Emblemas: L A - C E I B A

[Rafael Merida Cruz-Lascano]

Símbolos y emblemas de la Historia
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Guatemala. C. A.

"El árbol sagrado de la vida" La Ceiba, representa la sabiduría. La cosmografía maya nos representa los cuatro puntos cardinales y una cuádruplo deidad que rige los vientos, las lluvias. Sus ramas dividen el mundo inferior, donde moran los espíritus, del Xibalbá o lugar de extinción, además de marcar los rumbos en el mundo físico y dividir las estancias de los dioses en el alto misterio sideral. La Ceiba es un árbol robusto que podría llegar a medir más de setenta metros de alto, crece en clima cálido y se puede encontrar en los Estados Unidos Mexicanos, Centro y Sur América. Por su frondosidad, humecta la tierra y es hábitat para muchos animales y es "por sobre todo, cuna del Quetzal".

Su nombre científico es Ceiba Pentandra Gaertin, y es uno de los árboles más imponentes de la selva tropical en América. Es muy común verlos en todo el territorio de Guatemala. La Ceiba es un árbol gigante de 50 o más metros de altura, su tronco y su follaje cubre hasta 1600 metros cuadrados de superficie. La parte inferior del tronco posee distintivas aletonas. En tiempos precolombinos tenía especial importancia, pues los nativos acostumbraban celebrar sus ritos bajo el follaje de la Ceiba, considerándolo un árbol sagrado. Hasta la fecha en varias localidades las celebraciones o mercados se llevan a cabo a la sombra de una Ceiba.

CEIBA DE AMATITLÁN

¡Salud, pomposa Ceiba!
Tu cuerpo vigoroso
parece desafiar
el aquilón furioso.

La tierra se estremece,
contra ti se conjura:
el huracán y el rayo
abatirte procuran.

¡Inútiles esfuerzos!
Que más bellas y frondosas,
tus simétricas ramas
ostentas orgullosa.

Más ¡ay! no es la Natura;
que aunque ella ha amenazado
tu altiva confianza,
al fin te ha respetado.

Por la mano del hombre,
destructor e ignorante,
se verá derribado
ese tronco gigante.

¡Oh!, ¡Que nunca se cumpla
tan fatal vaticinio!
¡Nunca mis tristes ojos
contemplen tu exterminio!

Más bien, árbol querido,
donde el amor reposa,
que al corazón le hablas
en lengua misteriosa;

si unida a mis recuerdos
por ellos simpatizas
conmigo, que tu sombra
de abrigo a mis cenizas;

y allí reclinado
sobre el lecho frío
a su amiga recuerde
el caro amigo mío.

Y el soplo de las brisas
jugando entre sus ramas,
multiplique mil ecos
que repitan ¿me amas?.

Y él responda a los ecos,
y su voz deliciosa
descienda al hondo hecho
do su amiga reposa.

Que sus lágrimas rieguen
su raíz carcomida
y mi espíritu y ellas
le den eterna vida.

María Josefa García Granados
guatemalteca, 1837
De Marco Fonz de Tanya
A la Ceiba
Ceiba
Parece mentira Ceiba que te burles de nosotros.
No sabes que basta con que cierre mis ojos para que tú
ya no existas.

No sabes que hiriendo mis oídos con cera
dejaré de escuchar las voces de tus ramas.

No sabes que con darte la espalda
mi cara es un lugar más limpio de insectos.

Vaya necedad de quererme hacer enano.
Dijeron que enterrará mi ombligo en tus raíces.

Dijeron que dentro de ti vivía un dios, un espíritu.

Dijeron que te respetara aunque tus frutos
fueran cuerpos colgantes.

Y todo eso lo hice pero tú reías y te ensañabas con mi
inocencia.

Ceiba imbécil nadie te hará recuperar el cielo del
cual caíste.

Marco Fonz de Tanya
LA CEIBA
Brindando la majestad del follaje
a toda hora verde-oscuro, ondulante,
señora del monte; la Ceiba es paraje
y albergue de paz para el caminante.

La comba de su copa cual manantial
de infinitas bondades en la altura,
es cobijo de un pueblo alado, animal,
floreciendo en cálices de ternura.

El viento en sus caricias matinales
que ha logrado aquilatar su gran valor,
deshoja sus dulces madrigales
y las avecillas ¡cantan en su honor!

Si es la Ceiba de estirpe milenaria
coloso de los montes: ¡un gigante!
de enhiesto talle, estampa legendaria
en la verde grandeza: ¡es un atlante!

Símbolo de la riqueza vegetal
dignamente su figura, es emblema
y aunando su savia a mi emocional
inspiración..., ¡tradúcese en poema!

¡Oh Ceiba de mi patria...! exuberante
nacida. Tus ramas abiertos brazos
son fraternal oferta al caminante,
prodigando amor en sus abrazos.

J. Gregorio Arévalo
guatemalteco.




LEYENDA DE LA CEIBA

Cuentan que al principio, la hermosa Ceiba, fue sembrada por el Rey Sinacan, ella creció con verde ramaje, alta vigorosa y poderosa Ceiba, fue vista como sabia y aquí nace su leyenda.

Hace muchos, muchos años en la ciudad de Ixinche, que era de las principales capitales del reino de Guatemala.

Hombres sabios, y monarcas que vivían, en esta hermosa ciudad, en la cual, habían bellos palacios, bellos jardines con muchas flores y frutas, los pájaros cantaban para alegrarlos, en ellos habían fuentes bellas y cristalinas, sus calles eran anchas y largas con bellos árboles.

Pero el árbol mas importante, era el que se encontraba en una amplia plaza, a este árbol los mexicanos le llamaban Quauhteamali o árbol viejo; además de viejo, este árbol, era el más importante, porque en el, todos los ancianos se juntaban para celebrar consejo, en el se hacían las leyes del pueblo, las que dictaba el Dios, que vivía en el árbol, el cual su nombre era Hunapú, Dios del agua, y este árbol, esta Ceiba, hoy en día es nuestro árbol nacional.
meridiano: A la Ceiba

Burilo en tu corteza mi región,
Como el aire que cruza la campiña.

Y se me figura una religión
que cinceló a mano mi mismo Diós,
su sinfonía en llanto de rediós
su danza en el viento hace una canción.

¡Oh Ceiba! Vuestra hermosura no engaña;
así como le das sombra al viajero
y una nevada flor para la araña
asimismo ofreces nido al jilguero,
majestuosa sombra la tierra baña
vigorizándola cual jardinero,
profuso vegetal es tu vestido
en donde florece lo ya vivido.

Rafael Mérida Cruz-Lascano


El “meridiano” --por mi apellido-- es un estilo creado, con un dístico o pareado
(como, cabeza, estribillo o preludio), y rimado AB, endecasílabos aconsonantados:

El primer verso agudo, marca el tema o fondo de una cuarteta aguda ACCA.

El Segundo verso, obliga (al tema o fondo) a la octava real, aconsonantada
BCBCBC EE