Donde inicias mujer

hay lexemas de esparto

que atan mi corolario a tu sonrisa.

En esas madreselvas donde habitas

huele a luz de cocuyo,

a lianas de imposible,

a abismos destilando soledades,

a llanto de hojalata.

Sé que encuentras tu norte

en el velamen roto de mis ansias

y escalas el farallón roído de mi beso

escribiendo grafitis…

“El ir  y venir del aire y el vaivén de la luz

que no saben amarse a sí mismos;”

Isaac Felipe Azofeifa

Sé bien…

que lloverán guijarros esta tarde

de golondrinas  pálidas,

que este café de olvidos

perderá sus estambres de ternura

para amargar mi beso taciturno.

Sé bien…

que le sobran agujeros al paraguas,

y un remiendo mordaz a mi gabán,

que…

Ayer ,fue ayer, que nos dio por deshojar

retazos de la noche

contagiada de luciérnagas tercas

 y estrellas enfermizas entre sus lejanías.

Tu de espaldas, escrutando las briznas

del deseo, con tu piel de quimera;

yo de frente, desafiando el menguante

de tu luna… oscurecida y tibia.

¡Qué de llantos difusos y letanías blandas

colgamos al sereno!

No escuchamos el trote del corcel…

¿Y tú dónde te has ido?

Qué no alcanza mi voz a sepultar

tus montaraces besos, y el papiro desleal

donde plasmaste ruinosas oquedades.

Qué no logra mi aliento a degustar

sinuosas latitudes, donde plantaste

recónditas estrellas y pueriles

imágenes marinas con ángelus adentro.…

¡Qué me importa que se te cuajen todos

los celajes  del viernes en tus labios!

O que lluevan los inviernos de harapos,

y febriles octubres en tus ojos.

O que copule el verbo transitivo

con un abstracto nombre, en un rincón

de hogueras, en ese planetoide de grafito

donde trazaba elegías.

Si a pesar de mis lagos trasnochados

y mis cisnes de menta y yerbabuena,

los dictadores aún tienen su trono,

los…

Voy a cerrar este telón de tardes con garúas de luz

oteando el tiempo,

porque en las liosas cimas donde habitas

crecen los pajonales del deseo .

Allí estás tú, altiva, inveterada,

Con tus esencias dúctiles, tus verbos,

defectivos se vuelven en mis labios

con sabor a crepúsculo o a verso.

Voy a rasgar mi cuadro de corceles con sus crines de dios

hendiendo  el cielo,

y esa marcha escabrosa de…

No sé de cuántas soledades me desnudas

cada noche,

con  ese dulce arpegio de humedales lacustres,

donde  crece  entre lotos mi deseo de espiga

y se asoman mis lunas descalzas de frialdades.

No sé  cuántas quimeras me siembras en los poros,

porque lanzas tus redes

con murmullos de higueras;

y aleteo de verbos con sabor a uva buena

sobre mis marejadas de señuelo y grafito.

Porque yo soy el risco de…

Romper el filamento de la dicha

una tarde cualquiera

cuando mayo no tenga más

ocasos con briznas de aguacero.

Es nuestro pacto azul, alas de viento…

Porque llevas corceles de cenizas

indómitos al lazo de mi beso.

Porque traigo cometas desplegadas

en las aristas mágicas del…

Abrir de pronto el tajamar de beso

entre  riscos de luz y de ternura.

Abofetear la tarde y sus gemidos

y enterrar  el adiós entre guijarros.

Esa es mi fe, y la tuya… si profesas.

Porque hay fonemas tuyos que se duermen

en la mitad del beso y sus ventiscas,

porque hay grafemas míos que despiertan

entre lampos teñidos de…

Que yo te tengo aquí cada noche de siempre

con tus ojos de lluvia de un abril veraniego

con tu olor de ventisca sobre el manglar del beso

Y tu  sal de dulzuras contando mis silencios.

