I
Cuando te envuelve el manto suave del misterio,
anda tu ternura suelta paseándose por tus besos.
Antorcha en mi camino, que me aleja del delirio
y me libra de una multitud de tropiezos.
Oasis en mis apostasías.
Playa donde me aferro cuando arriban
los huracanes de mis sueños de aventuras.
Guardaré siempre en mi costado tu bondad,
tu mirar sereno y aquella tristeza que sabías ocultar,
para no herirme por dentro.
Un día seré madre
y sabré dónde guardabas tus lágrimas.
Cuál ángel veló tus sueños.
Qué cántaro recogía las plegarias
que sembrabas en tus cielos.
Madre, siempre te he amado.
A pesar de mis silencios.
II
Me harás falta cuando la tarde
rompa su último gemido.
Cuando el silencio se trepe a espiarme la mirada.
Ya no tendré tus manos endulzadas.
Me atropellará el silencio
con su carruaje de recuerdos,
y me dejará tendida sobre tu lecho frío.
Te buscaré madre a cada instante.
Te llamaré en mis momentos confundidos.
Sólo vendrá tu ausencia a consolarme entre la rutina
y sus quehaceres, tus retratos y los míos.
He de morir mil veces ante tu nombre.
Renaceré mil veces en mis rezos,
hasta que un día sin saberlo,
de esta herida emanará el perfume de tu amor eterno.
Madre… cuándo llegará ese tiempo.
Beatriz Teresa Bustos
San Francisco Córdoba Argentina
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Nostálgicas y bellas letras
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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