ALMAS AVENTURERAS (Cuento a dos manos-----Capítulo 7/7)

[Beto Brom]

CAPÍTULO 7

Greta advirtió el comportamiento de Bonyo y decidió estacionar a un costado del camino, salió de la camioneta y fue hacia la parte trasera, donde con una seña le indicó que bajara; el animal se mostró desorientado, creía que ella también estaba prescindiendo de su compañía. La mujer entonces lo tranquilizó con estas palabras:

-Ven conmigo, te subirás adelante porque de ahora en más viajarás a mi lado. Apuesto a que serás mejor acompañante que el quejoso de Sebastián. Iremos a lo de tía Margot, así solía llamarla yo de chica. Hace mucho que no la veo, espero que no se haya olvidado de mí, pero primero buscaré hospedaje, necesito descansar.

Con ambos ya ubicados en sus respectivos asientos Greta encendió la radio, quería ponerle música a ese melancólico momento, y después continuaron con el viaje.

Al cabo de dos horas ella vio una posada y suspiró de alivio. Se estacionó, dio de comer y beber al perro y luego ambos se dirigieron hacia ese sitio. No pondrían objeción en permitirle ingresar a Bonyo, porque ella dejaría una buena propina.

Cenó allí mismo pastel de carne y después se encaminó junto al perro hacia la habitación. Primero se dio una ducha y enseguida se dejó caer en la cama, donde no tardó en quedarse dormida. Bonyo se tendió junto a la puerta.

A la mañana siguiente Greta desayunó café con tres medialunas. Pidió a la chica del mostrador que le prepararan cuatro empanadas de carne para llevar, así no perdería tiempo en un parador a la hora del almuerzo. Esperó que se las trajeran, pagó la cuenta de hospedaje y comida, y se fue junto a Bonyo hacia la camioneta para retomar la ruta.

Era preciso hallar una estación de servicio para llenar el tanque de combustible y echarle aire a los neumáticos. Pronto encontraron una y mientras la mujer aguardaba su turno en la fila de autos, el perro aprovechó para corretear un rato y hacer lo suyo al pie de un árbol. A continuación ambos bebieron agua y ella también necesitó ir al baño.

Una vez que el vehículo estuvo en condiciones de seguir, Greta programó el GPS con el domicilio de Margot y apretó el acelerador.

Les llevó hora y media llegar a la mansión, esta lucía tan imponente como siempre, se destacaba entre todas las viviendas de la zona por su fachada ostentosa.

Estacionaron, bajaron de la camioneta y caminaron hacia allí. Ella tocó timbre y esperó. Minutos después apareció el ama de llaves.

-Buenos días, vine a ver a Margot Horvilleur

-¿Tiene cita con ella? 

-Ella es amiga de mi familia, nunca necesitamos reservar turno. Dígale que soy Greta, la hermana de Gloria.

La mujer la miró con desconfianza y luego dijo:

-Aguarde, le avisaré a Madame que usted está aquí (y le cerró la puerta en la cara)

-Uffff... qué modales. Esta mujer se llevaría bien con Sebastián – murmuró.

Pocos minutos más tarde la mismísima Margot se hizo presente en la puerta de entrada. Era alguien de figura esbelta y edad incalculable, fruto de innumerables cirugías faciales.

-Querida ¡cuánto tiempo pasó! Disculpa a mi ama de llaves, es un poco bruta la pobre. Adelante. El perro también puede entrar... de hecho se me hace conocido... 

-Gracias, Margot. Se llama Bonyo, es probable que lo hayas visto acompañando a mi hermana.

-Ah sí, claro. Ponte cómoda. Le pediré a Gertrudis que nos sirva café ¿o prefieres algo fresco?

-Cafe está bien, gracias - respondió Greta y tomó asiento en un confortable sillón de pana azul, Bonyo se tendió a su lado.

-¡Gertrudis! Sírvenos café, por favor... - dijo Margot mientras se sentaba en un sillón similar.

-Traje unos mapas, que supongo ya conoces (los extendió sobre una mesa ratona que estaba frente a ambas)

-Ah, sí, esos dichosos mapas... (Margot hizo una mueca al verlos) Gloria estuvo aquí hace un tiempo, ya estaba enferma, pobrecita. Quería encontrar a tu padre. Sigue sin aparecer, supongo...

-Dudo que esté con vida, pero no es a él a quien quiero encontrar. Hay algo valioso escondido en algún lugar y vine a pedirte ayuda para hallarlo.