Que yo te tengo aquí, de turbio en turbio, amiga,

dibujando tu claro aroma del pecado

con esa clavellina que señala la ruta

hacia el magma…  y el trueno… y el corcel desbocado.

Que tú entierras mis cíclopes y  este Hades…

Que tengo tantos besos amarrados

con ese lazo azul

a esta quilla de vientos y de esperas

que apunta al equinoccio de un marzo

desnudado

 en la agreste orfandad de mi memoria

manchada de espejismos  y de olvidos

Tal vez me importa el cierzo

y sus veleros

solo sigue la estela

que dejaron los iris de la angustia

y este aluvión  de verbos

con sabor a hoja seca

que muere en oraciones…

Qué carnero de luz

 hay en tus ojos.

Qué  albatros de pasión

en tu mirada.

Cuántos Andes desnudos

en tus labios.

Cuánta sima siniestra

en tus palabras.

Hay un Vulcano loco

en tu cadera.

Y un Poseidón de espuma

en tus entrañas.

Un lobo de la estepa

cada noche,

y una perdiz de sol

cada mañana.

Cuánto contraste gris

en cada poro,

cuánto cocuyo…

Sólo me queda ahora

esta paloma oscura que 

picotea mi llanto.

Un celaje inconcluso,

trémulo e incoloro

dormido en mi retina

sin costa  ni velero.

Sólo me queda ahora

arrecifes sin viento

atalayas amargos 

sin blasón  ni vigía

ventanas sin los rostros

dibujados de otrora

Solo me queda ahora

las monedas amargas

sin cara  o cruz  o canto

para jugar…

De usted sólo me queda la tarde

hecha  jirones,

un vórtice de luna, un espejo sin voz,

el tiempo en una esquina

temblando un miasma amargo,

una estela sin barco

y una oración sin dios.

 De usted sólo he guardado

 un símil sin poema ,

 un galeón del quinientos,

las horas de un reloj.

Un tesoro de un bledo,

un ave sin ramajes,

el frío de un brasero

y lo eterno   de un…

Mi corazón se ha puesto

como un nogal de versos,

mis manos son dos cisnes

en una alberca blanca,

tengo tantos estíos

tañendo en las pupilas

y tantas amapolas

creciéndome en el alma.

El ayer es un pozo

sin monedas terribles

con un brocal de brumas

donde se duerme el alba.

El hoy es un charquito

con barcos de azul dulce,

con estrellas tempranas

lavándose la cara.

Tú…

Esta alma mía se ha llenado

de relojes…

 y retazos de

nubes clandestinas,

un millar de semillas

diminutas

y ramitos de Dios

y siemprevivas.

Como cántaro estoy

hace cien noches

con un cuento cautivo

en la retina,

con un…

Anclado estoy en este puerto ignoto…

Bajel de golondrinas, malecón de la noche.

Tengo tantos presagios

de viejas tempestades,

de piratas sin garfio

y auroras clandestinas.

Hace tantas arenas que te espero…

Hace tantas clepsidras que no llegas…

Hace tantas…

Me gusta la gacela sedienta de tus besos

y ese potrillo alado que pasta en tu cadera.

Me gustan tus fantasmas, tus tormentas, tus rezos

y tu sexo maduro como una sementera.



Me gusta que mi inundes con tus lluvias azules

y me dejes temblando como un cachorro oscuro.

Me encanta que en las noches remiendes con tus tules

la pared más amarga de mi escarpado muro.



Me gusta ese charquito de miel de tu mirada

y ese delfín de escarcha que…



Cómo ahogar mi tristeza

en un fantasma de humo

o en el charquillo amargo

de este expreso que  guarda

tus últimos recuerdos…

y oír los campanarios

gritándole a los muertos

que tienen compañía…

porque vos ya no estás y

este diciembre mustio

con juguetes sin niños

en las vitrinas turbias…

y este diciembre acerbo

con caderas escuálidas

de meretriz viajera

me ha sembrado…