Cierto día, un grupo de niños deambulaba despreocupado. Tenían por costumbre ir hasta un pequeño lago, donde muy de vez en cuando pescaban algo.
En el trayecto, pasaban cerca de una gran casa abandonada, sobre la cual se contaban historias tenebrosas. Pero una vez, el deseo de aventura pudo sobre el miedo, y decidieron investigar.
Para poder entrar rompieron una madera carcomida que obstruía la puerta. En el interior descubrieron algunos muebles derruidos por la humedad, libros, fotos y periódicos amarillentos desparramados en el suelo. Flotaba en el ambiente un aroma ácido, como si hubiera un presentimiento de muerte.
En el cuarto de al lado, por una ventana entraba a raudales la única luz que luchaba para combatir a los duendes de la oscuridad, y a través de la cual se podía ver a un manzano, único árbol en el patio interior.
Debajo de él, estaba sentado un anciano. Irradiaba tanta paz que se sintieron atraídos y sin darse cuenta se sentaron en círculo con las piernas cruzadas, como si desde siempre supieran que debían escucharlo.
Entonces, con la cara iluminada por una sonrisa, comenzó a hablarles.
Los manzanos dijo, son como los hombres. Debemos plantar la semilla, abonar la tierra, regarlo y cuidar de él hasta que tome fuerzas y se desarrolle por sí mismo.
Su tamaño será el resultado de la atención que le hayamos dado. Siempre deberemos cuidarlo, porque de esa manera tendrá una vida larga y provechosa. Y en su adultez, la sombra, flores y frutos será la ofrenda que le brinde a la vida.
Sabe que debe mantener el equilibrio, y por eso se afirma en sus raíces, las ramas son simétricas y los frutos se formarán bien diseminados. Si así no ocurriera, se desgarraría y nunca sería el mismo. Todos los extremismos, a través de la historia han demostrado ser destructivos.
El principal trabajo que tendrán ustedes, el más importante, será aprender a vivir.
Guiados por sus padres o en la escuela, lo verdadero saldrá de sus corazones.
Escuchen esta historia:
En cierto lugar del bosque, a orillas de un lago, mamá pata supo en su corazón que debía hacer un nido.
Lo hizo grande y bien acolchado para depositar sus huevos.
Más que huevos, eran cofrecitos blancos perfectos, y cada uno de ellos contenía un presentimiento de vida.
Varios días después y justo en un cambio de luna, comenzaron a romperse. Sus hijos nacieron mojados, tambaleantes, pero con ojitos vivaces que enseguida buscaron a su mamá.
Todos, menos Pedrito, el último, quien desde el primer día parecía tener la brújula descompuesta.
Cualquier cosa lo distraía. Si todos marchaban al agua en perfecta hilera, el canto de un pájaro lo detenía, o siguiendo el vuelo de una mariposa, allá se iba. Bastaba una pequeña piedra en el camino para que abriendo sus alitas diera de plano con el pico contra el suelo.
Su mamá, con inmenso amor lo ayudaba, limpiaba sus plumas y tocándolo con un ala, suavemente lo acercaba a los hermanos. Era el que más trabajo le daba.
Ella sabía que debía enseñarles a vivir y entonces les mostró como nadar, como buscar alimentos y de qué defenderse.
Poco a poco, cada uno desarrolló sus habilidades. Algunos fueron grandes nadadores, otras madres prolíficas y Pedro, poeta.
Recibirán mucha información, bien intencionadas o no, intentado que tomen decisiones. Pero lo único real y conveniente siempre será seguir la voz de sus conciencias.
Estamos relacionados unos con otros, compartimos cosas comunes y entonces, ningún acto o pensamiento dejará de tener consecuencias. Por eso es tan importante la forma de actuar y la pureza de las intenciones.
Según lo que demos, así será lo que recibamos.
Y como todos los humanos son diferentes, siempre tendrán la oportunidad de aprender.
En realidad, lo podrán hacer de absolutamente todo lo que los rodea. Solamente hay que estar alerta y ver las señales.
Presten atención, por ejemplo, si lo que dice alguien es coherente con lo que hace. Si no es así, no es sincero.
Para explicarlo mejor, les voy a contar otro cuento:
Se dice que una vez, en un pueblo pequeño estaba un viejito descansando en la vereda, y a su lado un perro se quejaba desconsolado. Los transeúntes lo miraban con lástima, enojados por la actitud pasiva del hombre. Hasta que alguien se detuvo y le preguntó porqué no lo ayudaba.
Entonces él respondió: no es lo que parece. Lo que sucede es que está sentado sobre una tabla con un clavo y prefiere quejarse esperando que alguien lo ayude a hacer el esfuerzo de levantarse.
Muchas personas son iguales. Prefieren usar a otros para que les solucione los problemas, antes que ocuparse de sí mismos.
Desde siempre los hechos han demostrado que lo más puro y que nos ayuda a crecer, es el amor.
Si cierran un momento los ojos y oídos al ruido externo, notarán les que fluye profusamente, porque esa es la esencia de todos.
Deberían tratar de que todos sus actos construyan, que contengan en su interior la estrellita del amor.
El manzano lo sabe, y por eso la entrega en cada uno de sus frutos.
El anciano, alargando su mano tomó uno y lo cortó en forma horizontal. Para sorpresa de todos, pareció una perfectamente formada.
Cualquiera puede hallarla, dijo, sólo es cuestión de saber buscar.
Así como acaban de salir de la oscuridad y destrucción hacia la luz, así también si deciden pensar en lo que les dije, pueden llegar al conocimiento. Pero sólo háganlo si lo sienten.
Ahora debo irme. Este es el mensaje que quería dejarles.
En ese momento, una extraña luz blanca comenzó a envolverlos, el anciano extendió sus manos en un gesto de protección y fue volviéndose transparente hasta que desapareció.
Todo duró unos minutos. Al final los niños quedaron dudando si realmente lo habían vivido o todo había sido un sueño, pero con la certeza de que si querían encontrarlo de nuevo, solo tenían que buscarlo en su corazón.
Lo único real, era una manzana cortada en el banco de piedra.
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Precioso relato. Felicitaciones querido Carlos Daniel. Un abrazo afectuoso
Muchas gracias Carlos. Es un honor recibir un comentario de tu parte.
Un extraordinario cuento Carlos Dios te bendiga Alicia.
Felicidades por esta hermosa obra literaria, la cual nos deja una excelente enseñanza, mis bendiciones desde México.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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