Angelito Valiente.
Nació en San Antonio de los Baños, Artemisa, antigua provincia La Habana, el 28 de febrero de 1916. Solo pudo asistir a la escuela hasta el tercer grado por ayudar a la familia, pues a los 10 años comenzó a trabajar.
Desde niño comenzó a cultivar la poesía llegando a convertirse en uno de los más importantes y populares poetas repentistas de Cuba.
Fue, junto con el Indio Naborí, protagonista de la Controversia del Siglo en el año 1955, en San Antonio de los Baños primero, y en Campoarmada después.
No era solo exquisito en los versos que tejía, sino que era enérgico a la hora de no permitir una injusticia, denunciando a través de las décimas los males de la sociedad. Por ese motivo estuvo preso, por cantar con Naborí una décima contra la dictadura que Fulgencio Batista había implantado a través de un golpe de estado.
Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí.)
Nació el 30 de septiembre de 1922, en la periferia de La Habana. Nació y se crio en los campos de Cuba, hijo de una familia campesina conservadora de origen español, llevada a la isla por sus bisabuelos (originarios de las Islas Canarias[1]). De ahí que el punto de partida de su vocación poética, manifestada tempranamente, no podía ser otro que la décima, folklorizada en el canto de los labradores cubanos. Ya en su adolescencia comenzó a obtener una popularidad que acabó siendo legendaria y que lo identifica más con el seudónimo de Indio Naborí, sobrenombre que recuerda al aborigen que laboraba la tierra en oposición a los cantores populares que en aquella época se llamaban a si mismos "caciques".
Poema cantado en Décimas “La muerte”.
Ángel Valiente
Ojalá tenga la suerte
pocas veces conseguida
de que florezca mi vida
para cantarle a la muerte.
Ella es la mirada fuerte
en incontenible acecho;
y como en un marco estrecho
la mentira de vivir
y la verdad de morir
se me juntan en el pecho.
El Indio Naborí
Para hablar de las mañanas
y las tardes que se van,
la vida y la muerte están
juntas como dos hermanas.
Las inquietudes humanas
no tienen razón de ser,
si aceptamos que nacer
es la acción que nos convierte
en mas hijos de la muerte
que de la propia mujer.
Ángel Valiente.
Los que aceptan que morir
es pasar a mejor vida,
que sólo hay carne vencida
y no el derecho a vivir,
ésos, con un sonreír
de niños, la muerte esperan;
y nunca se consideran
íntegramente vencidos,
como si extraños fluidos
de otras vidas recibieran.
El Indio Naborí.
Los que niegan la existencia
del eterno “Más Allá”,
y entienden que todo está
del mismo cuerpo en la esencia,
ésos, con una impaciencia
triste que los desanima,
quieren que el tiempo se exprima,
que dé más de lo que puede;
y el tiempo no retrocede
y les pasa por encima.
Ángel Valiente.
La muerte, enorme gigante,
invisible, puesto en pie,
no se siente, no se ve
y en todo está vigilante.
nadie adivina el instante
de su exacta aparición;
brota de la confusión,
porque se proyecta igual
en la punta de un puñal
que en brazos de una pasión.
El Indio Naborí.
Muere un niño de igual modo
que morir puede un anciano:
en la amplitud de la mano
de la muerte, cabe todo.
hecha sombra, en el recodo
de cualquier camino, está;
y cuando a buscar se da
uno para su rebaño,
no le interesa el tamaño
ni hacia qué lugares va.
Ángel Valiente.
Por cuanto de radical
tiene la muerte, la quiero:
lo mismo quiebra el acero
como el más simple metal.
El orgullo personal
en sus garras se hace añicos;
y suelta como abanicos
sus tentáculos salobres,
sorda al clamor de los pobres,
sorda a la voz de los ricos.
El Indio Naborí.
Una muerte producida
por la vía del suicidio,
nos dice cómo el presidio
deja escapar una vida.
La muerte para el suicida
es vía de flor y estrella,
pues cuando bajo la huella
del dolor no puede estar,
lo hace, pensando encontrar
su liberación en ella.
Ángel Valiente.
No siempre la muerte deja
el dolor de lo perdido,
pues cuando muere el olvido
la alegría se refleja.
Y cuando muere una queja
hay alegría también;
y cuando yace el desdén
hay un entusiasmo igual,
porque el sepulcro del mal
es la cuna para el bien.
El Indio Naborí.
La muerte de algo está aquí
presidiendo la velada,
y puesta está su mirada
en Valiente o Naborí.
Si cae la derrota en mí
como en un duelo sombrío,
esta misma noche al río
desilusionado iré
y en su entraña dejaré
enterrado un sueño mío.
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OHHHHH HAY SI HAY TELA POR DONDE CORTAR, PARTICULARMENTE A MI ME ENCANTABAN PUES MI TIA QUE ME CRIO LOS ADORABA Y POR SUPUESTO DESDE ENTONCES SE ME COLO EL BICHITO PUES ELLA DECIA UNAS DECIMAS APASIONANTES.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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