Atardecer de mes de abril, todavía hay días no tan frios en los que aprovechábamos a tomar mate en el jardin, mientras observábamos como caían la hojas de los arboles y eran arrastradas por la brisa en distintas direcciones. Los perros retozaban corriendo y desparramando algunas ramas que encuentraban apiladas bajo el aromo.
Decidimos que ya era tiempo de cubrir la pileta de natación, pues no la utilizaríamos hasta la primavera y las hojas sumadas a la tierra, la ensuciarían en demasía por lo que sería mucho el trabajo para dejarla en condiciones.
Buscamos los tirantes de madera que crusaríamos por sobre la misma, para que la lona mediasombra no tocara el agua, y luego la cubrimos con dicha tela.
Una vez terminada la tarea, la observamos con satisfacción por lo perfecta que había quedado,¡cuánto trabajo ahorrado cuando hubiera que limpiarla!
Acomodamos las sillas y mesa en su lugar, Cecil ató al petiso - un caballito negro que habían traído por unos días a nuestra casa- y partimos en el auto a realizar las compras para la cena.
Cuando regresamos, todo parecía estar en orden en la casa. Había anochecido, los perros continuaban con sus juegos en la oscuridad del patio.
Se percibía el olor característico del rocío que humedecía pasto y elementos que forman parte del decorado del jardín, asi que luego de encender los reflectores del lugar, nos dispusimos a realizar tareas en el interior de la casa.
De pronto...... un grito de Patry: ¡Falta el petiso!
Salimos al patio a buscarlo... no lo encontramos.
Cuando desde mi derecha, llegó un sonido similar a los rezongos del caballito....
Me encaminé hacia el lugar .... y cuál no iba a ser mi sorpresa cuando lo hallé, ... ¡caído adentro de la pileta!
Hasta el momento no lo habíamos detectado, pues entre su color oscuro y la falta de luz en ese sector...
Alli comprobamos ,que su soga había quedado lo suficientemente larga como para que se acercara a la piscina y al pisar mal había patinado cayendo a la misma.
Como estaba atado y estaba la media sombra sostenida por los palos, había quedado enredado con todos los elementos y no podía enderezarse.
Entre la sorpresa y los nervios, más el susto del caballo, tuvimos algunos traspies para sacarlo.
Desatar la soga y pasarla por debajo del animalito y evitar que se le volviera a enredar. Sacar los tirantes, mientras lo hablabamos para tratar de tranquilizarlo... y luego tirar de la soga para acercarlo a la escalerita.
Empezaba a subir, patinaba y ... ¡adentro!, lo intentaba nuevamente y ... ¡adentro!
- Dejenmelo a mí - dije.
Tomé la soga y traté de tirar con todas mis fuerzas, mientras el Negro trataba de subir los escalones.....
Como es de imaginar, ¡ El Negro tenía mas fuerza que yo...., terminé sentada en el suelo que rodea la pileta y él nuevamente dentro del agua!.
Lógicamente, esto provocó las carcajadas de mis hermanas, que de tan tentadas que estaban ya no podían colaborar.
¡La bronca fue mayor, me paré y lo intenté nuevamente....!, esta vez los hados me ayudaron, y el Negro salió a la superficie.
¡Menos mal que solté la soga, sino ... hubiera barrido el jardín con mi cuerpo, ante la disparada del Negro!!
Poco tiempo después se lo llevaron, pero creo que nunca más se debe haber acercado tanto a una piscina.
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Gracias por tus comentarios.Besos
HA SIDO UN PLACER LEERTE
GRACIAS POR COMPARTIR
UN ABRAZO
jajaja! Realmente narra una experiencia posible, una tarde de familia y un desenlace real...¡Buena! Me gustaron tus letras...
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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