Margot se quedó en silencio, pensativa.

-¿Me vas a ayudar entonces? - le preguntó Greta

-Tu madre me habló de algo que tu padre había ocultado, ella temía que intentaras buscarlo. Ciertamente no comprendo por qué conservó esos mapas si tanto le preocupaba que los vieras.

-Mi madre jamás pudo desprenderse de las pertenencias de mi padre, las guardaba como un tesoro.

-Y, por lo que sé, confiaba más en tu hermana, por eso decidió dárselos a ella...

-Ella siempre fue más juiciosa que yo, era la preferida de mamá.

-Cuando Gloria me mostró esos mapas pude ver en ellos el lugar del escondite con claridad, pero no le di esa información a ella, intenté protegerla.

-Antes de morir Gloria mencionó el nombre Kayak, me pidió que fuera allí con Bonyo. ¿De dónde surge ese nombre?

-Ella quería que yo descifrara un mensaje confuso, y si te fijas aquí (señaló una de las anotaciones al dorso del mapa) hay unas letras dadas vuelta. Es un palíndromo, por eso llamó mi atención, fue puesto de esa manera con algún propósito.

-Kayak

-Exacto. Fue lo único que le dije a tu hermana, ella quizás habrá deducido lo demás...

-Por favor, dime qué ves en esos mapas, además de ese nombre - le suplicó Greta.

-Me estás pidiendo que vaya en contra de tu madre... 

-Y yo estoy cumpliendo con la última voluntad de Gloria. ¿Qué vale más? - insistió Greta.

Gertrudis entró trayendo el café, miró de mala manera a Bonyo y éste le gruñó. Ella, asustada, apoyó la bandeja en la mesa, por encima de los mapas, y se fue de prisa.

-Bonyo ¡Compórtate! (lo regañó Greta) 

-¡Ay, esta Gertrudis! Menos mal que no se estropearon los mapas. Ella es muy eficiente en su trabajo, pero no le gustan los perros, cuando ve uno lo mira con cara de pocos amigos, me recuerda a Largo, el mayordomo de Los Locos Adams. Bueno, sigamos con lo nuestro. Está bien, te voy a ayudar, espero no arrepentirme. Estos de acá, que parecen jeroglíficos, son dibujos que tienen alguna relación con la pesca. Tenemos un ancla, una red, un pescado, una caña... (los señaló uno por uno en el dorso del mapa). ¿Tu padre salía de pesca?

-Sí, ahora que recuerdo él varias veces mencionó que iba a pasar el fin de semana con amigos aficionados a la pesca.

-En este mapa hay un camino trazado con línea de puntos, y al final del mismo está el lugar del escondite. Creo recordar que hace tiempo funcionaba allí un club de pesca...

-¡Bingo! - exclamó Greta, emocionada.

-Cuando vayas lleva una prenda o algo que le haya pertenecido a tu padre, este perro es un sabueso y quizás te pueda guiar - sugirió la vidente.

-¿Por qué dices "quizás"? ¡Es un pastor belga Malinois! - enfatizó Greta.

-Pasó mucho tiempo y los rastros se pierden, no importa la raza del perro que los busque. Solo si en el lugar hubo una marcada presencia de tu padre en reiteradas ocasiones, tu Malinois podría toparse con alguna pista, pero no te generes demasiadas expectativas.

-Soy optimista. Por suerte siempre llevo conmigo el pañuelo que solía usar mi padre en el cuello, es mi amuleto, le haré olfatear eso a Bonyo y veremos qué pasa...

-Te noto muy entusiasmada. Por favor, ten mucho cuidado.

Greta terminó de sorber su café, recogió los mapas y se puso de pie.

-Muchas gracias por tu tiempo, Margot. Ya nos vamos. Te contactaré cuando haya logrado mi objetivo y te compensaré como mereces.

-No necesito nada, la vida me trató muy bien y, como ves, tengo de todo (con un giro de su brazo le mostró el lujo que había en cada rincón de la vivienda). Preocúpate por ti.

Ambas se dieron un abrazo y Margot la acompañó a la puerta. 

-Mucha suerte, querida. Hasta pronto - la despidió la vidente.

Greta saludó con la mano y regresó a la camioneta, seguida por Bonyo; antes de partir alimentó y dio de beber al perro, ya que lo notó inquieto, de paso también bebió agua y se comió sus empanadas. Saciados el apetito y la sed, siguieron viajando.

