritor exitoso muy disciplinado. Mi madre y mi padre, ambos, felizmente fueron muy educados y disciplinados. Y eso, más tantos valores pedagógicos de mi madre, se quedó sembrado dentro de familia, en los hijos.

      Mi madre Regina fue sin duda una Maestra muy querida en los Andes del Perú, una educadora de una conducta proba e intachable, una dama muy solidaria y de grandes propósitos altruistas, una mujer que reorientó la educación peruana tornándola útil, provechosa y exitosa;  con algo más de 30 años de servicios, felicitaciones, distinciones y reconocimientos que merecen nuestra profunda admiración y respeto. Pero además fue una mujer combativa por el buen Magisterio, por la gran educación transformadora,  por poner en práctica en  la educación peruana  los conocimientos de nuestra gran Cocina Peruana (¡Mucho antes del Boom de la Cocina Peruana!) y del Arte de Bordados y textiles, que hoy es toda una gran tradición.  ¡Y fue ella una pionera, una forjadora de talentos,  con su importante cuota de sacrificio y contribución en Lima y provincias,  donde supo llevarla a mejores horizontes.

        Muchas veces le pregunté a mi madre: Si ganó premios para los centros educativos de Huancavelica y Lima, donde ella laboró como maestra, por qué no le hicieron un homenaje; ella decía que sí le hicieron, estuvieron todo el plantel, después seguía trabajando, muy hogareña y hacendosa. Su actitud tan de perfil bajo, siendo merecedora de grandes distinciones como madre, como educadora, como poeta y escritora, hoy la enaltecen.

Quizá: digo yo, el tiempo, la Gran Maestra de la Vida, se encargue de resarcirla y ubicarla en el sitial de honor que en la Educación Peruana se merece.

SAMUEL   CAVERO GALIMIDI

[MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI]

Hermosa prosa reflexiva y lírica, de valiosas imágenes emotivas.

Gracias por tu participación.

Un abrazo.

[MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI]

[Elias Antonio Almada]

[Samuel Cavero Galimidi]

Muchas gracias por vuestros amables y siempre generosos comentarios. En realidad tocar las fibras sensibles del alma con la evocación a nuestras madres, con poemas y prosa poética,  es lo más sublime y hermoso que se pueda dar.

 Mi fraterno saludo igualmente a la distinguida escritora doña  Milagros Hernández Chiliberti, a don Elías Antonio Almada y a todos los distinguidos miembros de la Sociedad Venezolana de Arte Internacional, SVAI.

Un abrazo desde Perú, que Dios los bendiga

y muchas gracias.

Dr. Samuel Cavero Galimidi