Dos horas y media les llevó arribar al lugar de destino. Era una zona de difícil acceso, llena de pastizales, a lo lejos podía divisarse un río. La camioneta estacionó en uno de los pocos espacios libres de maleza. 

Ambos descendieron del vehículo y el perro fue a hacer sus necesidades, mientras Greta buscaba en el bolso el pañuelo de su padre para colocarlo junto al hocico de Bonyo.

-Esto era de mi padre, Bonyo. Necesito que lo huelas y busques su rastro - le dijo.

El animal obedeció e inició la búsqueda en los alrededores. Olfateó y olfateó sin éxito durante varios minutos... hasta que llegó a un tronco caído, entonces miró a Greta y ladró.

-¿Encontraste el rastro?  - preguntó ansiosa, y él respondió con otro ladrido.

-Quizás mi padre se sentó en este tronco muchas veces (ella suspiró). Sigue el rastro, a ver adónde nos lleva - le indicó al perro.

Y Bonyo continuó caminando en dirección al río, pero no lograba definir el rastro con claridad. Ella lo seguía de cerca cuando de pronto divisó una embarcación bastante deteriorada... tal vez se trataba de uno de esos botes que utilizaban para pescar, que había quedado allí abandonado cuando se cerró el club de pesca (pensó). Greta se aproximó a éste y entonces vio un nombre justo debajo de una mancha de óxido: Kayak.

-Es aquí, Bonyo, no busques más - le dijo, emocionada.

El perro entonces fue hacia ella y se puso a olfatear el bote.

-Supongo que tendremos que subir, si existe ese supuesto tesoro ha de estar adentro, solo espero que esto no se desmorone con nosotros arriba... (lo abordaron)

El bote se veía un poco mejor por dentro que por fuera. Ella y Bonyo se dirigieron a la parte inferior de la embarcación. El animal seguía olfateando todo sin lograr ningún resultado, hasta que se topó con un pequeño objeto de madera, cubierto con una lona desteñida, y ladró. Greta caminó hacia allí, retiró la lona y vio un cofre, que extrañamente no tenía puesto un candado. ¿Quién iba a sospechar que en este bote oxidado podría haber un tesoro escondido? (pensó). Lo abrió y encontró adentro una bolsa de cuerina atada con una soga, la desató... y al ver el contenido exclamó:

-¡Válgame Dios! Este debe ser aquel botín que se llevaron de una joyería hace mucho tiempo, y jamás pudieron hallar a los responsables. Quiere decir que mi padre estuvo involucrado y lo calló durante todos estos años. El muy pillo lo escondió aquí esperando que prescribiera la causa. Mejor vámonos ya, Bonyo, este bote huele a "tétanos" - y diciendo esto tomó la bolsa, la volvió a atar y la guardó en su bolso, luego salió de allí, seguida por el perro.

Ambos se apresuraron a llegar a la camioneta. Una vez arriba, Greta la puso en marcha y se alejó de ese lugar.

Estaba feliz, su vida y la de Bonyo cambiarían radicalmente de allí en más... y así se lo transmitió:

-Hay muchas joyas de oro y diamantes en esa bolsa, amigo. Hiciste un buen trabajo y como premio tendrás la mejor comida, dormirás en una cama lujosa, te compraré las más bellas ropitas, y te llevaré a pasear conmigo alrededor del mundo donde conocerás muy finas perritas.

Y Bonyo movió la cola y le lamió la cara, aunque su alegría pronto se desmoronaría...

Llevaban pocos minutos transitando por la ruta que los conduciría hacia un nuevo horizonte, cuando el animal comenzó a ladrar con intensidad.

-¿Qué te sucede, Bonyo? - le preguntó su nueva dueña.

Él estaba mirando hacia afuera a través del vidrio posterior de la camioneta y no dejaba de ladrar...

Entonces Greta miró el espejo retrovisor y comprobó que un auto los estaba siguiendo…

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Autores

Laura Camus (Argentina)

Beto Brom (Israel)

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*Imagen ilustrativa de la WEB c/texto anexado

*REGISTR@DO

[Beto Brom]

[Beto Brom]

Regocijan tus palabras, Elías.

Contentos al saber que disfrutaste de nuestro trabajito.

Un par de abrazotes van en camino.

Laura-Beto

[Elias Antonio Almada]

Que  final amigos